domingo, julio 29, 2012

louis untermeyer. casa



Casa

¿Es homenaje o traición cuando,
renegando de todos los dulces y habituales modos,
dejo tus labios y tus ojos para buscarte en
otro rostro?

¿Por qué busco lo ya que tengo,
y me alejo tanto para encontrar lo que está a mano?
Yo no lo sé – solo sé que ansío
encontrarte al final.

Solo sé que el amor tiene muchos hogares,
que el Hambre tiene un largo camino para andar,
y la Belleza es un sueño que guía a la tierra
y me lleva a casa.

Louis Untermeyer, New York, 1885- New Town, 1977
De Havens, en These Times, Henry Holt and Company, 1917
Versión ©Silvia Camerotto
imagen de Mark Eirhart



Home

It is a tribute or betrayal when,

Turning from all the sweet, accustomed ways,
I leave your lips and eyes to seek you in
Some other face?


Why am I searching after what I have,

And going far to find the near at hand?
I do not know - I only know I crave
To find you at the end.

I only know that Love has many a hearth,

That Hunger has an endless path to roam,
And Beauty is the dream that drives the earth
And leads me home.

sábado, julio 28, 2012

amelia biagioni. parece


Parece

Parece que ahora voy,
con mesura y edad,
demostrando un teorema
por la espesa ciudad,

donde en rígidos coches
se han trocado los gatos
suburbanos, y al verso
lo arrastran los zapatos.

Parece que mi alma
mide, suma y diseca.
Que adelanto un minuto
la vida en mi muñeca.

Que hago cumplir mi sangre
entre oficina y tienda,
prestándole latido
y ruiseñor de agenda.

Parece. Pero voy,
ya feliz de dolor,
coronada de nuncas,
de balada y de flor.

Voy -dibujando a Dios
con el incendio mío-
hacia el agua piadosa,
hacia el último río.

en La Gaceta, Tucumán, 14 de diciembre de 1958

Canción para una cama de hotel

Nunca serás de nadie
total, definitiva;
pero todo lo humano
sabes, blanda, pasiva.

Dices de mí al probarme:
"Algún jirón de sal,
alguien más que en mí rueda
con sangre horizontal".

En tu pausa comprada
-espejismo del nido-,
he arrojado mi grito,
el nunca sucedido.

Y él revuelve tus lienzos,
tu blandura, tu almohada,
como el muerto que gira
en la fosa prestada.

Te pagué; y quiero olvido,
ser tu espuma, partir...
Oh arena indiferente,
mi playa de morir.

de La llave, 1957

Amelia Biagioni, Gálvez, 1916- Buenos Aires, 2000
en  Amelia Biagioni, Poesía completa, Editorial Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2009
imagen de Adam Caldwell©, Hospital, en Uno de los nuestros

viernes, julio 27, 2012

umberto saba. vieja ciudad


Vieja ciudad

A menudo en turbias noches salgo de mi casa,
a gozar mi vieja Trieste,
donde parpadea la luz en las ventanas
y la calle es más estrecha y populosa.
Entre la gente que va y viene
de la cantina al lupanar o a la casa,
donde mercancías y hombres son desechos
de un gran puerto de mar,
vuelvo a encontrar, pasando, el infinito
de la humildad.
Aquí prostituta y marinero, el viejo
que blasfema y la mujerzuela que disputa,
el guardia sentado en el puesto
de frituras,
la tumultuosa joven enloquecida
de amor,
todas son criaturas de la vida
y del dolor:
se agita en ellos, como en mí, el Señor.
Aquí siento también en rara compañía
mi pensamiento hacerse
más puro donde más sucia es la vida.

Umberto Saba, Trieste, 1883- Gorizia, 1957
Traducción de Alberto Girri y Carlos Viola Soto,
de Poesía italiana contemporánea, Ed. Raigal, Buenos Aires, 1956
en en Lyzandro Z. D. Galtier, La traducción literaria, Antología del poema traducido, Tomo II, Ediciones Culturales Argentinas, Buenos Aires, 1965
imagen de Alexandra Manukyan©, Dream, en Uno de los nuestros

jueves, julio 26, 2012

walt whitman en versiones de jorge luis borges



81. Once I passed through a populous city

Pasé una vez por una populosa ciudad, estampando para futuro empleo
   en la mente sus espectáculos, su arquitectura, sus costumbres, sus tradiciones.
Pero ahora de toda esa ciudad me acuerdo sólo de una mujer que encontré
   casualmente, que me demoró por amor.
Día tras día y noche tras noche estuvimos juntos -todo lo demás hace
   tiempo que lo he olvidado.
Recuerdo, afirmo, sólo esa mujer que apasionadamente se apegó a mí.
Vagamos otra vez, nos queremos, nos separamos otra vez.
Otra vez me tiene de la mano, yo no debo irme.
Yo la veo cerca a mi lado con silenciosos labios, dolida y trémula.

82. When I read the book

Cuando leí el libro, la biografía famosa,
y esto es entonces (dije yo) lo que el escritor llama la vida de un hombre,
y así piensa escribir alguno de mí cuando yo esté muerto?
(Como si alguien pudiera saber algo sobre mi vida;
yo mismo suelo pensar que sé poco o nada sobre mi vida real.
Solo unas cuantas señas, unas cuantas borrosas claves e indicaciones
intento, para mi propia información, resolver aquí).

83. When I heard the learned astronomer

Cuando oí al docto astrónomo,
cuando me presentaron en columnas las pruebas, los guarismos,
cuando me señalaron los mapas y los diagramas, para medir, para dividir y sumar,
cuando desde mi asiento oí al docto astrónomo que disertaba con mucho aplauso
   en la cátedra,
qué pronto me sentí inexplicablemente aturdido y hastiado,
hasta que escurriéndome afuera me alejé solo
en el húmedo místico aire de la noche, y de tiempo en tiempo,
miré en silencio perfecto las estrellas.

Walt Whitman, Suffolk, 1819 - Camden, 1892
Traducción de Jorge Luis Borges,
de La vida literaria, N° 14, Buenos Aires, septiembre 1929
en Lyzandro Z. D. Galtier, La traducción literaria, Antología del poema traducido, Tomo II, Ediciones Culturales Argentinas, Buenos Aires, 1965
imagen Jeffrey Richter© , Last Song of the Broken Harp, en Uno de los nuestros 

lunes, julio 23, 2012

thomas edward lawrence. los siete pilares de la sabiduría



Los Siete Pilares de la Sabiduría

A S. A

Te amaba, y entonces traje estas mareas de hombres a mis manos
            y escribí mi deseo en las estrellas del cielo
para libertarte,  una casa digna sobre siete pilares,
            y que tus ojos quizás se iluminaran para mí
cuando llegáramos.

La muerte parecía mi sierva en el camino, hasta que estuvimos cerca
            y  te vi esperando:
cuando sonreíste, y con triste envidia, ella se me adelantó
            y te arrastró:
            hacia su silencio.

El amor, agotado por el camino a tientas hasta tu cuerpo, nuestra breve paga
            nuestra por un instante
antes de que la blanda mano de la tierra explorara tu forma, y los ciegos
            gusanos engordaran con
tu materia.

Los hombres me rogaron que levantara nuestra obra, la casa inmaculada,
            en tu memoria.
            Pero para convertirla en un monumento adecuado,  la destrocé, antes de terminar: y ahora
seres pequeños asoman levantado sus casuchas
            bajo  la sombra manchada
de tu regalo.


T.E. Lawrence, Tremadoc, Gales, 1888- Dorset, Inglaterra, 1935
Versión © Silvia Camerotto
imagen de Anka Zhuravleva©, Forest Levitation, en Uno de los nuestros



Seven Pillars of Wisdom

To S.A.

I loved you, so I drew these tides of men into my hands
and wrote my will across the sky in stars
To earn you Freedom, the seven-pillared worthy house,
that your eyes might be shining for me
When we came.

Death seemed my servant on the road, till we were near
and saw you waiting:
When you smiled, and in sorrowful envy he outran me
and took you apart:
Into his quietness.

Love, the way-weary, groped to your body, our brief wage
ours for the moment
Before earth's soft hand explored your shape, and the blind
worms grew fat upon
Your substance.

Men prayed me that I set our work, the inviolate house,
as a memory of you.
But for fit monument I shattered it, unfinished: and now
The little things creep out to patch themselves hovels
in the marred shadow
Of your gift.

sábado, julio 21, 2012

javier adúriz. formas de yo



Formas del yo


Probemos vanguardismo, hagamos ensayo
del poema sin perderlo. Reflexión emotiva,
imagen cartesiana, donde la razón se encienda
al par de la razón natural: los cuatro elementos,
casi como filosofía de la composición. Pero ojo,
que no se advierta. Que el buen lector la incluya
en su flujo de ego multiforme: la ficción fija
de este juego que hace el escritor, el que también
se presta a un viaje hacia adentro que es afuera.

Sin lector no hay literatura y menos poesía, dicen,
la alta compañía para algo o alguien que respira
solo, y espera ser comprendido, hasta entender
de una, que vive en algo más que él, que ¡apenas
él!. Que le pulula por dentro, homólogo a lo externo.
Pero del Yo hablo: el tema. Ese equívoco múltiple
e ignorado, como Proteo; o para darle a la mudaza
un símil pop y modernositud: ese alien, ese hulk
o bien, esa cajita ruso-china de vívida mamushka.

A mi ver, y muy en tosca hipótesis, somos reactivos.
Lo que llamamos Yo es sólo un peso del ánimo,
la industriosa fantasía que lame nuestra pena,
hecha de dolor objetivo y la figuración que portan
las palabras, en distancia insalvable con la cosa.
Ahí empieza la tragedia torpe de la incomprensión,
los abismos dispares o blandos que por humor altivo
asimilamos a nuestra valiente comedia de existir.
Digo: ¿si a uno, el otro no le importa?: a qué con uno.

Y empieza la encerrona. El aire es aire, respiración
de la especie, pero en concierto, metáfora introspectiva
de matices que pelean por la nominación, en donde topa
contra patéticos tropiezos. Quién habla a quién, si
“quien” es otro y otro y otro, a veces en mera función
utilitaria, o moralidad grotesca transmitida. Un reactivo,
pero dulce, por la legión de compañeros que lo viven
en el limitado cuerpo que atraviesa la llanura fértil
o seca, donde nieva o llueve parejo al día de su ficción.

Es que somos de cuento, como la tierra que para todo
sirve, para un barrido como para un fregado, muñecos
turbios de un deseo primal, el instinto de base velador
o ansioso para su extensa satisfacción: creerse alguien.
Es que es áspero, en la meseta conquistada de lo “eso”,
saber que nadie nos espera, ni la figura de un yo mismo.
Entonces ya: palabrería al palo, los proyectos, el empaque
de una carne del corazón que hace de sí las poses del actor,
arte exquisito o tan ramplón de cada quien, según le sale.

Y aquí el poeta, y su adorable tinglado de aguas de resurrección.
Si de uno para uno, la congelante pajería de buscar un estilo,
sobrevivir por amaños a una manía, que se impone al pobre lector.
Un nominalismo para señores críticos, que en exclusiva glosan
con la momiosa capa del experto o del especialista (palabra
legañosa si las hay). Si para el otro en vez, eso que claramente
no es uno, el escribidor alcanza otra momia de útil y de dulce,
lo académico del profesor que habla y dice como si supiera,
aunque los calzones los lleve medroso, cagados por igual.

Saquemos la disyunción, la no salida, que nos encanta para
ser los tristes de nosotros mismos. La puerta está cerrada, sí.
Y qué. La mónada respira maquinaria de agitación. Es así,
pero tal un fuego que quema más allá de la experiencia verbal,
una suerte de luz que no es luz, de sonido carente de sonido,
en intuición de lo real que asoma más allá de los que nada
somos y nos constituye. Bien. A mi entender hay que ir ahí,
a esa verdad que está por fuera de nosotros, y reside oblicua
en el don de la palabra general, en construcción colectiva.

Ése es el poema, cuando el lenguaje habla por sí. Y arrastra
siglos de siglos de condición humana junto a civilización
y naturaleza indiferente. Una índole del verbo que se demuestra
muy por debajo del ego propio, tan conmovedor por cierto
porque es de uno, pero siempre fascista de bota y bigotito
pelotudo. No, el poema está en todos. Y hay un cierto deber
de hacerlo para quien lo busque y quiera. Como decía el gran
Martí: “con todos y para el bien de todos”, belleza en este cielo,
con este viento y aire abiertos, y agua y fuegos del planeta.


Javier Adúriz, Buienos Aires, 1948-2011
en Los Nada, Pez Náufrago, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2011
imagen de Juan Medina©,  The Others, en Uno de los Nuestros

jueves, julio 19, 2012

jorge aulicino. sin novedad


***
Sin novedad

a Guillermo Boido

Hace años no hay noticias del barco ballenero
En los boliches de la costa
acariciando los pechos de nailon de las putas
escuchamos el ruido de la lluvia
sus cascabeles fúnebres
su cubilete que suena
como los huesos de la muerte

Los que vienen del mar
tienen brazos tristes de viejos trapecistas
¿Vieron el barco?, preguntamos
Ustedes vienen del mar
¿vieron nuestro barco ballenero?
No nos dejen morir
a varios ya se nos cayeron los dedos

Los que vienen del mar tienen nucas azules
perdieron la piel en algún puerto
matan a las mujeres
después de amarlas en silencio
se emborrachan y mueren a las tres de la tarde

No saben nada del barco ballenero.

***
Se acabaron los buenos trapecistas 
caer tal vez fue gracia
Ungaretti

Me acerqué al calor para enfriarme
al amor para partir
quería escapar 
y pido perdón
respetuosamente
pido perdón y saludo con un infinito
silencio
con la gorra en la mano
sin lágrimas
sin ningún tipo de excusas. 
Quería escapar y para eso alquilé un barco
con todas las luces encendidas
pero fue inútil empuñar el timón
y gritar órdenes: el barco
tenía el casco comido por las algas
estaba desfondado.
Bueno, me quedé. Caros míos:
viajar por las metáforas
no es más que una prueba de destreza
tanto más meritoria cuando se hace sin red,.
El trapecista puede reventarse
contra el piso
y el público horrorizado
jamás olvidará la escena.
Algunos dirán: murió en su ley
(cosa enteramente cierta),
Si el trapecista alcanza la vejez
a los cincuenta años posiblemente
se dedique a la bebida 
y muera en una pieza
a la luz de fotos amarillas
en otoño o verano
(o en invierno o primavera)
y habrá muerto en su ley de todas formas.
Al menos por una décima de segundo en toda su vida
los buenos trapecistas se sintieron
reyes de este mundo "pero también  del otro".
Pero se acabaron los buenos trapecistas.
Quedan pocos maestros del trapecio:
la enorme mayoría trabaja con red.
La enorme mayoría logra pese a todo
piruetas fascinantes que el público aplaude a rabiar.
Ahora que bajé del barco
(con el trapecio nunca mentí)
yo también aplaudo los buenos espectáculos.
Ahora que vuelvo (y no vencido
sino apenas un poco más cansado)
a calentarme las manos aquí abajo.

Jorge Aulicino, Buenos Aires, 1950
de Vuelo Bajo, 1974
en Estación Finlandia, Poemas reunidos 1974-2011, Bajo La Luna, Poesía, Buenos Aires, 2012
imagen de Viktor Safonkin©,  Whale Hunter, en Uno de los nuestros

miércoles, julio 18, 2012

franco castagnini. habla el soldado y otros poemas


**
habla el soldado

cuerpo herido a tierra
qué hacer?
dice el soldado

es el mismo otoño
que late entre
las flores
la tormenta
describiendo la noche?

que podré hacer,
madre

yo quisiera
ofrecerle un cuerpo
más amable
un huerto sin tanta mirra
ni olivos secos
una lengua nueva

**
el huésped

qué puedo hacer,
madre, si en su
otoño indeclinable

el huesped
se obstina

afirma su secreto
en murmullos
desolados

como una mariposa
entre las sombras,

qué puedo hacer,
si obliga a callar

y calla


Franco Castagnini, Bragado, 1985
en El sueño del soldado, inédito
imagen de Mark Holthusen©, Thinker, en Uno de los nuestros

martes, julio 17, 2012

pablo chacón. otra vez me levanto de la cama y otros poemas



***
Otra vez me levanto de la cama, empapado,
como impulsado por un grito. Pero no: nadie grita.
Nadie mira. Tomo agua. La luz de la mañana
ya se cuela, y no sé si estás dormida o simulás.
En esos momentos quiero creer que soy otro,
alguien que se acerca y escucha tus suspiros cortos,
como los de quien espera, sola frente al mar.

***
La vida social es extraña:
requiere independencia, sentido de la oportunidad,
un resto de buen humor, saber hacer,
llegar y partir.
La vida social es estúpida, pero mucho menos estúpida
que la cordial soledad de ese pusilánime
que mira por el ojo del sauna
y hace la mueca
cómplice
de los hombres que se ríen ahí dentro,
a falta de mujeres.

***
El odio es uno de mis temas favoritos.
El odio es mi tema favorito.
El odio que se hace fuerte a la madrugada,
después de tomar un vaso de leche fría
y caminar por la casa en puntas de pie,
como un fugitivo

que se mira, en puntas de pie, frente al espejo,
cada día más parecido a sí mismo.


Pablo Chacón, Mar del Plata, 1962
en El espía, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1997
imagen de Marco Zamudio©, The Passenger 1, en Uno de los nuestros

domingo, julio 15, 2012

o w de l. milosz. yo no me dirijo sino a


(2)
Yo no me dirijo sino a los espíritus que reconocieron la plegaria como el primero entre todos los deberes del hombre.
Las más altas virtudes, la caridad, la castidad, el sacrificio, la ciencia, y el amor del mismo Padre,
únicamente contarán para aquellos que, por su propio movimiento, reconocieron la necesidad absoluta de la humillación en la plegaria.
Yo no diré, sin embargo, del arcano del lenguaje, más que lo que la infamia y la demencia de este tiempo me permiten revelar.
Puedo cantar ahora libremente el cántico de la hora soleada de las noches de Dios y, proclamando la sabiduría de los dos mundos que fueron abiertos a mi vista, hablar, conforme a la medida impuesta por el compañero de servicio,
del conocimiento perdido del oro y de la sangre.
Yo he visto. Y quien ha visto, cesa de pensar y de sentir. Sólo sabe describir aquello que ha visto.
He ahí la clave del mundo de la luz. De la magia de los vocablos que aquí yo reúno, el oro del mundo sensible extrae su secreto valor.
Porque no son sus virtudes físicas las que lo hicieron rey de los espíritus.
La verdad es aquello en relación a lo cual lo Ilimitado está situado.
Mas la verdad no hace mentir el lenguaje sagrado: por cuanto ella también constituye el sol visible del mundo substancial, del universo inmóvil.
De este sol, el oro terrestre extrae su substancia y su color; el hombre, la luz de su conocimiento.
El lenguaje reencontrado de la verdad, nada nuevo tiene que ofrecer. Solamente despierta el recuerdo en la memoria del hombre que ora.
¿Sientes tú acaso despertar al más antiguo de tus recuerdos?
Yo aquí te revelo los orígenes sagrados de tu amor por el oro.
La locura sopló siete veces sobre el candelabro de oro del conocimiento.
Los vocablos del lenguaje de los Aaronitas son profanados por los niños mentirosos y los poetas ignorantes.
Y el oro del candelabro, asido por las tinieblas de la ignorancia, se ha tornado en el padre de la negación, del robo, del adulterio y de la masacre.
Esta es la clave de los dos mundos de la luz y de las tinieblas. ¡Oh, compañero de servicio!
Por el amor de esta hora soleada de nuestras noches,
por la seguridad de este secreto entre tú y yo,
sóplame la palabra envuelta de sol, la palabra grávida de cólera de este peligroso tiempo.
¡Te he nombrado! Hete ahí en el rayo delantero, en el seno de la nube cuajada, mudo como el plomo,
en el brinco y el soplo de la masa de fuego,
en la aparición del espíritu virginal del oro,
en el tránsito del óvalo a la esfera,
en la pausa maravillosa y en el santo descendimiento, cuando miras al hombre de hito en hito,
en la inmovilidad de la nube infinita, en la inmovilidad de una sola plegaria, obra de los orfebres del Reino,
en el retorno a la desolación vinculada con el Tiempo,
en el cuchicheo de compasión que la acompaña.

O.W. de L. Milosz, Szetejnie, 1911- Cracovia, 2004
de El Cántico del Conocimiento, Ensayo de traducción de Lysandro Z. D. Galtier, Ediciones Santo y Seña, 1951
imagen de Viktor Safonkin©, en Uno de los nuestros

sábado, julio 14, 2012

o w de l milosz. la enseñanza de la hora



(1)
La enseñanza de la hora soleada de las noches del Divino.
Para aquéllos que, habiendo pedido, recibieron y saben ya.
Para aquéllos a quienes la plegaria condujo a la meditación sobre el origen del lenguaje.
Los otros, los ladrones de dolor y de dicha, de ciencia y de amor, nada comprenderán de
   estas cosas.
Para entenderlas, es preciso conocer los objetos designados por ciertos vocablos esenciales
tales como pan, sal, sangre, sol, tierra, agua, luz, tinieblas, así como por todos los
   nombres de los metales.
Por cuanto estos nombres no son ni los hermanos, ni los hijos, sino los padres de los objetos sensibles.
Con estos objetos y el principio de sus substancias, ellos fueron precipitadas desde el
   mundo inmóvil de los arquetipos en el abismo tormentoso del tiempo.
Solamente el espíritu de las cosas tiene un nombre. La substancia de los mismos no ha
   recibido nombre todavía.
El poder de nombrar objetos sensibles y absolutamente impenetrables al ser espiritual
nos viene del conocimiento de los arquetipos que, siendo de la naturaleza de nuestro
   espíritu, están como él situados en la conciencia del huevo solar.
Todo cuanto se describe por medio de las antiguas metáforas existe en un lugar situado; en
   el único lugar situado de todos los lugares del infinito.
Esas metáforas que todavía hoy el lenguaje nos impone desde el momento en que interrogamos
   es misterio de nuestro espíritu,
constituyen vestigios del lenguaje puro de los tiempos de fidelidad y de conocimiento.
Los poetas de Dios veían el mundo de los arquetipos y lo describían piadosamente por medio
   de los términos precisos y luminosos del lenguaje del conocimiento.
La decadencia de la fe manifiéstase en el mundo de la ciencia y del arte por un
   oscurecimiento del lenguaje.
Los poetas de la naturaleza cantan la belleza imperfecta del mundo sensible conforme a una
   antigua modulación sagrada.
Heridos sin embargo por la discordancia secreta que guardan el modo de expresión y
   el sujeto,
e impotentes para elevarse hasta el único lugar situado, -entiéndase por ello Patmos,
   tierra de la visión de los arquetipos, -
imaginaron, en la noche de la ignorancia, un mundo intermediario, flotador y estéril:
   el mundo de los símbolos.
Todos los vocablos cuyo conjunto mágico ha formado este canto, son nombres de substancias
   visibles,
que el autor, por la gracia del Amor, ha contemplado en los dos mundos de la beatitud
   y de la desolación. [...]

O.W. de L. Milosz, Szetejnie, 1911- Cracovia, 2004
de El Cántico del Conocimiento, Ensayo de traducción de Lysandro Z. D. Galtier, Ediciones Santo y Seña, 1951
imagen de Michael Cheval©, en Uno de los nuestros

viernes, julio 13, 2012

javier galarza. post prometeo y otros poemas


post prometeo

calla ahora
o habla
para siempre
sin el don de los
mortales
ni obstinarte
en
perdurar

drenaje

drena el exceso
de todo eso
que no
supiste ser
cuando
el mundo
aún insistía

final

vamos
que
no incendiaste tu casa
ni cantaste sin resguardo
para dejarte morir
en el sagrario
de una obra

Javier Galarza, Buenos Aires, 1968
en Refacción, Editorial añosluz, Buenos Aires, 2012
presentación Domingo 16  de julio a las 19 en Casa, Rivadavia 8029

jueves, julio 12, 2012

ezra pound. the serious artist (selección)




[...] Eres un tonto, además, si intentas una clase de arte que no te gusta. Eres un tonto si lees los clásicos porque te dijeron que lo hicieras y no porque te gustan. Eres un tonto si aspiras al buen gusto si no tienes naturalmente buen gusto. Si hay un lugar en el que es una idiotez fingir, ése lugar es frente a  una obra de arte. También eres un tonto si no tienes una mente abierta, si no estás ansioso de disfrutar de algo que puedes disfrutar aunque no sepas cómo. No es el lugar del artista pedirte que aprendas  o  que defiendas su obra de arte en particular, o  insistir en que leas sus libros. Cualquier artista que ansía tu admiración es, por tanto, menos artista.
El deseo de estar en el escenario, el deseo de aplauso no tiene nada que ver con el arte verdadero. El artista serio puede disfrutar del escenario, puede, fuera de su arte, ser la clase de imbécil que más te plazca, pero ésas dos cuestiones no se conectan entre sí, o al menos, no son concéntricas. Mucha gente que ni siquiera pretende ser un artista tiene las mismas ganas de ser adulado por personas con cerebros más pequeños que los propios.
El artista serio, por lo general y con frecuencia se mantiene apartado del aegrum vulgus tanto como el científico serio. Nadie sabe quiénes fueron los matemáticos abstractos que elaboraron las determinantes que Marconi utilizó en sus cómputos para el telégrafo. El público, el público tan caro al corazón periodístico,  está mucho más preocupado por los accionistas de la compañía de Marconi.
La propiedad permanente, la propiedad dada a la raza es por mucho precisamente esta información del científico serio y del artista serio; del científico que lidia con las relaciones de los números abstractos, de la energía molecular, de la composición de la materia, etcétera; del artista serio, que toca la naturaleza del hombre, del  individuo.
Los hombres han abandonado la conquista del mundo y el conocimiento universal. Los hombres todavía intentan un estado ideal. Ningún estado perfecto puede fundarse en la teoría, o en la hipótesis de que todos los hombres son iguales. Ninguna ciencia excepto el arte nos dará la información requerida para aprender las diferencias entre los hombres.
El simple hecho de que muchos hombres odien el arte tiene valor, porque nos permite conocer sus naturalezas por medio del conocimiento de aquellas partes del arte que odian. Generalmente, cuando los hombres dicen odiar el arte descubrimos que solo detestan la charlatanería y los malos artistas.
En el caso de que un hombre deteste una de las artes y no las otras, descubriremos que tiene problemas auditivos o inteligencia deficiente. Por lo tanto, un hombre inteligente puede odiar la música o un buen músico puede odiar autores magníficos.
Y todas estas cosas son bastante evidentes.
Entre las personas pensantes y sensibles el artista malo es despreciado tanto como se puede despreciar a un mal médico o a un descuidado, impreciso científico, y el artista serio es dejado en paz e incluso apoyado o alentado. En la niebla y la oscuridad que nos rodea no se toman medidas para diferenciar el artista serio del que no lo es.  El artista poco serio es la especie más común y supera ampliamente al artista serio, y constituye una ventaja temporaria y aparente que el falso artista obtenga recompensas que son propias del artista serio, es natural que el artista poco serio haga todo lo posible para confundir las líneas divisorias.
Cada vez que intentamos demostrar la diferencia entre un trabajo serio y el que no lo es, nos dicen que eso es solo ‘un tecnicismo’. Y se ha descansado en ello —Inglaterra ha descansado en e que ello por más de trescientos años. Las personas prefieren medicinas patentadas ante que tratamientos científicos. Ocasionalmente se les dirá que el arte como arte no constituye una violación de las leyes más sagradas de Dios. No procurarán la opinión de un especialista sobre qué arte es bueno. No tendrán en cuenta ‘la cuestión de estilo’. Ellos quieren ‘El valor del arte para la vida’ y las ‘Cuestiones Fundamentales’.
Con respecto a las cuestiones fundamentales: el arte nos informa sobre psicología, sobre el hombre y su interioridad, el radio de sus pensamientos, de sus emociones, etc., etc., etcétera.
La piedra de toque del arte es su precisión. Esta precisión es de variados y complicados modos y solo el especialista puede decidir si algunas obras de arte poseen algún tipo de precisión. No quiero decir con esto que cualquier persona inteligente no puede tener un juicio más o menos sólido sobre si una obra de arte es buena o no. Una persona inteligente puede decir si alguien goza o no de buena salud. No por ello es menos cierto que se requiere de un buen médico para hacer un diagnóstico o para distinguir la amenaza de una enfermedad bajo una vigorosa apariencia.
Es tan imposible dar indicaciones de cómo distinguir una obra maestra en unas pocas páginas como lo sería dar indicaciones para todos los diagnósticos clínicos.

Ezra Pound, Hailey, Idaho, 1885 – Venecia, 1972
De ‘The Serious Artist, II’
En Literary Essays of Ezra Pound, Edited with an Introduction by T.S.Eliot, Faber and Faber Limited, London, 1954
Version ©Silvia Camerotto
imagen de Viktor Safonkin© – A mirror drinker, en Uno de los nuestros

lunes, julio 09, 2012

adrienne rich. en un aula



En un aula

Hablando de poesía, con los brazos
llenos de  libros que llevo hasta la mesa donde las cabezas
se inclinan o levantan la vista, escuchando, leyendo en voz alta,
hablando de consonantes, de elisión,
atrapadas en el cómo, olvidando el por qué:
miro tu cara, Jude,
ni frunces el ceño ni asientes,
opaca entre las motas de polvo sobre la mesa:
una presencia como una piedra, si una piedra pensara
lo que yo no puedo decir, soy yo. Para eso vine.


Qué tiempos son estos

Hay un lugar entre dos filas de árboles donde la hierba crece cuesta arriba
y el viejo camino revolucionario se divide entre sombras
cerca de un templo abandonado por los perseguidos
que desparecieron entre esas sombras.

He caminado por allí juntando hongos al borde del terror, pero no se dejen engañar
este no es un poema ruso, este no es ningún otro lugar sino aquí,
nuestro país acercándose a su propia verdad y a su terror,
sus propios modos de hacer que la gente desaparezca.

No voy a decirles dónde queda el lugar, la oscura red de los bosques
enfrentado a una anónima franja de luz—
encrucijadas fantasmales, paraíso mohoso:
ya sé quien quiere comprarlo, venderlo, hacerlo desaparecer.

Y no les diré donde está, entonces ¿para qué les cuento
nada? Porque aún escuchan, porque en tiempos como estos
para que escuchen algo, es necesario
hablar de árboles.

Adrienne Rich, Baltimore, 1929 – Santa Mónica, 2012
Versión © Silvia Camerotto
imagen de Kaveh H. Steppenwolf©, en Uno de los nuestros


In a Classroom

Talking of poetry, hauling the books 
arm-full to the table where the heads 
bend or gaze upward, listening, reading aloud, 
talking of consonants, elision, 
caught in the how, oblivious of why: 
I look in your face, Jude, 
neither frowning nor nodding, 
opaque in the slant of dust-motes over the table: 
a presence like a stone, if a stone were thinking 
What I cannot say, is me. For that I came.



What Kind of Times Are These

There's a place between two stands of trees where the grass grows uphill
and the old revolutionary road breaks off into shadows
near a meeting-house abandoned by the persecuted
who disappeared into those shadows.

I've walked there picking mushrooms at the edge of dread, but don't be fooled
this isn't a Russian poem, this is not somewhere else but here,
our country moving closer to its own truth and dread,
its own ways of making people disappear.

I won't tell you where the place is, the dark mesh of the woods
meeting the unmarked strip of light—
ghost-ridden crossroads, leafmold paradise:
I know already who wants to buy it, sell it, make it disappear.

And I won't tell you where it is, so why do I tell you
anything? Because you still listen, because in times like these
to have you listen at all, it's necessary
to talk about trees.

domingo, julio 08, 2012

robert frost. partir





Partir


Ahora parto caminando
el mundo desierto,
y mis zapatos y mis medias
no duelen.

Dejo atrás
buenos amigos en la ciudad.
Que se emborrachen bien
y luego duerman.

No piensen que marcho
hacia la oscuridad exterior
así como Adán y Eva
fueron sacados del paraíso.

Olviden el mito.
No hay nadie
con quien marcharme
ni nadie que me saque.

A menos que me equivoque
solo obedezco
el llamado de una canción:
“Estoy destinado a irme”.

Y puedo regresar
si no quedo satisfecho
con lo aprendido
en mi muerte.

Robert Frost, San Francisco, 1874- Boston, 1963
De ‘In the clearing’
En The Poetry of Robert Frost, ‘The collected poems, complete and unabridged’, Henry Holt and Company, New York, 1979
Version ©Silvia Camerotto
 imagen de Héctor Pineda ©, en Uno de los nuestros

Away

Now I out walking
The world desert,
And my shoe and my stocking
Do me no hurt.

I leave behind
Good friends in town.
Let them get well-wined
And go lie down.

Don't think I leave
For the outer dark
Like Adam and Eve
Put out of the Park.

Forget the myth.
There is no one I
Am put out with
Or put out by.

Unless I'm wrong
I but obey
The urge of a song:
I'm—bound—away!

And I may return
If dissatisfied
With what I learn
From having died.


sábado, julio 07, 2012

mirta rosenberg. jueves 8


Jueves 8

¿Lo que se puede tocan?
Una ruina, o una idea de lo que fue,
Tacto, un monumento.

Tengo, como un alma,
muchísimos dedos en cada mano,
en cada mano, sabiendo
cada momento,
"podría perderlos".

Soy una piel estirada
sobre una importante superficie
del mundo.

Voy a tocarte, Tacto,
con esta mano normal
a la luz del día, y voy a cerrar los ojos
para saber si es cierto. Si acierto
con el centro, no es cierto. Si no,
sigo tentando, con la esperanza
de quien tiene ganas de perderla.

Hace tiempo, vi a alguien
que sostenía en la mano, parada,
a su hija de diez meses. Me pareció
en ese momento, que tenía tacto
suficiente para mantener erguido algo
de la esperanza suya, con esos pocos dedos
empalmados suyos.
De su yo.

Soy un momento sostenido
en una Importante Superficie del Mundo.

Una superficie cultivada
y cultivada, sin año sabático
para las células, las pobres del tacto.

Mirta Rosenberg, Rosario, 1951
de El tiempo, Bajo la luna, Buenos Aires, 1998
imagen de  Enzzo Barrena© – Skinbonsai, en Uno de los nuestros