lunes, junio 29, 2009

cazadores de ballenas



De Políticas y Arte

Para Allen

Aquí, en el punto más alejado de la península
la tormenta de invierno
que viene del Atlántico sacudió la escuela.
La Sra. Whitimore, estaba muriendo
de tuberculosis, dijo que sería después de la noche
antes de la barredora de nieve y de que el ómnibus llegara.

Nos leyó a Melville.

De cómo en un instante calamitoso
de la pesca marítima
algunos hombres en un bote se encontraron de repente
en el quieto y resguardado centro
de una gran manada de ballenas
donde todas las hembras nadaban a los lados
protegiendo allí a las crías. Los fríos balleneros, aterrados
miraban fijamente lo que suponían
era el extático lapidario estanque del ojo observador
de una hembra protectora.
Y estaban en paz consigo mismos.

Hoy escuché a una mujer decir
que podrían enseñar
Melville en la próxima década. Otra mujer preguntó: ‘¿Y por qué no?’
La primera respondió, ‘Porque no hay
Mujeres en su novela’.

Y la Sra. Whitimore estaba leyendo ahora de los Salmos.
Tosiendo en su pañuelo. Nieve sobre las ventanas.
Había una luz azul en su cara, pechos, y brazos.
A veces toda una civilización puede morir
pacíficamente en una sola mujer, joven, en un aula calefaccionada
con treinta niños
cautivados, confiados y escuchando la voz pura
de la tormenta hablar por Dios.

Norman Dubie, Vermont, 1945
Versión © Silvia Camerotto

Of Politics & Art

for Allen


Here, on the farthest point of the peninsula
The winter storm
Off the Atlantic shook the schoolhouse.
Mrs. Whitimore, dying
Of tuberculosis, said it would be after dark
Before the snowplow and bus would reach us.

She read to us from Melville.

How in an almost calamitous moment
Of sea hunting
Some men in an open boat suddenly found themselves
At the still and protected center
Of a great herd of whales
Where all the females floated on their sides
While their young nursed there. The cold frightened whalers
Just stared into what they allowed
Was the ecstatic lapidary pond of a nursing cow's
One visible eyeball.
And they were at peace with themselves.

Today I listened to a woman say
That Melville might
Be taught in the next decade. Another woman asked, "And why not?"
The first responded, "Because there are
No women in his one novel."

And Mrs. Whitimore was now reading from the Psalms.
Coughing into her handkerchief. Snow above the windows.
There was a blue light on her face, breasts, and arms.
Sometimes a whole civilization can be dying
Peacefully in one young woman, in a small heated room
With thirty children
Rapt, confident and listening to the pure
God-rendering voice of a storm.

domingo, junio 28, 2009

poesía buenos aires

bellessi, storni, giannuzzi, aulicino


Es toda mi fortuna

Buenos Aires se desliza
en la cascada de sus fresnos
y por un rato se ve
tan bello, esa dulzura
de abril aquí en el barrio
cuando un acorde bajo
suena y se oyen indomables
pájaros sobre el follaje

los vecinos con tricotas
de lana y algodón parecen
tener un aire de campo
o será que lo hago yo
en la mirada para hacerme
una casa y escribir
como no estando aquí
Buenos Aires, la ciudad

más linda del mundo
igual me deja sin habla,
la de adentro que te da
un nombre en el concierto
para borrase aunque es
también tu nombre, no anónimo
sino secreto como esos
pajaritos cuando vuelven
a cantar después de un rato
de silencio. La parrilla
de la vía está repleta
de chorizos dorándose
por un peso que acomoda
cuidadoso el parrillero
tranquilo porque es temprano
y crepitan con olor

sabroso en humito lento
que pararse una quisiera
y tomar un mate admirando
la tarea sobre el fuego
como lo hace el otoño
sobre nosotros y las cosas
si le diéramos al ojo
un poco nomás de tregua

porque de eso se trata
aun aquí donde todo
adelgaza y pareciera
la nota de horror nos calza
cuando el sordo corazón
al bajo aquél se queda solo
en medio del concierto
donde la sombra dispara

y no podemos pararla
o guardarla dentro nuestro
para cambiar así
la melodía letal
que amenaza caer
sin desliz en la cascada
tan bella de abril aquí
en la ciudad, y tan cierta.

Diana Bellessi, Zavala 1946
De La rebelión del instante, Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2005

alfonsina stornil. versos a la tristeza de buenos aires


Versos a la tristeza de Buenos Aires

Tristes calles derechas, agrisadas e iguales
por donde asoma, a veces, un pedazo de cielo,
sus fachadas oscuras y el asfalto del suelo
me apagaron los tibios sueños primaverales.

Cuánto vagué por ellas, distraída, empapada
en el vaho ggrisáseo, lento, que las decora.
De su monotonía mi alma padece ahora.
—¡Alfonsina! —No llames, ya no respondo a nada.

Si en una de tus casas, Buenos Aires, me muero
viendo en días de otoño tu cielo prisionero,
no me será sorpresa la lápida pesada.

Que entre tus calles rectas, untadas de su rió
apagado, brumoso, desolante y sombrío,
cuando vagué por ellas, y estaba yo enterrada.

Alfonsina Storni, Sala Capriasca 1892- Mar del Plata 1938.
De Alfonsina Storni, Poesía, Ensayo, Periodismo, Teatro, Tomo I, ‘Ocre. 1925’, Losada, Buenos Aires, 1999

joaquín giannuzzi. palomas ciudadanas




Palomas ciudadanas

Estuve mirando las palomas de la Plaza de Mayo
la mañana que asumió el 32° presidente de la República.
Pese a su probable naturaleza impolítica
las palomas sospecharon alguna novedad por ahí cerca.
De modo que advertí una ligera mutación en sus movimientos.
Algo así como un ensayo de temblorosa reflexión en el remoto cerebro.
Esto les produjo una perpleja rotación sobre sí mismas.
Y yo estaba allí parado, con mi responsabilidad ciudadana,
comprobando en el centro de un rumoroso círculo de aves
cómo se está volviendo fuertemente contagiosa
la historia de nuestro tiempo.

Joaquín Giannuzzi, Buenos Aires 1924- 2004
De Un arte callado, ‘Poemas no recogidos en libro’, Ediciones del Dock, 2008

jorge aulicino. de cierta dureza en la sintáxis




2.

Es buena esta ciudad. Podrías amarla. Cuando
el tictac de la ortografía, el trabajo incesante en la inflexión,
te permite respirar, la mirás. Lo saben tus vecinos:
salís al balcón en paños menores y mirás el perfil industrial
de la vereda de enfrente, orlado por fresnos secos,
el polvo aceitoso pegado a los flancos de la estrategia.

Mapas mohosos en los revoques de este mundo de tres lados.
Euclides derrotado.
El blanco mediterráneo,
al fin, con la historia que tan bien conocés; quiero decir,
los edificios de los 60 ahora antiguos, viran todos al pardo,
al color gastado de las mismas palabras, frases sobre frases
en los talleres mecánicos,
en la arquitectura demolida,
en los huecos zaguanes que dan a los fragmentos:
sonidos fantasmales. Sabemos adonde van los muertos,
pero ¿adónde van las voces?

Esta ciudad no deja de hacer ruido,
es el sonido
el que muele el pavimento.

Jorge R. Aulicino, Buenos Aires 1949.
De Cierta dureza en la sintaxis, Amadeo Mandarino, Buenos Aires, 2008

hay cosas más importantes



El hombre moderno

el hombre moderno dice:
el 26 de octubre tenía ganas de morirme
mientras viajaba en ómnibus
a las tres de la mañana
sé que hay cosas más importantes
en la vida del mundo
en la vida de millones de hombres
pero hablo
conociendo el tema
de lo que pasa a uno entre millones
hablo de uno que el 26 de octubre
tenía ganas de morirse
mientras viajaba en ómnibus
a las tres de la mañana
y digo nombro al mundo entero
a los millones que a esa hora
morían de verdad nacían
esperaban
volvían a sus casas
o podían morirse como estaban
si Pompeya (otra vez) el mundo entero
se borrasen por razón de guerra y de locura
o por una información equivocada.

Edgar Bayley, Buenos Aires 1919-1990.
de Edgar Bayley, Obra poética, ‘El día’, Editorial Corregidor, Buenos Aires, 1976

Imagen: Rob Gonsalves en 8smy

martes, junio 23, 2009

movies


Blues del funeral

Detengan todos los relojes, corten el teléfono,
Eviten el ladrido del perro con un jugoso hueso,
Silencien los pianos y con sofocados redobles
Traigan el ataúd, dejen venir a los dolientes.

Dejen a los planeadores girar en círculo gimiendo
Escribiendo garabatos en el cielo que digan Él ha muerto,
Pongan crespones alrededor de los blancos cuellos de las palomas,
Dejen a los policías de tránsito usar negros guantes de algodón.

Él era mi Norte, mi Sur, mi Este y mi Oeste,
Mi semana laboral y el descanso del Domingo,
Mi mediodía, mi medianoche, mi charla, mi canción;
Creí que el amor duraría para siempre, estaba equivocado.

Las estrellas no son deseadas ahora; apaguen cada una de ellas:
Envuelvan la luna y desmantelen al sol;
Vacíen el océano y derriben los bosques:
Porque nada bueno puede ocurrir ahora.

W.H. Auden, 1907 York, Inglaterra- Viena 1973
de Poem hunter
versión © Silvia camerotto
Film: Four weddings and a funeral. Mike Newell

Funeral blues:
Stop all the clocks, cut off the telephone,/Prevent the dog from barking with a juicy bone,/Silence the pianos and with muffled drum/Bring out the coffin, let the mourners come.//Let aeroplanes circle moaning overhead/Scribbling on the sky the message He is Dead,/Put crepe bows round the white necks of the public doves,/Let the traffic policemen wear black cotton gloves.//He was my North, my South, my East and West,/My working week and my Sunday rest,/My noon, my midnight, my talk, my song;/I thought that love would last forever; I was wrong.//The stars are not wanted now; put out every one:/Pack up the moon and dismantle the sun;/Pour away the ocean and sweep up the woods:/For nothing now can ever come to any good.

Broken Vows

Es tarde, anoche el perro hablaba de ti,
la becacina hablaba de ti en el hondo pantano.
Tú eres el ave solitaria que anda por el bosque, decían,
y quizás no tengas compañera hasta encontrarme.

Me hiciste una promesa, y me mentiste:
que te verías conmigo donde pastan las ovejas.
Yo di un silbido y grité tu nombre una centena de veces
y sólo hallé un cordero que balaba.

Me prometiste algo difícil de cumplir:
un barco de oro con un mástil de plata;
doce ciudades y un mercado en todas ellas
y un hermoso palacio blanco a la orilla del mar.

Me prometiste algo que no es posible:
me obsequiarías guantes de piel de pez,
me obsequiarías zapatos de piel de ave
y un vestido de la seda más cara de Irlanda.

Mi madre me dijo que no hablara contigo
ni hoy, ni mañana, ni el domingo;
fue un mal momento el que eligió para advertirme,
fue cerrar la puerta después de que la casa fue robada.

Tú me quitaste el este, tú me quitaste el oeste,
lo que hay delante de mí y lo que hay detrás de mí,
me quitaste la luna, me quitaste el sol,
y grande es mi miedo de que hayas quitado a Dios de mí.

de The Kiltartan poetry book, Prose translations from the Irish by Lady Gregory.
versión © gerardo gambolini
Film: The dead. John Houston

Imagen: Ladies of the lake, Rob Gonsalves

Broken vows.
It is late last night the dog was speaking of you;/the snipe was speaking of you in her deep marsh./It is you are the lonely bird throughout the woods;/and that you may be without a mate until you find me.//You promised me, and you said a lie to me,/that you would be before me where the sheep are flocked;/I gave a whistle and three hundred cries to you,/and I found nothing there but a bleating lamb.//You promised me a thing that was hard for you,/a ship of gold under a silver mast;/twelve towns with a market in all of them,/and a fine white court by the side of the sea.//You promised me a thing that is not possible,/that you would give me gloves of the skin of a fish;/that you would give me shoes of the skin of a bird;/and a suit of the dearest silk in Ireland.//My mother said to me not to be /talking with you today,/or tomorrow, or on the Sunday;/it was a bad time she took for telling me that;/it was shutting the door after the house was robbed.//You have taken the east from me; you have taken the west from me;/you have taken what is before me and what is behind me;/you have taken the moon, you have taken the sun from me;/and my fear is great that you have taken God from me!

sábado, junio 20, 2009

jorge aulicino. las trabajosas migraciones, no el malón





Las trabajosas migraciones, no el malón

7
No te traiciones, no dejes de hacer lo que dijiste.
Allí está el camino que lleva a los oficios
aprendidos hace mucho, te agachabas y te saltaban;
se agachaban y saltabas sobre ellos.
Supuraste, sangraste por un corte ínfimo, sin dolor.
Aludiste al cóndor con el macabro juego de asociaciones.
Pero si era eso. Lanzarote el que aprendió a matar erinias.
Allá estaba la cordillera, y allá fuiste, entre viento y roca,

y cuando estabas perdido no supiste aprender nada.
Pero qué linda lejanía, aun cuando cada hora y tanto
pasaran un auto o dos, un camión petrolero.

15
¡Ah, orante! ¿Qué rezos? El jilguero abandonó su trono
en el árbol de trozadas ramas. Fondo de paredones
y de claraboyas industriales, donde, lo ves, también
perduran escorzos de tejados y plantas antiguas.

Todo lo que existía antes de tu nacimiento era
arcano: asimismo esas plantas, quinotos, nísperos,
el panal que escande los iluminados alejandrinos.

Recordarás a la abuela si silencio de peñas
invade esta furia que no produce nada. Malas
noches, muchos cigarrillos, tontas discusiones
sobre la trivialidad y la patria.

También la patria, Borges, carajo. El puente,
el olor de otros rellanos, de pasillos; oscura
tozudez de los días, taciturna decisión de Borbones,
de primeros ministros, de Corte y bodegón.

Días de lejía y gato acurrucado. Sinrazón de proseguir.
Pues están, fugitivos, días aplazados: mantener
la construcción del pasado, lo que debe hacerse;
el nivel de embutidos, café con coñac, el gesto.

46
"Evitad la prensa. En el gas de las tormentas
escribid.
"Marciales, honrosos, venid a por la paga
con vuestro cráneo en la mano.
"No sois nada, nadie.
"Debéis no serlo.
"Esta es la voz del estadio inundado.
"Aquí alzáis el trofeo, fantasmas,
y la porcelana de vuestros dientes,
la ajustada sincronización de vuestros organismos,
esa repetida maravilla,
fue un don que debía extinguirse.
"Lo usasteis en el amartillar de los máuser
y en el ágil desplazamiento por zanjas
y campos roturados por los morteros.
"Esta es, aunque no parezca, la gloria del soldado.
"No la ebanistería de los ministerios
ni las salvas entre lápidas y vuelo de tordos."

Esas luces allá, detrás del humo aquel,
¿son la ciudad?
¿Éste es el Velódromo, aquél
el tanque de gas;
éste, el distribuidor de la autopista?

Jorge Aulicino, Buenos Aires, 1949.
fuente: Cierta dureza en la sintáxis, Amadeo Mandarino, 2008.
imagen: Salvador Dalí, Critical study

viernes, junio 19, 2009

variaciones



Afterglow

to S.

god, fates,
the court of satyrs,
whoever you are,

when sand and light
start fleeing
towards the winter

and each word resounds
distant like the sea
in a shell,

you send me now
her voice, the sight of the grace?
all right, then

it won’t be me who reject it,
I will give no more death
to the frozen chariot of Time.

Gregori Balmodian, 1944, Englewood, New Jersey


Afterglow

a S.

dios, los hados,
la corte de sátiros,
quienquiera que seas,

cuando la arena y la luz
comienzan a fugar
hacia el invierno

y cada palabra resuena
lejana como el mar
en una caracola,

¿ahora me envías
su voz, la vista de la gracia?
de acuerdo, pues

no seré yo quien la rechace,
no le daré más muerte
al frío carro del Tiempo.

versión de Gerardo Gambolini, Buenos Aires 1955

Afterglow

Siempre es conmovedor el ocaso
por indigente o charro que sea,
pero más conmovedor todavía
es aquel brillo desesperado y final
que herrumbra la llanura
cuando el sol último se ha hundido.
Nos duele sostener esa luz tirante y distinta,
esa alucinación que impone al espacio
el unánime miedo de la sombra
y que cesa de golpe
cuando notamos su falsía,
como cesan los sueños
cuando sabemos que soñamos.

1923

Jorge Luis Borges, Buenos Aires 1899 - Ginebra 1986

Afterglow

Sunset is always disturbing
Whether theatrical or muted,
But still more disturbing
is that last desperate glow
that turns the plain to rust
when on the horizon nothing is left
of the pomp and clamor of the setting sun.
How hard holding on to that light, so tautly drawn and different,
That hallucination which the human fear of the dark
Imposes on space
And which ceases at once
The moment we realize its falsity,
The way a dream is broken
The moment the sleeper knows he is dreaming.

versión de Norman Thomas di Giovanni, 1933 Newton, Massachussets

imagen: Roman Velichko

viernes, junio 12, 2009

t. s. eliot. los hombres huecos





Los hombres huecos
Mr. Kurtz is dead
J. Conrad
A penny for the Old Guy

I
Somos los hombres huecos
Somos los hombres rellenos
Arrodillados juntos
La cabeza llena de paja. ¡Ay!
Nuestras vo
ces resecas, cuando
Susurramos juntos
Son calladas e inútiles
Como el viento en el pasto seco
O las patas de ratas en el vidrio roto
De nuestra seca bodega

Figura sin forma, sombra sin color,
Fuerza paralizada, gesto sin movimiento;
Quienes han cruzado
Con la mirada recta, al otro Reino de la muerte
Nos recuerdan —a lo sumo— no como violentas
Almas perdidas, sino tan sólo
Como los hombres huecos
Los hombres rellenos.


II
Ojos que no me atrevería a enfrentar en sueños
En el reino soñado de la muerte
Esos no aparecen:
Allí, los ojos son
La luz del sol sobre una columna rota
Allí, hay un árbol que se mece
Y las voces son
En el canto del viento
Más lejanas y solemnes
Que una estrella que se apaga.

No esté yo cerca
Del reino soñado de la muerte
Pueda yo vestir
Esos disfraces deliberados
Piel de rata, piel de cuervo, cayados cruzados
En un campo
Comportándome como el viento se comporta
No más cerca—

No ese encuentro final
En el crepuscular reino.


III
Esta es la tierra muerta
Esta es la tierra del cactus
Aquí se erigen imágenes
De piedra, aquí reciben
la súplica de la mano de un muerto
Bajo el parpadeo de una estrella que se apaga.

Así es
En el otro reino de la muerte
Despertarse a solas
A la hora en que temblamos
De ternura
Labios que besarían
Componen oraciones para la piedra rota.

IV
Los ojos no están aquí
No hay ojos aquí
En este valle de estrellas agonizantes
En este valle hueco
Esta quijada rota de nuestros reinos perdidos

En este último de los lugares de encuentro
Vamos juntos, a tientas
Y evitamos hablar
Reunidos a la orilla del río caudaloso
Ciegos, a menos que
Los ojos reaparezcan
Como la estrella perpetua
Rosa multifoliada
Del reino crepuscular de la muerte
La única esperanza
de los hombres vacíos.

V
A la rueda, rueda  alrededor del tunal
del tunal, del tunal
A la rueda, rueda alrededor del tunal
a las cinco en punto de la mañana
.

Entre la idea
Y la realidad
Entre el movimiento
Y el acto
Cae la sombra

                       Porque Tuyo es el Reino

Entre la concepción
Y la creación
Entre la emoción
Y la respuesta
Cae la Sombra

                       La vida es muy larga

Entre el deseo
Y el espasmo
Entre la potencia
y la existencia
Entre la esencia
Y el descenso
Cae la Sombra

                       Porque Tuyo es el Reino

Porque Tuyo es
La vida es
Porque Tuyo es el

Así termina el mundo
Así termina el mundo
Así termina el mundo
No con una explosión, sino un gemido. 

T.S.Eliot, St. Louis, Missouri, 1888 - Londres, 1965
The Hollow Men, 1925
versión © silvia camerotto
Imagen: the hollow men, Howard Penning


The Hollow Men


Mr. Kurtz -he dead
J. Conrad
A penny for the Old Guy’


I

We are the hollow men
We are the stuffed men
Leaning together
Headpiece filled with straw. Alas!
Our dried voices, when
We whisper together
Are quiet and meaningless
As wind in dry grass
Or rats' feet over broken glass
In our dry cellar

Shape without form, shade without colour,
Paralysed force, gesture without motion;
Those who have crossed
With direct eyes, to death's other Kingdom
Remember us—if at all—not as lost
Violent souls, but only
As the hollow men
The stuffed men.

II

Eyes I dare not meet in dreams
In death's dream kingdom
These do not appear:
There, the eyes are
Sunlight on a broken column
There, is a tree swinging
And voices are
In the wind's singing
More distant and more solemn
Than a fading star.

Let me be no nearer
In death's dream kingdom
Let me also wear
Such deliberate disguises
Rat's coat, crowskin, crossed staves
In a field
Behaving as the wind behaves
No nearer

Not that final meeting
In the twilight kingdom

III

This is the dead land
This is cactus land
Here the stone images
Are raised, here they receive
The supplication of a dead man's hand
Under the twinkle of a fading star.

Is it like this
In death's other kingdom
Waking alone
At the hour when we are
Trembling with tenderness
Lips that would kiss
Form prayers to broken stone.

IV

The eyes are not here
There are no eyes here
In this valley of dying stars
In this hollow valley
This broken jaw of our lost kingdoms

In this last of meeting places
We grope together
and avoid speech
Gathered on this beach of the tumid river
Sightless, unless
The eyes reappear
As the perpetual star
Multifoliate rose
Of death's twilight kingdom
The hope only
Of empty men.

V

Here we go round the prickly pear
Prickly pear prickly pear
Here we go round the prickly pear
At five o'clock in the morning.


Between the idea
And the reality
Between the motion
And the act
Falls the shadow


For Thine is the Kingdom


Between the conception
And the creation
Between the emotion
And the response
Falls the Shadow


Life is very long

Between the desire
And the spasm
Between the potency
and the existence
Between the essence
And the descent
Falls the Shadow


For Thine is the Kingdom

For thine is
Life is
For Thine is the

This is the way the world ends
This is the way the world ends
This is the way the world ends
Not with a bang but a whimper.

miércoles, junio 10, 2009

cómo es posible


For we wrestle not against flesh and blood, but
Against pricipalities, against Powers, against the rulers of the
Darkeness of this World, against spiritual wickedness in high
Places.
(Ephesians 6:12; King James Version)

Vala o Los Cuatro Zoas

Del Segundo Lamento de Enion

¿Cuál es el precio de la Experiencia? ¿La compran los hombres a cambio de una canción?
¿O compran la sabiduría a cambio de una baile callejero? No. Se compra por el precio
de todo lo que un hombre posee: su casa, su mujer, sus hijos.
La sabiduría se vende en el desolado mercado donde nadie viene a comprar,
y en el agostado campo en que ara el agricultor en vano para obtener su pan.

Es cosa fácil triunfar bajo el sol del verano
y en la cosecha, y cantar en el carro cargado con maíz.
Es cosa fácil hablar de paciencia a los oprimidos,
hablar de las leyes de la prudencia a los vagabundos sin techo,
oyendo el grito de hambre del cuervo durante el inverno
cuya roja sangre se llena con vino y con el seso de los corderos.

Es fácil reírse de los encolerizados elementos,
oír el aullido del perro en la puerta invernal, el gemido del buey en el matadero;
ver un dios en cada viento y una bendición en cada explosión;
oír los sonidos del amor en la tormenta de truenos que destruye la casa de nuestros enemigos;
regocijarse por la plaga que cubre su campo, y la enfermedad que mata a sus hijos,
mientras que nuestro olivo y nuestra vid cantan y ríen a nuestra puerta, y nuestros hijos traen frutas y flores.

Entonces el gemido y el dolor son olvidados; y el esclavo moliendo en el molino,
y el cautivo encadenado, y el pobre en la cárcel, y el soldado en el campo
cuyo despedazado hueso lo ha postrado gimiendo entre los felices muertos.

Es cosa fácil regocijarse bajo el amparo de la prosperidad:
Así podría yo cantar y regocijarme, pero eso no me sucede.

De Los labradores de Urizen

Obliga a los pobres a vivir de una corteza de pan, con dúctiles y maleables artes.
Sonríe cuando fruncen el ceño, frunce el ceño cuando sonríen, y cuando un hombre empalidece
por el trabajo y la abstinencia, di que se ve saludable y feliz;
y cuando sus hijos enferman, déjalos morir; ya han nacido suficientes,
incluso demasiados, y nuestra tierra será rebasada
sin estas artes. Si deseas lograr que los pobres vivan con humor,
entrega pomposamente cada trozo de pan que das, con gentil astucia
magnifica las pequeñas dádivas; reduce al hombre al deseo de una dádiva y, a continuación, entrégala pomposamente.
Si oyes que suspira di que sonríe. Si está pálido, di que está sonrosado.
Predica la templanza: di que está lleno y que ahoga su genio
en bebidas fuertes, aunque sepas que el pan y el agua son todo
lo que puede permitirse. Halaga a su mujer, compadece a sus hijos, hasta que podamos
someterlos a nuestra voluntad, con el mismo arte con que son entrenados los perros.


Últimos versos del poema

El sol ha abandonado su oscuridad y ha encontrado una mañana más fresca,
y la suave luna se regocija en la noche clara y despejada,
y el Hombre avanza en medio de las llamas: el mal es consumido.
Sus ojos contemplan las angelicales esferas que nacen día y noche;
las estrellas consumidas como una lámpara que se extingue, y en su lugar, he aquí ¡Observa los dilatados ojos del Hombre! ¡Observa las profundidades de mundos maravillosos!

Una Tierra, debajo un mar; ni los errantes globos vagan, pero las estrellas
de fuego se levantan del océano cada noche, y un sol
cada mañana, como un hombre nuevo, y se expande con canciones y alegría
llamando al Labrador a su trabajo y al Pastor a su rebaño.
Camina hacia las Montañas Eternas, elevando su voz celestial,
conversando con los animales sobre la sabiduría día y noche,
que, resucitados de los mares de fuego, renuevan el camino sobre la Tierra;
porque Tharmas trajo sus rebaños a las montañas, y en los valles
alrededor del resplandeciente y eterno albergue del hombre, los niños juegan
entre los lanudos rebaños . El martillo de Urthona suena
en las profundidades de las cuevas; renovando sus extremidades, sus leones rugen
alrededor de las calderas y el ejercicio nocturno en las llanuras.
Levantan sus caras de la tierra, conversando con el hombre:

¿Cómo es que hemos atravesado las llamas y, sin embargo, no nos consumimos?
¿Cómo es posible que todas las cosas hayan cambiado, lo mismo que en tiempos pasados?

William Blake, Londres 1757-1827
versión © silvia camerotto
fuente: William Blake, Selected Poems, The Penguin Poetry Library, London, 1988
imagen: Milton, a poem, por William Blake

Vala or The Four Zoas

From Enion’s Second Lament

What is the price of Experience: do men buy it for a song
Or wisdom for a dance in the street? No, it is bought with the price
Of all that a man hath, his house, his wife, his children.
Wisdom is sold in the desolate market where none come to buy,
& in the wither'd field where the farmer plows for bread in vain.

It is an easy thing to triumph in the summer's sun
& in the vintage & to sing on the waggon loaded with corn.
It is an easy thing to talk of patience to the afflicted,
To speak the laws of prudence to the houseless w&erer,
To listen to the hungry raven's cry in wintry season
When the red blood is fill'd with wine & with the marrow of lambs.

It is an easy thing to laugh at wrathful elements,
To hear the dog howl at the wintry door, the ox in the slaughter house moan:
To see a god on every wind & a blessing on every blast;
To hear sounds of love in the thunder storm that destroys our enemies' house;
To rejoice in the blight that covers his field, & the sickness that cuts off his children,
While our olive & vine sing & laugh round our door, & our children bring fruits & flowers.

Then the groan & the dolor are quite forgotten, & the slave grinding at the mill,
& the captive in chains, & the poor in the prison, & the soldier in the field
When the shatter'd bone hath laid him groaning among the happier dead.

It is an easy thing to rejoice in the tents of prosperity:
Thus could I sing & thus rejoice: but it is not so with me.

From Urizen's Labourers

Compel the poor to live upon a crust of bread, by soft mild arts.
Smile when they frown, frown when they smile; & when a man looks pale
With labour & abstinence, say he looks healthy & happy;
& when his children sicken, let them die; there are enough
Born, even too many, & our earth will be overrun
Without these arts. If you would make the poor live with temper,
With pomp give every crust of bread you give; with gracious cunning
Magnify small gifts; reduce the man to want a gift, & then give with pomp.
Say he smiles if you hear him sigh. If pale, say he is ruddy.
Preach temperance: say he is overgorg'd & drowns his wit
In strong drink, though you know that bread & water are all
He can afford. Flatter his wife, pity his children, till we can
Reduce all to our will, as spaniels are taught with art.

Last words of the poem

The sun has left his blackness & has found a fresher morning,
& the mild moon rejoices in the clear & cloudless night,
& Man walks forth from midst of the fires: the evil is all consum'd.
His eyes behold the Angelic spheres arising night & day;
The stars consum'd like a lamp blown out, & in their stead, behold
The exp&ing eyes of Man behold the depths of wondrous worlds!
One Earth, one sea beneath; nor erring globes w&er, but stars
Of fire rise up nightly from the ocean; & one sun
Each morning, like a new born man, issues with songs & joy
Calling the Plowman to his labour & the Shepherd to his rest.
He walks upon the Eternal Mountains, raising his heavenly voice,
Conversing with the animal forms of wisdom night & day,
That, risen from the sea of fire, renew'd walk o'er the Earth;
For Tharmas brought his flocks upon the hills, & in the vales
Around the Eternal Man's bright tent, the little children play
Among the woolly flocks. The hammer of Urthona sounds
In the deep caves beneath; his limbs renew'd, his Lions roar
Around the Furnaces & in evening sport upon the plains.
They raise their faces from the earth, conversing with the Man:

How is it we have walk'd through fires & yet are not consum'd?
How is it that all things are chang'd, even as in ancient times?

domingo, junio 07, 2009

el infinito humano



Si se observa detenidamente

Si se observa detenidamente en una tarde
el misterioso baile de las gaviotas
se conocerán sus dibujos sus ritmos
su mensaje
El gato al desperezarse tiene un plan
y sabe en cada momento cómo tirarse al sol
cómo guiñar lentamente sus ojos
Con paciencia descubriremos el significado de sus actos

Pero nosotros desconocemos nuestros propios dibujos
y nuestras segundas intenciones no remiten a la armonía.

de La vida secreta de los escarabajos de la playa, 1982


Una excursión a los indios ranqueles

Pra que engorde el caldo
le ponemos
cosas inombrables.
Para que tenga sustancia.
Y después negamos
"Tiene choclo nomás
alguna tripa gorda..."

Tierra de ranqueles es ésta
De cristianos dudosos.
Más que de mentiras
nos alimentamos de ocultamientos
Todos comimos
Carne de yegua
gusanos de la tierra.

de Colección Robin Hood, 1994


"Villa Franca". Arroyo Burgueño

Cuando tenía doce años
en un agujero del corredor de la casa de ese verano
escondí un papel en el que dejé abandonada
constancia secreta de un amor eterno
tapado a conciencia con masilla y pintura
Por supuesto que los años pasaron
sin mayores prestigios que la vida común
y no volví a esa casa ni a ningún otro sitio
y el amor de ese entonces me gana por dos hijos
y algún matrimonio en el recuerdo contable
de la afectividad
pero
ahora en la noche cuando todo está quieto
y olvidado y lejano como hasta dios manda
pienso que lo más verdadero que tiene esta historia
son las letras porfiadas que contra toda esperanza
laten ciegamente en la oscuridad del muro.

de Siluetas en la corriente del río, 2000.


Durante el invierno de 1953 Giuseppe Ungaretti y su mujer, ambos ya mayores, se dirigen al mercado de Issolo a hacer las compras

Seremos viejos
Seremos inútiles
Encender el hornillo de gas
preparar el almuerzo
nos dejará exhaustos

La calle
que conocemos en sus recodos
en sus empedrados
nos aturdirá
como un golpe
Todo será farragoso
Los trámites
los cruces peatonales
las aceras

Sin embargo
insistirás en acudir conmigo
a las compras
Insistirás en bambolear la bolsa de las compras
junto a tu cuerpo
enorme
(puedo ver tu boca cuando miras
los frutos)
los colores de las frutas y verduras
y ¡ah! la pescadería
Seguirás en secreto la conversación
de la panadera
con el mozo de los diarios
paladeándola
(puedo ver tus ojos que aún retienen
mi juventud desnuda)

Nada diferente
a tantos otros
viejos ya
o ya olvidados

Y sin embargo
que distinto es
cuando
de tarde en tarde peleas
con algo huidizo
o con palabras
o con aquello que a veces
no está perdido

Algo que es extraño
consigues
de todo eso
Yo elegí eso tuyo
que me lleva a velar tu sueño
con algo peor que preguntas
Con respuestas
de tal fragilidad como aquello
que construyes
obstinado e inútil

Pero no sé
me digo
yo que miro tu sueño y cuido
ese lento respirar tuyo
que me ilumina a mí
no sé, digo, cómo se puede
ser humano así
alguien que ha vivido
tan necesitado como
desatento excepto a
esa monstruosidad
de vivir para estirar la hora
con toda lentitud los dedos
hasta casi rozar
los finos labios con temor
y preguntar
¿es esto
es esto
el infinito
humano?

de Los poetas salvajes, 2003

Miguel Gaya, Ayacucho, Pcia. de Buenos Aires, 1953

Fuente: Una antología de la poesía argentina (1970-2008), Selección, prólogo y notas: Jorge Fondebrider, Editorial Lom, Santiago de Chile, 2008.
Imagen: Rob Goncalves, Imagism

sábado, junio 06, 2009

ways to



Cinco maneras de matar a un hombre

Hay múltiples y complicadas maneras de matar a un hombre.
Se lo puede obligar a cargar un madero
hasta la cima de un monte y entonces clavarlo en él.
Para hacerlo apropiadamente es necesaria una muchedumbre
en sandalias, un gallo que cante, un manto
para disecarlo, una esponja, algo de vinagre y un
hombre que martille los clavos en su sitio.

O es posible tomar un trozo de acero
modelado y montado a la manera tradicional
y tratar de agujerear la jaula metálica que él viste.
Pero en este caso, hacen falta cabellos blancos,
árboles ingleses, hombres con arcos y flechas,
al menos dos banderas, un príncipe y un
castillo donde celebrar el banquete.

Dejando a un lado los escrúpulos, también puedes, si el viento
lo permite, asfixiarlo con gas. Pero entonces necesitas
una milla de fango tallada entre trincheras,
sin olvidar las botas negras, los cráteres de bombas,
más fango, una plaga de ratas, docenas de canciones
y algunos cascos de acero.

En la era de la aviación, puedes volar
millas por encima de tu víctima y liquidarla
con sólo apretar un botoncito. Todo lo que se requiere,
en este caso, es un océano que te separe, dos
sistemas de gobierno, los científicos de una nación,
algunas fábricas, un psicópata y un pedazo de
tierra que, durante años, nadie va a necesitar
.
Estos son, como dije antes, métodos complicados para matar a un hombre.
Más sencillo, directo, e impecable es asegurarse
de que vive en algún lugar a mitad
del siglo veinte, y dejarlo ahí.

Edwin Brock, Dulwich, London 1927-1997
versión © silvia camerotto
fuente: The poetry archive
imagen: Salvador Dalí, Galatea

Five Ways to Kill a Man
There are many cumbersome ways to kill a man.
You can make him carry a plank of wood
to the top of a hill and nail him to it.
To do this properly you require a crowd of people
wearing sandals, a cock that crows, a cloak
to dissect, a sponge, some vinegar and one
man to hammer the nails home.

Or you can take a length of steel,
shaped and chased in a traditional way,
and attempt to pierce the metal cage he wears.
But for this you need white horses,
English trees, men with bows and arrows,
at least two flags, a prince, and a
castle to hold your banquet in.

Dispensing with nobility, you may, if the wind
allows, blow gas at him. But then you need
a mile of mud sliced through with ditches,
not to mention black boots, bomb craters,
more mud, a plague of rats, a dozen songs
and some round hats made of steel.

In an age of aeroplanes, you may fly
miles above your victim and dispose of him by
pressing one small switch. All you then
require is an ocean to separate you, two
systems of government, a nation's scientists,
several factories, a psychopath and
land that no-one needs for several years.

These are, as I began, cumbersome ways to kill a man.
Simpler, direct, and much more neat is to see
that he is living somewhere in the middle
of the twentieth century, and leave him there.

jueves, junio 04, 2009

si alguna vez engendra un hijo, abortado sea


Lady Ana


Bájala, baja a tierra tu honorable carga,
si acaso el honor puede ser amortajado en un féretro,
mientras obsequioso me lamento un rato
por la prematura caída del virtuoso Lancaster.
¡Pobre exánime figura de un rey sagrado!
¡Las pálidas cenizas de la casa de Lancaster!
¡Tu vestigio exangüe de aquella sangre real!
Sea lícito que invoque tu espíritu,
para que escuche los lamentos de la pobre Ana,
esposa de Eduardo, tu hijo asesinado,
apuñalado por la misma mano que causó estas heridas.
Mirad, en estas ventanas por donde escapó tu vida
derramo el inútil bálsamo de mis pobres ojos.
Maldita sea la mano que causó estos agujeros mortales.
Maldita sea la sangre que quitó esta sangre de tu vida.
Maldito sea el corazón que tuvo el corazón para hacerlo
Ninguna acción es más terrible que el detestable odio,
que nos hace desdichados por vuestra muerte,
que pueda yo desearle víboras, arañas, sapos,
o cualquier venenoso reptil viviente.
Si alguna vez engendra un hijo, un aborto sea,
un prodigio, prematuramente salido a la luz,
cuyo espantoso y deforme aspecto
atemorice a la ilusionada madre al verlo,
y que heredero sea de su desdicha.
Si alguna vez tiene una esposa, que ella sea más
miserable por la muerte suya
que yo por la de mi pobre señor y la tuya.—
Ven ahora a Chertsey con tu sagrada carga,
traída de San Pablo para ser enterrado allí;
y aun así cuando estés cansado por el peso,
descansa mientras lloro sobre el cuerpo del Rey Enrique.



William Shakespeare, Stratford-upon-Avon 1564-1516
Ricardo III, Acto I, Escena ii.
versión © silvia camerotto
Fuente: The Oxford Shakespeare, The Complete Works, General Editors Stanley Wells and Gary Taylor, Clarendon Press Oxford, Great Britain, 1988.
Imagen: Lawrence Olivier en Ricardo III, 1955.

Lady Anne

Set down, set down your honourable load,
If honour may be shrouded in a hearse,
Whilst I awhile obsequiously lament
The untimely fall of virtuous Lancaster.
Poor key-cold figure of a holy king!
Pale ashes of the house of Lancaster!
Thou bloodless remnant of that royal blood!
Be it lawful that I invocate thy ghost,
To hear the lamentations of Poor Anne,
Wife to thy Edward, to thy slaughter'd son,
Stabb'd by the selfsame hand that made these wounds.
Lo, in these windows that let forth thy life,
I pour the helpless balm of my poor eyes.
Cursed be the hand that made these fatal holes.
Cursed the blood that let this blood from hence.
Cursed be the heart that had the heart to do it.
More direful hap betide that hated wretch,
That makes us wretched by the death of thee,
Than I can wish to adders, spiders, toads,
Or any creeping venom'd thing that lives.
If ever he have child, abortive be it,
Prodigious, and untimely brought to light,
Whose ugly and unnatural aspect
May fright the hopeful mother at the view,
And that be heir to his unhappiness.
If ever he have wife, let her he made
A miserable by the death of him
As I am made by my poor lord and thee.—
Come, now towards Chertsey with your holy load,
Taken from Paul's to be interred there;
And still, as you are weary of the weight,
Rest you, whiles I lament King Henry's corpse.

martes, junio 02, 2009

epitafios



Requiem

Bajo el ancho y estrellado cielo
cavad mi tumba y dejadme yacer.
Feliz viví y felizmente muero
dejo, al hacerlo, un deseo.

Sea este el verso que grabes para mí;
"Él yace aquí donde anheló yacer,
que del marino, su hogar es el mar
Y el hogar del cazador, el monte".

Robert L. Stevenson, Edimburgo 1850-Samoa 1894
versión © silvia camerotto
Imagen: VH Octopus, Victor Hugo

Requiem

Under the wide and starry sky
Dig the grave and let me lie.
Glad did I live and gladly die,
And I laid me down with a will.

This be the verse you grave for me;
"Here he lies where he longed to be,
Home is the sailor, home from sea,
And the hunter home from the hill."