viernes, enero 29, 2010

francisco 'paco' urondo. cora y otros

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Cora

tu fragilidad a la que simone martini
hubiese dado el golpe de gracia
tu temor ácido a los hoteles
a los huecos del porvernir

tus presentimientos de abandonada
tu deseo sometiendo los médanos
la soledad
las osamentas

y ese algo que inexperta
no podías controlar ni contradecir
eso que estaba más allá del ensueño
del jerez constelado

más allá de la ingenuidad y del recelo
del filo de los pícaros
de la espuma de los inocentes

eso parecido a la aventura
que se escabullía en la penumbra
de tus grandes zaguanes

aquello que incendiabas para permanecer

los últimos navíos
lo que indagaba la pampa sin decir nada
aquello que te deja con cierta tibieza mexicana en el corazón
sonriendo pálidamente al fuego que nada devolverá
que se quedará con todo

de Nombres, 1963

Sonia

Hasta cuándo te vas a quedar allí, guardada,
intocable, muda, aburrida, sin crecer o morir de una buena vez,
como todo el mundo. Hasta cuándo voy a masticar
ese amor aparecido demasiado al principio: una realidad triste lo apaña
y también toda la memoria; soy un hombre que rechaza el olvido
y todavía te quiere, aunque no puedas saberlo.

Es verdad. Tu imagen,
el patio, los juguetes. Maldita sea tu madre
que de noche te dejaba sola y asustada; maldita sea la mugre
que te protege y te impide desaparecer.

No puedo prescindir del patio. Tu pelo. Soy un sometido
a la mugre de tus rodillas; fiel a pesar mío. Devoto
de esta historia que nadie conoce, salvo nosotros dos.

Querida mía, tengo miedo de sufrir. Mejor dicho: no quiero
que se den cuenta. Primer amor mío: soy
Tarzán, ¿cómo puedo entonces hablar
dignamente del aire de mi corazón; del calor
tembloroso que simplemente aparecía con vos? Primer
amor a los tres o cuatro años de haber nacido. Amor casi
naciendo con la vida, confundido
con su primera respiración, con su alcance.

Amor mío, aunque haya empezado hace tanto tiempo; aunque
haga perder la serenidad, es una linda
porquería que nos acaricia y nos brinda.

de Larga distancia, 1971

La vida por delante

Porque hoy, precisamente,
voy a sentir miedo, teniendo
la seguridad de que mamá nos cuida, como
hace tantos años, y
llora desde la puerta
porque estamos enfermos y vamos a morir.

-Mamá no lloraré nunca
desde la puerta: hace frío
cuando alguien se enferma de cuidado
y puede morir-.

Por qué hoy se me ocurren
estas cosas tan consabidas; por qué
no hablo de la revolución social o del sufrimiento
abnegado de una mujer
de quien su hijo está enfermo; del desarme de la ternura, de
las mareas, de los coches de plaza, de los
cereales, que más no fuera.

-Ah soledad que no puedo
romper. Ah tristeza
aquerenciada,
dueña de tanta memoria-.

Por qué hoy no puedo estar alegre. Descuido
lo que tengo, no he sabido vivir, suelo
mirar la vida del otro lado de una puerta. Tengo
frío y ganas de vomitar, te hago
cosquillas en la palma de la mano
para que sonrías un poco, para que me olvides
un poco, para que sueñes un poco, para que saltes
un poco
dormida,
asombrada, lejos, mirando
desde la puerta.

Por qué hoy me doy cuenta de que nunca he tenido
talento para el amor; por favor
una mano; por lo que más quieran,
si llegan a necesitarme no se olviden de mí. Hoy no puedo
hacer otra cosa que esperar inútilmente
desconsolado, con rabia, con desidia, con miedo,
con vergüenza, con todo lo de siempre: la puerta un poco
entornada, cerca de allí, casi al alcance de la mano.

de Larga distancia, 1971

Franciso 'Paco' Urondo, Santa Fe, 1930- Mendoza, 1976
imagen: Quint Buchhols

miércoles, enero 27, 2010

mal te perdonarán a tí las horas




1615 (M 341)
Alegoría de la primera de sus «Soledades»

Restituye a tu mudo horror divino,
amiga Soledad, el pie sagrado,
que captiva lisonja es del poblado
en hierros breves pájaro ladino.

Prudente cónsul, de las selvas dino,
de impedimentos busca desatado
tu claustro verde, en valle profanado
de fiera menos que de peregrino.

¡Cuán dulcemente de la encina vieja
tórtola viuda al mismo bosque incierto
apacibles desvíos aconseja!

Endeche el siempre amado esposo muerto
con voz doliente, que tan sorda oreja
tiene la soledad como el desierto.


1622 (M 200)
De un perrillo que se le murió a una dama, estando ausente de su marido

Yace aquí Flor, un perrillo
que fue, en un catarro grave
de ausencia, sin ser jarabe,
lamedor de culantrillo;
saldrá un clavel a decillo
la primavera, que Amor,
natural legislador,
medicinal hace ley,
si en hierba hay lengua de buey,
que la haya de perro en flor.

1623 (M 374)
De la brevedad engañosa de la vida

Menos solicitó veloz saeta
destinada señal, que mordió aguda,
agonal carro por la arena muda
no coronó con más silencio meta,

que presutosa corre, que secreta,
a su fin nuestra edad. A quien lo duda,
fiera que sea de razón desnuda,
cada sol repetido es un cometa.

Confiésalo Cartago, ¿y tú lo ignoras?
Peligro corres, Licio, si porfías
en seguir sombras y abrazar engaños.

Mal te perdonarán a ti las horas,
las horas que limando están los días,
los días que royendo están los años.

Luis de Góngora, Córdoba, 1561-1627
Luis de Góngora, Antología poética, Editorial Castalia, Madrid, 1986
imagen: José de Ribera, San Pablo ermintaño

lunes, enero 25, 2010

i know you had to cheat



A mil besos de profundidad

No importa si el camino es largo
No importa si es difícil
No importa si la luna se fue y la oscuridad es total
No importa si perdemos el rumbo,
está escrito que nos encontraremos
Al menos, eso es lo que te escuché decir
A mil besos de profundidad.

Te amé cuando te abriste al calor como una lila
Ya ves, soy solo un hombre de las nieves
parado bajo la lluvia y la cellisca
Que te amó con su amor helado
Su físico de segunda mano
Con todo lo que es y lo que fue
A mil besos profundidad.

Sé que tuviste que mentirme
Sé que tuviste que engañarme
Lo aprendiste en las rodillas de tu padre
Y a los pies de tu madre
¿Pero tenías que abrirte camino en la calle caliente
Cuando nuestros intereses vitales se hallaban
A mil besos de profundidad?

Estoy ganando clientes
Me estoy enderezando
He regresado a la calle del amor
Me gustaría dejar el negocio,
pero estoy metido en él, por así decirlo

Pensar en vos es un descanso
Y tu archivo está completo
Excepto por lo que olvido hacer
A mil besos de profundidad.

No importa si sos rico y fuerte
No importa si sos débil
No importa si escribís una canción que cantan los ruiseñores
No importa si faltan nueve para las cinco
o si es eterno y único
Te deshacés de tu vida para mantenerte vivo
A mil besos de profundidad.

Los ponis corren, las chicas son jóvenes
Las dificultades están allí para ser vencidas
Ganás por un rato y así se arman tu pequeños golpes de suerte
Y llamado a enfrentar tu invencible derrota
Vivís tu vida como si fuera real
A mil besos de profundidad.

Escucho sus voces en el vino
Del que alguna vez tuvimos sed
La banda está tocando Auld Lang Syne,
pero el corazón no se echará atrás
No tracionarás lo que amás
Ni habrá salto existencial
Según se observa acá en tiempo y sangre
A mil besos de profundidad.

Leonard Cohen, Montreal, 1934
versión © silvia camerotto

A thousand kisses deep

Don't matter if the road is long
Don't matter if it's steep
Don't matter if the moon is gone and the darkness is complete
Don't matter if we lose our way, it's written that we'll meet
At least that's what I heard you say
A thousand kisses deep

I loved you when you opened like a Lilly to the heat
You see I'm just another snowman standing in the rain and sleet
Who loved you with his frozen love
His second hand physique
With all he is and all he was
A thousand kisses deep

I know you had to lie to me
I know you had to cheat
You learned it on your father's knee
And at your mother's feet
But did you have to fight your way across the burning street
When all our vital interests lay
A thousand kisses deep

I'm turning tricks
I'm getting fixed
I'm back on boogie street
I'd like to quit the business but I'm in it so to speak

The thought of you is peaceful
And the file on you complete
Except what I forgot to do
A thousand kisses deep

Don't matter if you're rich and strong
Don't matter if you're weak
Don't matter if you write a song the nightingales repeat
Don't matter if it's nine to five or timeless and unique
You'd ditch your life to stay alive
A thousand kisses deep

The ponies run, the girls are young
The odds are there to beat
You win a while and then it's done your little winning streak
And summoned now to deal with your invincible defeat
You live your life as if it's real
A thousand kisses deep

I hear their voices in the wine
Who sometimes did we seek
The band is playing Auld Lang Syne but the heart will not retreat
There's no forsaking what you love
No existential leap
As witnessed here in time and blood
A thousand kisses deep

sábado, enero 23, 2010

amelia biagioni. intermezzo



Intermezzo

No no
no habrá

dicen los continentes
escapando en círculo

no habrá un remoto guiño de tinieblas
un demente ajedrez
una trompeta finisterra
o un suelto dedo atroz
que apriete

en la única doble humanidad
en ambas ambos frentes

el ubicuo detonador...

de IV Aventuras concéntricas

A marido regalado

A marido regalado
no se le mira el príncipe.

de Escrituras de rana

Amelia Biagioni, Gálvez, 1916- Buenos Aires, 2000
Fuente: Amelia Biagioni, Poesía completa, Editorial Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2009
imagen: Mish Gordon, Inspiration in black

miércoles, enero 20, 2010

pero también hay algo más que eso...


Oración por Marilyn Monroe

Señor
recibe a esta muchacha conocida en toda la Tierra con el nombre de Marilyn Monroe
aunque ése no era su verdadero nombre
(pero Tú conoces su verdadero nombre, el de la huerfanita violada a los 9 años
y la empleadita de tienda que a los 16 se había querido matar)
y que ahora se presenta ante Ti sin ningún maquillaje
sin su Agente de Prensa
sin fotógrafos y sin firmar autógrafos
sola como un astronauta frente a la noche espacial.

Ella soñó cuando niña que estaba desnuda en una iglesia (según cuenta el Times)
ante una multitud postrada, con las cabezas en el suelo
y tenía que caminar en puntillas para no pisar las cabezas.
Tú conoces nuestros sueños mejor que los psiquiatras.
Iglesia, casa, cueva, son la seguridad del seno materno
pero también algo más que eso...

Las cabezas son los admiradores, es claro
(la masa de cabezas en la oscuridad bajo el chorro de luz).
Pero el templo no son los estudios de la 20th Century Fox.
El templo —de mármol y oro— es el templo de su cuerpo
en el que está el hijo de Hombre con un látigo en la mano
expulsando a los mercaderes de la 20th Century Fox
que hicieron de Tu casa de oración una cueva de ladrones.

Señor
en este mundo contaminado de pecados y de radiactividad
Tú no culparás tan sólo a una empleadita de tienda.
Que como toda empleadita de tienda soñó con ser estrella de cine.
Y su sueño fue realidad (pero como la realidad del tecnicolor).
Ella no hizo sino actuar según el script que le dimos
-el de nuestras propias vidas-, y era un script absurdo.
Perdónala, Señor, y perdónanos a nosotros
por nuestra 20th Century
por esa Colosal Super-Producción en la que todos hemos trabajado.
Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes.
Para la tristeza de no ser santos
se le recomendó el Psicoanálisis.
Recuerda Señor su creciente pavor a la cámara
y el odio al maquillaje -insistiendo en maquillarse en cada escena-
y cómo se fue haciendo mayor el horror
y mayor la impuntualidad a los estudios.

Como toda empleadita de tienda
soñó ser estrella de cine.
Y su vida fue irreal como un sueño que un psiquiatra interpreta y archiva.

Sus romances fueron un beso con los ojos cerrados
que cuando se abren los ojos
se descubre que fue bajo reflectores
¡y apagan los reflectores!
Y desmontan las dos paredes del aposento (era un set cinematográfico)
mientras el Director se aleja con su libreta
porque la escena ya fue tomada.
O como un viaje en yate, un beso en Singapur, un baile en Río
la recepción en la mansión del Duque y la Duquesa de Windsor
vistos en la salita del apartamento miserable.
La película terminó sin el beso final.
La hallaron muerta en su cama con la mano en el teléfono.
Y los detectives no supieron a quién iba a llamar.
Fue
como alguien que ha marcado el número de la única voz amiga
y oye tan solo la voz de un disco que le dice: WRONG NUMBER...
O como alguien que herido por los gangsters
alarga la mano a un teléfono desconectado.

Señor
quienquiera que haya sido el que ella iba a llamar
y no llamó (y tal vez no era nadie
o era Alguien cuyo número no está en el Directorio de los Ángeles)
¡contesta Tú al teléfono!

Ernesto Cardenal, Granada, 1925
de Ernesto Cardenal, Oración por Marilyn Monroe y otros poemas, Selección y prólogo, Elvio E. Gandolfo, Centro Editor América Latina, Los grandes poetas, Buenos Aires, 1988
imagen: s/d




lunes, enero 18, 2010

pro nobis ora



Letanía de nuestro señor Don Quijote
A (Francisco) Navarro Ledesma

Rey de los hidalgos, señor de los tristes,
que de fuerza alientas y de ensueños vistes,
coronado de áureo yelmo de ilusión;
que nadie ha podido vencer todavía,
por la adarga al brazo, toda fantasía,
y la lanza en ristre, toda corazón.

Noble peregrino de los peregrinos,
que santificaste todos los caminos
con el paso augusto de tu heroicidad,
contra las certezas, contra las conciencias
y contra las leyes y contra las ciencias,
contra la mentira, contra la verdad...

¡Caballero errante de los caballeros,
varón de varones, príncipe de fieros,
par entre los pares, maestro, salud!
¡Salud, porque juzgo que hoy muy poca tienes,
entre los aplausos o entre los desdenes,
y entre las coronas y los parabienes
y las tonterías de la multitud!

¡Tú, para quien pocas fueran las victorias
antiguas y para quien clásicas glorias
serían apenas de ley y razón,
soportas elogios, memorias, discursos,
resistes certámenen, tarjetas, concursos,
y, teniendo a Orfeo, tienes a orfeón!

Escucha, divino Rolando del sueño,
a un enamorado de tu Clavileño,
y cuyo Pegaso relincha hacia ti;
escucha los versos de estas letanías,
hechas con las cosas de todos los días
y con otras que en lo misterioso vi.

¡Ruega por nosotros, hambrientos de vida,
con el alma a tientas, con la fe perdida,
llenos de congojas y faltos de sol,
por advenedizas almas de manga ancha,
que ridiculizan el ser de la Mancha,
el ser generoso y el ser español!

¡Ruega por nosotros, que necesitamos
las mágicas rosas, los sublimes ramos
de laurel! Pro nobis ora, gran señor.
(Tiembla la floresta de laurel del mundo,
y antes que tu hermano vago, Segismundo,
el pálido Hamlet te ofrece una flor.)

Ruega generoso, piadoso, orgulloso,
ruega caso, puro, celeste, animoso;
por nos intercede, suplica por nos,
pues casi ya estamos sin savia, sin brote,
sin alma, sin vida, sin luz, sin Quijote,
sin pies y sin alas, sin Sancho y sin Dios.

De tantas tristezas, de dolores tantos,
de los superhombres de Nietzsche, de cantos
áfonos, recetas que firma un doctor,
de las epidemias de horribles blasfemias
de la Academias,
líbranos, señor.

De rudos malsines,
falsos paladines,
y espíritus finos y blandos y ruines,
del hampa que sacia
su canallocracia
con burlar la gloria, la vida, el honor;
del puñal con gracia,
¡líbranos, señor!

Noble peregrino de los peregrinos,
que santificaste todos los caminos
con el paso augusto de tu heroicidad,
contra las certezas, contra las conciencia
y contra las leyes y contra las ciencias,
contra la mentira, contra la verdad...

Ora por nosotros, señor de los tristes,
que de fuerza alientas y de ensueños vistes,
coronado de áureo yelmo de ilusión;
que nadie ha podido vencer todavía,
or la adarga al brazo, toda fantasía,
y la lanza en ristre, toda corazón.

Rubén Darío, Metapa, 1867- León, 1916
de Rubén Darío, Canción de otoño en primavera y otros poemas, Selección y prólogo, Daniel Freidemberg, Centro Editor América Latina, Los grandes poetas, Buenos Aires, 1988
imagen: Gustav Doré

jueves, enero 14, 2010

alberto girri. no te quiero como una mancha



I

No te quiero como una mancha inerme entre dos fechas
con los habitantes testigos que componen toda historia
disueltos en la cruz de la ventana -transida vena-.
No es el amor ni es negocio del alma,
es un agradecimiento dispar y sin rigor,
redención parapetada en los atardeceres
que demora el aire muerto de los espejos,
mi orgullo esquivo
y tu aliento mojando la ciudad dormida y admirable.
No es el amor ni es negocio del alma,
es la acción particular del tiempo,
y debes saberlo,
porque las horas que declaro ciertas
estaban gobernadas por el único metal que escucha:
el fuego.

Las magias empezaban,
cuando la seda lejana de una corneta
llegaba desde el río humoso, alzaba su voz, radiante aviso,
y en las aguas mugían -¿por qué no?- los toros inmolados a Neptuno.
Empezaban
junto a los pudorosos y distantes versos ingleses
donde el anónimo amador
decía que el amor bueno es siempre moderado
y dura toda la vida.
Junto a la estampa representando la fantasía,
esa mujer tan accesible y suntuosa,
rondada su frente por las hojas.
¡Qué compacta cabellera!
¡Qué manos tan lindas crispadas sobre las telarañas!
Estampas de la moda elegante ilustrada,
con patos, sombrillas, perfectos jardines disfrazando la tierra,
y los helechos finamente muertos.

No es el amor ni es negocio del alma,
es mejorar con palabras lo que creemos oír por primera vez.
Las pruebas del amor, mitad esperanza, mitad sueño,
varían desde la enajenación hasta una flor ciega,
pero nos damos cuenta que ese seguro misterio
está ordenado para que los hombres se crean iguales
o mejores.
No es el amor ni es negocio del alma,
ahora, la hiedra del deseo, la revolución del deseo, la honradez del deseo,
el deseo probando en su cárcel al cuerpo dócil.
El deseo,
mira que reinado tan triste.

de Playa sola, 1946

El testigo

Con el rostro enlodado, en un rapto de furia celosa
levanto el acta de mi piel.
Esta piel mía, fantasmal y tensa,
que envejece sola.

Hay respuestas, condenas, hay nacimientos
y heridas de clavos que algo significan.
Mas ni eso, ni la elevación del cáliz encendido,
muerte y muerte del hombre por el hombre,
anuncian paz.
Como puede verse,
en el hospital terrestre las consignas crueles,
y la más cruel, la más extensa,
ordena convertir el grito en injuria desolada.

Con todo, y sin los subterfugios usuales,
me confieso que estoy muerto. ¡Contento, Señor!
Pues me llevas como a un enfermo evangélico,
como a un paralítico
cuya sangre indecisa derramada en el camino
es un ojo indeciso y humeante.
Yo nada he substituido,
pues en rigor mi permanencia fue oscura.
Y luego,
cuando el paso y la caída esfumaron en verdad mi piel,
no pregunté si el infalible beso,
fue de un ángel verdadero o de un simple loco.

He tratado de decir
que el occidente está enfermo de materia y de ironía.

de Playa sola, 1946

Playa Sola

Vivo execrando la esperanza.

En los atardeceres resignados,
definitivamente,
lejos ya del espejismo y la zozobra,
como un hombre sin ciencia y alma crispada,
despojado como un suicida,
hago lo que cada uno hace cuando conoció la infamia.
Significa esto gritarme que la lucidez es mucha.

Vivo execrando la esperanza,
y aunque no hace mucho ambicioné una muerte por aclamación
extiendo mi pobreza, tan irreal como yo mismo,
sobre las cosas comunes pero que me son ajenas.
Es mi fe,
mi penetrada fe en acecho,
que desciende, desciende.

de Playa sola, 1946

Alberto Girri, Buenos Aires, 1919-1991
fuente: Alberto Girri, Obra poética I, Corregidor, Buenos Aires, 1977
imagen: Frederic Leighton, Eliah in the wilderness

martes, enero 12, 2010

del todo espartana



No habrá segunda Troya



¿Por qué debería culparla por llenar mis días
de tristeza o por haber enseñado, al fin y al cabo,
a los hombres ignorantes las formas más violentas,
o por agitar las calles pequeñas contra las grandes*?
¿Tuvieron ellos tanto coraje como deseo? (igual valor que deseo)
¿Qué pudo hacerla más pacífica, cuando la nobleza
hizo su espíritu simple como el fuego,
con una belleza como la de un arco tenso, una clase
poco habitual en esta época,
siendo altiva y solitaria y del todo espartana?
¿Por qué, qué podría haber hecho ella, siendo lo que es?
¿Hubo otra Troya que ella pudiera incendiar?

William Butler Yeats, Dublin, 1865- Menton,1939
Versión © silvia camerotto
Imagen: Dante Gabriel Rossetti, Helen of Troy


*En el poema hay una referencia implícita a Maud Gonne. En este caso, Yeats está hablando de cuando los nacionalistas irlandeses fueron empujados a entrar en guerra con el ejército británico, y Maud los guíaba, armados con palos de hurling.

No second Troy

Why should I blame her that she filled my days
With misery, or that she would of late
Have taught to ignorant men most violent ways,
Or hurled the little streets upon the great.
Had they but courage equal to desire?
What could have made her peaceful with a mind
That nobleness made simple as a fire,
With beauty like a tightened bow, a kind
That is not natural in an age like this,
Being high and solitary and most stern?
Why, what could she have done, being what she is?
Was there another Troy for her to burn?

jueves, enero 07, 2010

al principio no había nada


luchas con cosas sin importancia

Al principio fue el caos.
No, eso no es verdad.
Al principio no había nada.
Un espacio vacío se extendía, grande y vacío.
El tiempo pasó, dos años para ser preciso. Varias cosas fueron traídas.
Entre ellas, un escritorio, una cama, una computadora, estantes, sillas (dos), una mesa plegable,
Un piano eléctrico, un fax, y luego pilas de periódicos.
Libros. Revistas. Volantes anunciando obras de teatro. Sobres. Cds. Faxes de distinta gente.
Cartas de distintas personas. Cosas sin importancia. Cosas importantes.
Cosas que algún día podrían ser importantes.
(Ahora, todas estas cosas, que ya no son importantes,
Llenan todo el espacio disponible).

Limpiar el cuarto
Implica comenzar desde lo alto de las pilas y escarbar.
Las diferentes cosas que pongo, una a una, en esta pila
Porque son cómodas o importantes o
Porque me gustan.
Son cosas que amo, y no puedo deshacerme de ellas fácilmente.
Es más difícil ocuparse de los papeles que de los libros —esto lo sabe todo el mundo, así que
dejé los libros en paz. Solo quería luchar con
La pila de papeles. Pero los papeles, ahora en rectángulos prolijos,
En otras palabras, los que están unidos prolijamente para armar:
Folletos
Y
Cuadernos
Y
Archivos
Y
Carpetas de dos anillos
Y
Revistas semanales repletas de fotos
Son las más difíciles de manejar.
Cuanto más gruesos son
Más arduo el trabajo.

Me gustan las carpetas con dos anillos adentro.
Solo uso la perforadora de dos agujeros una vez
Y con el agradable clic de los anillos cuando se cierran
Guardo los papeles en carpetas de color en el lugar apropiado. Los pongo
Prolijamente en orden. De todos modos, si estos archivos se alinean, con todo su peso,
sobre el escritorio, siempre se caerán hacia la izquierda o la derecha
Formando un ángulo desaliñado (aún cuando uses sujetalibros).
Si los empujás desde la izquierda se caen a la derecha,
Si los empujás desde la derecha se caen a la izquierda,
Ocasionando un alud (una avalancha)
Que se extenderá sobre el escritorio
(Tirando la pila completa de cosas sin importancia
Al piso en un solo golpe).

Cuando la llave de mi bicicleta se cayó al piso, casi lloré.
Y todo lo que hizo fue caerse pero
Fue chupada
Moví todos los archivos, todos los libros, toda la basura,
Inspeccionándolos uno a uno, apoyándolos después en algún otro lugar
Apartado que elegí y revisé la bolsa de la aspiradora Hitachi
Aunque la luz de “vaciar bolsa” no se había encendido aúnn
Oh, amigo, está oscureciendo. Y ya nunca más podré volver a subir a mi bicicleta.
Así es como arruina la vida, una cosa después de la otra
Estos eran mis pensamientos mientros me inclinaba distraído sobre la pila de libros.
Ellos se cayeron, armando un desastre en medio del cuarto.

Toneladas de cosas
Desparramadas ante mis ojos.
Siento como si tuviera arena entre mis dientes. ¿Qué demonios significa esta sensación áspera y desagradable?
Acá hay algo etiquetado como ‘Shinch_Diccionario Japonés’
Y más allá, otra cosa está etiquetada como ‘Mundo literario’
Pero no comprendo la relación temporal o espacial
Entre esas cosas y yo que vivo
Entre ellas.
Amor y coraje.
Coraje y fuerza.
Eso es lo que realmente necesito. ¡Ah! Quiero salir, dar la mano a gente de todo el mundo,
Y hablar de estas batallas con cosas sin importancia
Hasta quitarme por fin estos pensamientos de mi pecho. Para abrirme camino en medio de esta jungla..

Del otro lado de la habitación
Veo un cartel que dice
‘Lleve la basura a casa para mantener limpias las montañas’.
La bolsa de papel de Deportes ICI. Ésa es la bolsa que me dieron cuando llevé mi bicicleta
A Jinbocho_ para conseguir algunas accesorios para trepar el monte Nantai en Okukuji.
Mi problema hoy, de todos modos, es qué hacer con la basura allá en casa.
Puede que la basura esté en pilas desordenadas porque estoy cerrando mis ojos a otros problemas
E intento escapar en insignificancias.
Por ejemplo, mis preocupaciones sobre cuándo
Voy a casarme
O sobre cuándo iré al dentista…

Hace calor en verano, ¡bien! Compré unas estanterías muy funcionales, con rueditas.
Tienen un tamaño cómodo e incluso dos filas de cajones.
‘¡Su superficie es resistente al calor!
Utilizamos
Planchas de melamina’

¿Oh sí? Qué bueno. Ahí, en el único espacio disponible,
Deslizo mi codo sobre la superficie plastificada y apoyo mi barbilla en mi mano
Y espero, distraído, a que el verano pase.

Yosuke Tanaka, Tokyo, 1969
De Sweet na gunjyo no yume (Sweet Ultramarine Dreams), Michitani, Tokyo, 2008
versión © silvia camerotto
fuente: poetry international web
imagen: Hisashi Yamamoto

struggles with meaningless things

In the beginning, there was chaos.
No, that’s not right.
In the beginning, there was nothing.
An empty space spread out, big and empty.
Time flowed by, two years to be specific. Various things were brought in.
Among them, a desk, a bed, a computer, shelves, chairs (two of them), a folding table,
An electric piano, a fax machine, and then lots of newspapers.
Books. Magazines. Fliers advertising plays. Envelopes. CDs. Faxes from different folks.
Letters from different people. Unimportant things. Important things.
Things that might be important one day.
(Now, all these things, no longer important,
Fill all the available space.

Cleaning the room
Involves starting at the top of the piles and digging.
The various things I put in this pile one by one
Because they are handy or important or
because I like them.
Are things I love, so I cannot easily get rid of them.
Papers are harder to deal with than books—that is common knowledge so
I just let the books be. I just wanted to do battle with
The pile of papers. But the papers already in neat rectangles
In other words, the ones that are bound together neatly to form
Booklets
And
Notebooks
And
Files
And
Two-ring binders
And
Weekly magazines full of photos
Are the hardest to deal with.
The thicker they are
The more trying.

I like binders with two rings inside.
Just use the classic two-hole punch once
And with the satisfying click of the rings snapping shut
Papers are stored in colored binders in their proper place. Neatly
They are put in order. However if these files, with all their weight,
Are lined up on top of the desk, they always fall to the left or right
Forming a slovenly angle (even when you use bookends).
Push them from the left, they fall right,
Push them from the right, they fall left,
Causing a snow-slide (an avalanche)
To spread over the desktop
(Pushing the whole pile of meaningless things
Onto the floor in one fell swoop.

When my bicycle key fell onto the floor, I almost cried.
All it did was fall down but
It got sucked right in
I moved all the files, all the books, all the garbage,
Inspecting them piece by piece, then setting them down elsewhere
I took apart and went through the bag for the Hitachi Household Sweeper
Even though the “Empty Bag” light had not switched on yet
Oh man, it’s getting dark. And I won’t even be able to ride my bike anymore.
This is how life gets all screwed up, just one thing after another
These were the thoughts running through my head as I leaned absentmindedly on a pile of books.
They collapsed, making a mess in the middle of the room.

Tons of things
Spread out before my eyes.
I feel like there is sand between my teeth. What on earth is this gritty, unpleasant feeling?
There is something over here labeled “Shinch_ Japanese Dictionary”
And over there, something else labeled “World of Literature”
But I no longer understand the temporal or spatial relationship
Between these things and me who lives
among them.
Love and courage.
Courage and strength.
Those are what I really need. Ah! I want to go outside, join hands with people from all over the world,
And talk about these struggles with meaningless things
Until I finally get these thoughts off my chest. To make my way through this wilderness.

From the other side of the room
I see the sign that says
“Take your garbage home to keep the mountains clean.”
The paper bag from ICI-Sports. That’s the bag I got that time I took my bike
To Jinboch_ to get some supplies to climb Mount Nanntai in Okukuji.
My problem today, however, is what to do with the junk back at home.
Maybe the junk is in messy piles is because I am turning my eyes from other problems
And trying to escape into meaninglessness.
For instance, my worries about when I’m
going to get married
Or when I’m going to visit the dentist . . .

It’s hot in summer alright! I bought some very functional shelves that roll on casters.
They’re a handy size and even have two nice rows of drawers.
“The top surface is even heat resistant!
We use
Melamine boards.”

Oh yeah? That’s nice. There, in the only space available,
I lead my elbow on the plasticized surface and rest my chin on my hand
And wait, distracted, for summer to go by.


Traducción © Jeffrey Angles, 2009

jude nutter. permiso




Permiso


Un huevo es, después de todo, algo hermoso
mucho antes de ser una metáfora de los peligros de este mundo,
entonces,  cómo puede esto disuadirlos
del sexo y aún del amor, es un misterio, y sin embargo
ellos se pavonean por los pasillos todo el día con sus pequeñas cargas
a las que envuelven en chales y remeras, y guardan,
de a pares, en canastos y latas. Un huevo roto,

les dicen, quiere decir un hijo roto, aunque
en la vida real, el cuerpo es más resistente
de lo que nos imaginamos. Entonces, esta
es la carga del futuro, y quién
de ellos está verdaderamente preparado para soportarla.
Imaginen, les digo, cómo será
el interior de un huevo, y ellos se imaginan habitaciones herméticamente cerradas
que protegen del clima —afuera, la lluvia
y el viento tan lejos
adentro, su conversación. Seguramente, dice alguien,
un huevo roto es más adecuado ya que el futuro es mayormente

vacío y pérdida, y yo
quiero contarles que mi madre
una vez me llevó hasta el granero y levantó
del coágulo amarillo debajo de las lámparas de calor
un polluello al que puso en la palma de mi mano
para que yo descubriese, cuando más importaba,
que un huevo pesa más que la diminuta
ave que sale de él. Si esto los ayuda,
no lo sé, pero sé que una carga
nunca necesita ser tan pesada como creemos en un principio.
Pero a ellos les importa muy poco el pasado, y como
el futuro es, sobre todo, vacío y pérdida, ….. caminamos
hasta el borde arbolado del campo de juegos
donde anidan las grajillas, donde ellos dejan en el suelo
—y así olvidan— sus canastos y sus latas, buscando
en su lugar huevos vacíos, caídos del nido
y esparcidos como baldes diminutos  dados vuelta
entre la bolsa de pastor y la algarroba.

Comienza a llover. En la casa cruzando el campo
alguien está encendiendo luces contra la tormenta.
Latas y canastos yacen abandonados
en el pasto y las grajillas graznan  pérdida pérdida,
desde la alta, verde oscuridad de las hayas;
y allí,  debajo de ellas, una chica
y un chico esperan adentro con el ruido de la lluvia cayendo:
ella ha notado que las pequeñas moscas se amontonan
debajo de los árboles durante una tormenta, porque está mirando
hacia arriba y señalando el verde
tren de aterrizaje de las hojas; y ese chico, que ha esperado
más de lo que puede recordar, se incorpora

detrás de ella para levantar y luego apoyar sus labios contra
la punta de su larga, oscura trenza. Y fue Proust,
¿no es así?, quien nos imploró recordar
que un beso es lo único le da permiso al corazón
para acompañar al cuerpo hacia delante. Son gestos
como ése los que ganan la atención de los dioses.
Aún así podría no salvarlos:
piensen cómo ambos, el optimista y el pesimista por igual
besan sin dudar, por cábala, antes de ascender el primer peldaño


de la escalera que los acercará al cielo.

Jude Nutter, nacida en North Yorkshire, Inglaterra, residente en los Estados Unidos desde 1980
de The Curator of silence, University of Notre Dame Press, 2006
Versión ©Silvia Camerotto
imagen: Jared Seff en Jared Seff Art

Permission

An egg, after all, is a beautiful thing long
before it’s a metaphor for the perils of this world,
so how this is meant to dissuade
them from sex, or even love, is a mystery, and yet
they sashay through the halls all day with their small burdens,
which they wrap in scarves and T-shirts, and pack,
in pairs, inside baskets and tins. A broken egg,

they are told, means a broken child, even though,
in real life, the body is more durable
than we dare think. So this
is the burden of the future, and who
among them is truly equipped to bear it.
Imagine, I say, what it might be like
inside an egg, and they picture rooms shut tight
against the weather —outside, rain
and wind with such distance
inside their talking. Surely, someone argues,
a broken egg’s more fitting since the future is mostly

emptiness and loss
, and I
want to tell them how my mother
once took me out to the barn and lifted,
from the golden curdle beneath the heat lamps,
a single chick, which she placed in my palm
so I might discover, when it mattered most,
that an egg weighs more than the small
bird breaking from it. If this would help them,
I can’t say, but I know a burden
need never be as heavy as we first believe.
But they care so little for the past, and because
the future is, mostly, emptiness and loss, we hike
to the wooded border of the playing field
where the jackdaws nest, where they place down
and so forget their baskets and tins, searching
instead for the empty eggs, tipped from the nest
and scattered like tiny, overturned buckets
among the shepherd’s purse and the vetch.

It begins to rain. In the building across the field
someone is flicking lights on against the storm.
Tins and baskets lie abandoned
in the grass and the jackdaws are calling loss, loss,
from the high, green darkness of the beeches;
and there, beneath them, a girl
and a boy stand waiting inside the noise of the falling rain:
she has noticed how the small flies gather
beneath the trees in a storm because she is looking
upward and pointing toward the green
undercarriage of leaves; and this boy, who has waited
longer than even he can remember, moves

up behind her to lift, and then place his lips against,
the tip of her long, dark braid. And it was Proust,
wasn’t it, who implored us to remember
that a kiss is the one thing that gives the heart leave
to accompany the body forward. It’s gestures
like this that win the attention of the gods.
But still it might not save them:
think of how the hopeful and the hopeless alike
no doubt kiss, for luck, before ascending, the first rung

of the ladder that will take them closer to heaven.

martes, enero 05, 2010

baldomero fernández moreno. a césar, en sus diez años



A César, en sus diez años...

De veras no sé qué hacer contigo,
oh César, hasta ayer blanda pelusa.
LLena de rebelión está tu blusa,
y aunque no quieras ya eres mi enemigo.

Alzo la voz, levanto el dedo y digo
esto y lo otro, en fin, lo que se usa...
¡Sí hasta te inspira ya contraria musa
y, a tu padre, prefieres a tu amigo!

En medio del hogar roja amapola,
sangre argentina y gala y española,
no seré yo quien tire de tu brida.

Sencillamente me pondré a tu lado,
te enseñaré a ser limpio y ordenado,
y lo demás te lo dará la vida.


Hoy, por primera vez...

Hoy, por primera vez, el peluquero
puso sus manos en tu cabecita.
¡Oh, qué dedos más grandes los del hombre
y qué inmensas tijeras que blandía!

De un fino estambre de oro pincelado
quedóse el piso. La peluquería
se llenaba de gente indiferente.
Yo estaba un poco triste. Atardecía.

Baldomero Fernández Moreno, San Telmo, Buenos Aires, 1886-1949
de Las cien mejores poesías líricas argentinas, Selección de Leonardo Castellani y Fermín Chávez, Editorial Cintra, 1953
imagen: Joe Sorren, Night swimming in a canvas sea en Once upon a city

viernes, enero 01, 2010

lo único que tengo



Con Esta Mano

Con esta mano, hecha de piel, de huesos, de repetidos naufragios,
de sospechas,
acaricié a un niño, corté unas flores, saludé, dije adiós.
Levanté ciudades de hierro, de cal, de pétalos, de humo,
y habité en ellas como se habita la sombra de una estrella:
con hierro, con cal, con pétalos, con humo.
Me cubrí del sol, de la lluvia, de los malos pensamientos, de la desidia,
e inventé la mañana, y cada mañana, el sol.
Recogí una piedra, le dije: tú eres mi reino, mi altar, mi zafiro;
contigo yo conversaré.
Pulsé la rama frágil de la belleza, que es verdad y sueño.
Crucé un río, avancé, me detuve, y estando colmado me sentí vacío,
y estando vacío sentí la plenitud del vacío: la copa llena.
Hice un pozo en la tierra: lo llené de imposibilidad.
Abrí cajones cubiertos de polvo, arrastré una valija, palpé en la oscuridad
una puerta que no estaba.
Dibujé una nube, la llamé: Ley, Oriente, Montaña.
Toqué un pez, toqué una rosa: eran iguales y distintos, en los dos cabía
un alma.
Me busqué en paraísos reales o soñados,
y cuando al fin me encontré, era yo el viajero y era yo el término del viaje.
Disparé un arma: la herida fue borrada por los años,
pero hay una herida que no se borró y canta muy alto en la noche.
Acaricié el lomo de un caballo, tapé el horizonte para que no hubiera
más distancia,
ni tempestad.
Y nunca dejó de ser mano: una parte de mí, la más débil,
capaz de esconder y de esconderse, de negar y de negarse;
la que habla aunque yo esté dormido,
la que nunca duerme y danza como Narciso.
Porque sus huellas están aquí y allá: en la silla, en la mesa,
en todas las puertas, en la hija donde escribo, en la piel que acaricio,
en la claridad, en la oscuridad.
Y no hay agua que borre tantas huellas,
ni noche, ni tempestad.
Oh Dios, que haya un cielo para esta mano.
Hice innumerables viajes,
ninguno tan abrupto y largo, tan intenso,
como el que inicié con ella
quemando ramitas en el bosque.
Con esta mano, lo único que tengo.

Rafael Oteriño, La Plata, 1945
imagen: s/d