lunes, septiembre 30, 2013

vladimir nabokov. el poema


El poema

No el poema crepuscular que compones pensando 
en voz alta
con su tilo esbozado en tinta china
y cables de telégrafo sobre nubes rosáceas;

no el espejo que está en ti y el hombro de ella,
delicado y desnudo, brillando con luz tenue;
no el lírico chasquido de rimas de bolsillo…
la música menuda que da siempre la hora;

y no los pesos y monedas en esas pilas
de diarios vespertinos calados por la lluvia;
no los cacodaimones del dolor de la carne
ni las cosas que dices mucho mejor en prosa:

el poema que cae desde alturas ignotas…
cuando aguardas el chapoteo de la piedra
allá al fondo, y agarras como puedes la pluma,
y entonces sobreviene la conmoción, y entonces…

en la fronda sonora, las palabras-leopardo,
las aves avistadas, los insectos cual hojas,
se fusionan y forman un intenso, callado,
mimético diseño de perfecto sentido.

Vladimir Nabokov, San Petersburgo, 1899- Montreux, 1977
Versión de Jordi Doce
Imagen de Alex Grey, The Chapel of Sacred Mirrors, en Alex Grey

The Poem

Not the sunset poem you make when you think aloud, with its
linden tree in India ink and the telegraph wires across its pink
 cloud;

not the mirror in you and her delicate bare shoulder stil
l glimmering there; not the lyrical click of a pocket rhyme—the tiny
 music that tells the time;

and not the pennies and weights on those evening papers piled up
 in the rain; not the cacodemons of carnal pain; not the things you
 can say so much better in plain prose—

but the poem that hurtles from heights unknown—when you wait
 for the splash of the stone deep below, and grope for your pen, and
 then comes the shiver, and then—

in the tangle of sounds, the leopards of words, the leaflike insects,
 the eye-spotted birdsfuse and form a silent, intense, mimetic
 pattern of perfect sense.


domingo, septiembre 29, 2013

gillian clarke. frontera





Frontera

Se desmorona
donde la tierra olvida su nombre
y soy extranjera en mi propio país.
Páramo, pastura, sembradíos
arrancados de la colina
cercana a una granja quebrada

La exactitud de la palabra
se escapa de las lenguas de los niños.
Los santos se desvanecen en las parroquias.
Los campos se mezclan entre la marca
de cerco y la nueva carretera.
La historia se olvida a de sí misma.

En el garaje son educados.
“Lo sentimos, querida, nada de Galés”.
En la tienda me sopapean
con un duro “¿Qué?”
Vinieron por la belleza
pero no pudieron escucharla decir.

Gillian Clarke, Cardiff, 1937
En Modern Women Poets, compilado por Deryn Rees-Jones, Companion Anthology, Bloodaxe Books, Northumberland, 2005
Versión ©Silvia Camerotto



Traducción

después de traducir del galés, en especial, una novela de Kate Roberts

Tu mano en la mano de ella —nunca has estado
tan cerca de una mujer desde que la belleza de tu madre
en la puerta de la escuela te quitó el aliento,
desde que tu mejor amiga y vos se tomaron las manos pegajosas y calientes,
desde que vos, colegiala huésped en la casa de un minero,
dos arriba y dos abajo, demasiado pequeña para habitaciones
o camas de huéspedes, compartidas con dos hermanas,
riendo en la oscuridad, corazones calientes por charlas sobre chicos.

Extiendes el texto. Ella te alcanza una fruta.
La  rompes, comes, sabés exactamente cómo
sostener su peso de terciopelo, cómo morder, saborear
hasta el último trozo dorado. Pero estás perdida por las palabras,
no puedes pensar en eirin en inglés — está en la punta de  —
Pero el gato te comió la lengua, lamiendo jugo de durazno
de tu mano con su áspera langue de chat,
tafod cath, la aspereza de la pérdida.

1998

Gillian Clarke, Cardiff, 1937
En Modern Women Poets, compilado por Deryn Rees-Jones, Companion Anthology, Bloodaxe Books, Northumberland, 2005
Versión ©Silvia Camerotto

Border

It crumbles
where the land forgets its name
and I’m foreign in my own country.
Fallow, pasture, ploughland
ripped from the hill
beside a broken farm.

The word’s exactness
slips from children’s tongues.
Saints fade in the parishes.
Fields blur between the scar
of hedgerow and new road.
History forgets itself.

At the garage they’re polite
“Sorry love, no Welsh.”
At the shop I am slapped
by her hard “What!”
They came for the beauty
but could not hear it speak.

Translation

after translating from Welsh, particularly a novel by Kate Roberts

Your hand on her hand –you've never been
this close to a woman since your mother's beauty
at the school gate took your breath away,
since you held hot sticky hands with your best friend,
since you, schoolgirl guest in a miner's house,
two up, two down, too small for guest rooms
or guest beds, shared with two sisters,
giggling in the dark, hearts hot with boy-talk.

You spread the script. She hands you a fruit.
You break it, eat, know exactly how
to hold its velvet weight, to bite, to taste it
to the last gold shred. But you're lost for words,
can't think of the English for eirin - it's on the tip of your -
But the cat ate your tongue, licking peach juice
from your palm with its rough langue de chat
tafod cath, the rasp of loss.

1998

viernes, septiembre 27, 2013

lavinia greenlaw. electricidad


Electricidad

La noche que llamaste para decirme
que la desigualdad de los días
es tan simple como encontrase o no encontrarse,
yo pensaba en la electricidad —
cómo  en ningún momento de un circuito
puede disminuir la fuerza o acumularse,
cómo también se necesita la falta de equilibrio
para que la energía sea liberada. Creéme.
Una vez, sostenida así,
sin límites, sin principio ni fin,
no podía distinguir nuestros actos:
si fuiste vos quien levantó mi cabeza hacia la luz,
si fui yo la que dijo cuánto deseaba
mirar tu cara. Tu bella cara.

1993

Lavinia Greenlaw, Essex, 1962
En Modern Women Poets, compilado por Deryn Rees-Jones, Companion Anthology, Bloodaxe Books, Northumberland, 2005
Versión ©Silvia Camerotto
imagen de Tibor Freund©, Face under light, en Motion in paintings

Electricity

The night you called to tell me
that the unevenness between the days
is as simple as meeting or not meeting,
I was thinking about electricity —
how at no point on  a circuit
can power diminish or accumulate,
how you also need a lack of balance
for energy to  be release. Trust it.
Once, being held like that,
no edge, no end and no beginning,
I could not tell our actions apart:
if it was you who lifted my head to the light,
if it was I who said how much I wanted
to look at your face. Your beautiful face.

1993


jueves, septiembre 26, 2013

luis cernuda. soliloquio del farero


16

Soliloquio del Farero

Cómo llenarte, soledad,
Sino contigo misma.

De niño, entre las pobres guaridas de la tierra,
Quieto en ángulo oscuro,
Buscaba en ti, encendida guirnalda,
Mis auroras futuras y furtivos nocturnos,
Y en ti los vislumbraba,
Naturales y exactos, también libres y fieles,
A semejanza mía,
A semejanza tuya, eterna soledad.

Me perdí luego por la tierra injusta
Como quien busca amigos o ignorados amantes;
Diverso con el mundo,
Fui luz serena y anhelo desbocado,
Y en la lluvia sombría o en el sol evidente
Quería una verdad que a ti te traicionase,
Olvidando en mi  afán
Cómo las alas fugitivas su propia nube crean.

Y al velarse mis ojos
Con nubes sobre nubes de otoño desbordado
La luz de aquellos días en ti misma entrevistos,
Te negué por bien poco;
Por menudos amores ni ciertos ni fingidos,
Por quietas amistades de sillón y de gesto,
Por un nombre de reducida cola en un mundo fantasma,
Por los viejos placeres prohibidos,
Como los permitidos nauseabundos,
Útiles solamente para el elegante salón susurrando,
En bocas de mentira y palabras de hielo.

Por ti me encuentro ahora el eco de la antigua persona
Que yo fui,
Que yo mismo manché con aquellas juveniles traiciones;
Por ti me encuentro ahora, constelados hallazgos,
Limpios de otro deseo,
El sol, mi dios, la noche rumorosa,
La lluvia, intimidad de siempre,
El bosque y su alentar pagano,
El mar, el mar como su nombre hermoso;
Y sobre todo ellos,
Cuerpo oscuro y esbelto,
Te encuentro a ti, tú, soledad tan mía,
Y tú me das fuerza y debilidad
Como el ave cansada los brazos de la piedra.

Acodado al balcón miro insaciable el oleaje,
Oigo sus oscuras imprecaciones,
Contemplo sus blancas caricias;
Y erguido desde cuna vigilante
Soy en la noche un diamante que gira advirtiendo a los hombres,
Por quienes vivo, aun cuando no los vea;
Y así, lejos de ellos,
Ya olvidados sus nombres, los amo en muchedumbres,
Roncas y violentas como el mar, mi morada,
Puras ante la espera de una revolución ardiente
O rendidas y dóciles, como el mar sabe serlo
Cuando toca la hora de reposo que su fuerza conquista.

Tú, verdad solitaria,
Transparente pasión, mi soledad de siempre,
Eres inmenso abrazo;
El sol, el mar,
La oscuridad, la estepa,
El hombre y su deseo,
La airada muchedumbre,
¿Qué son sino tú misma?

Por ti, mi soledad, los busqué un día;
En ti, mi soledad, los amo ahora.


Luis Cernuda, Sevilla, 1902- México, 1963
de Invocaciones
en Poesía de la generación del 27, Antología crítica comentada, EDAF, Madrid, 1997
imagen de Lehmann Michelle
©, “Cita con el farero”, en Artícula

miércoles, septiembre 25, 2013

luis cernuda. no es el amor quien muere


XII

No es el amor quien muere,
Somos nosotros mismos.

Inocencia primera
Abolida en deseo,
Olvido de sí mismo en otro olvido,
Ramas entrelazadas,
¿Por qué vivir si desapareceréis un día?

Solo vive quien mira
Siempre ante sí los ojos de su aurora,
Solo vive quien besa
Aquel cuerpo de ángel que el amor levantara.

Fantasmas de la pena,
A los lejos, los otros,
Los que ese amor perdieron,
Como un recuerdo en sueños,
Recorriendo las tumbas
Otro vacío estrechan.

Por allá van y gimen,
Muertos en pie, vida tras de la piedra,
Golpeando impotencia,
Arañando la sombra
Con inútil ternura.

No, no es el amor quien muere.

Luis Cernuda, Sevilla, 1902- México, 1963
de Donde habite el olvido
en Poesía de la generación del 27, Antología crítica comentada, EDAF, Madrid, 1997
imagen de Randommization

domingo, septiembre 22, 2013

irene gruss. limpieza


Limpieza

Jabón y agua tibia arrastran lo que quedó de la fiesta.
Todavía no es rancio el perfume del vino
y el ahora pastoso manjar barrido de los platos
es burbuja que salta en un mover sagrado:
limpieza;
otra vez la vajilla sin mácula,
nada que reste de alegría tan breve, esmerada
en un durar interior.
Lo que brilla es pasado y preparación
para –y aún más breve– lo que urge, lo que se aproxima, inevitable reunión
y ágape: ¿has amado
o lavado así?

Irene Gruss, Buenos Aires,1950
Inédito
imagen Annick Bouvattier, Angel

miércoles, septiembre 18, 2013

stephen spender. oh noche oh temblorosa noche


Oh Noche Oh Temblorosa Noche

Oh noche Oh temblorosa noche Oh noche de suspiros
Oh noche, cuando mi cuerpo era una caña Oh noche
Cuando mi boca era un vago grito animal
Pastando en su carne Oh noche
Cuando la oscuridad íntima era un nido
Hecho de su pelo y lleno de mi mirada

(Oh estrellas impenetrables sobre
La frágil tienda de campaña sostenida con nuestros muslos
Entre los pétalos derramados campos de tiempo
Oh noche que desplaza toda nuestra oscuridad)

Oh día Oh día pausado Oh luz difusa
Cubriendo su cuerpo como el rocío
Hasta que barrí su sueño sellado lejos
Para leer una vez más en el día desprotegido
Su amor desnudo, mis buenas nuevas.

Stephen Spender, Londres 1909-1995
versión © Silvia Camerotto
imagen de © Oliver Ray, Dream Night

O Night O Trembling Night

O night O trembling night O night of sighs
O night when my body was a rod O night
When my mouth was a vague animal cry
Pasturing on her flesh O night
When the close darkness was a nest
Made of her hair and filled with my eyes

(O stars impenetrable above
The fragile tent poled with our thighs
Among the petals falling fields of time
O night revolving all our dark away)

O day O gradual day O sheeted light
Covering her body as with dews
Until I brushed her sealing sleep away
To read once more in the uncurtained day
Her naked love, my great good news. 


sábado, septiembre 14, 2013

jude nutter. notas de campo



Notas de campo: observando a la tripulación del Atlantis restaurando el telescopio Hubble

Lo que más me consuela es imaginar la regular, serena inhalación
y exhalación de su respiración, y que ellos estén flotando ,
por un rato, exilados

y sobreviviendo, ya que, después de semanas a la deriva, atados
a una máquina del tamaño de un carrito de té que trajo
aire de la habitación, lo comprimió
y eliminó su nitrógeno con una silenciosa e incesante
succión y expulsión, mi madre había llegado
a esa patria que nadie está preparado a atravesar. Firmemente

atados, y cargados con herramientas
y equipo, los astronautas entierran sus brazos,
hasta el codo, en el dorado torso
del telescopio . Debajo de ellos, atravesando la tierra,
la curva exacta de la noche se acerca sin nada
alrededor de ellos sino la constante
limpieza de su propia respiración. Lo que recuerdo mejor

del último aliento de mi madre era la forma en que sus ojos
se entreabrían —delgados ojales
en la tela del cuerpo— y mi padre levantándose
de su silla y inclinándose sobre
el respaldo cromado de la cama, acercarcándose
a ella todo lo posible, para descansar su frente contra la de ella
y susurrar hola, Eileen , y me puse a pensar

en ese poni blanco y semisalvaje
en el campo vecino; el recorrido, cada mañana,
era una sólida, frágil paciencia detrás de una única
hilera del alambrado mientras esperaba que mi padre
llegara atravesando  la capa de césped mojado
con su pequeña ofrenda:  y el modo en que agachaba
su cabeza para luego apretarla contra él, con tal
moderación, el largo y pesado tesoro de su cráneo.
La anchura de la  frente. Cada mullida fosa
de la nariz. Pero ya había terminado

y la máquina seguía respirando
sin ella hasta que sacudí el pequeño interruptor rojo
para apagarlo. Allí estaba la curva fija
de la columna de mi  padre.  Allí estaba el peso inmóvil
de su cabeza contra la de ella. Nuestra primera noche en la tierra
sin ella. Viento en el espino.
La gran ruleta de la vida de las estrellas. Los astronautas

reparan sus giroscopios; están arreglando el espectrógrafo
y las lentes de gran alcance que nos permitirán contemplar
directo hasta la frontera cósmica. Y el sepulturero abrió el oscuro

contenido de su bolsa para transportar cadáveres. Más tarde, el burbujeo
de las primeras aves y las luces de la flota  amarrada
a tres de profundidad en el muelle meciéndose
en un amanecer que llegó como humo de madera y ,
por un rato, mi padre y yo no sabemos cómo
estar uno con el otro. Con sus amables

y deliberados gestos los dos astronautas
parecen casi tiernos, como amantes.
Los visores de sus cascos son blisters
dorados de luz que se refleja. Es imposible medir
la ferocidad del pensamiento en su interior.

Jude Nutter, nacida en North Yorkshire, Inglaterra, residente en los Estados Unidos desde 1980

versión © Silvia Camerotto
Poema Ganador del Premio Internacional de Poesía Strokestown 2013
imagen de Jonathan Morales en Johnathan's Illustrations


Field Notes : Watching the Crew of Atlantis Renovating the Hubble Telescope

What comforts me most is imagining the regular, calm draw
and blow of their breathing, and that they are floating,
for a while, in exile
and surviving, because, after weeks of drifting, tethered
to a machine the size of tea trolley that pulled in
the room’s ambient air, compressed it
and vented off its nitrogen with such a quiet, relentless
suck and surge, my mother had crossed
into the homeland no one is equipped to travel through. Tethered
securely, and laden with tools
and equipment, the astronauts bury their arms,
elbow-deep, into the golden torso
of the telescope. Beneath them, across the earth,
night’s precise curve approaching and nothing
around them but the constant
wash of their own breathing. What I remember most
about my mother’s last breath was the way her eyes
opened slightly—slim buttonholes
in the body’s fabric—and my father rising
out of his chair and leaning over
the bed’s chrome railing to get as close
to her as he could, to rest his forehead against hers
and whisper hello, Eileen, and I found myself thinking
about that white and half-wild pony
in the pasture next door; the way, each morning,
it was a solid, pale patience behind a single
strand of fence wire as it waited for my father
to trail through the damp nap of the lawn
with his small offering; the way it would lower
its head, then, to press against him, with such
restraint, the long, heavy treasure of its skull.
The thick plate of the forehead. Each nostril’s
soft cuff. But it was over
already and that machine went on breathing
without her until I rocked its small, red switch
into silence. There was the fixed curve
of my father’s spine. There was the still weight
of his head against hers. Our first night on earth
without her. Wind in the hawthorn.
The great carnival wheel of stars. The astronauts
are repairing the gyros; they are fitting the spectrograph
and the wide-field cameras that will allow us to gaze
right onto to the cosmic frontier.
And the undertaker unzipped the dark
bloom of his body bag. Later, the froth
of the first birds and the lights of the fleet roped
three deep along the quay fraying
in a dawn that arrived like wood smoke and,
for a while, my father and I not knowing how
to be with each other. With their gentle
and deliberate gestures the two astronauts
appear almost tender, like lovers.
The visors of their helmets are golden
blisters of reflected light. It is impossible to gauge
the ferocity of thought inside them.

Winner of the 2013 Strokestown International Poetry Award



miércoles, septiembre 11, 2013

e.e. cummings. en algún lugar al que nunca he viajado



En algún lugar al que nunca he viajado

en algún lugar al que nunca he viajado, feliz, más
allá de cualquier experiencia, tus ojos guardan su silencio:
en tu gesto más delicado hay cosas que me envuelven,
o que no puedo tocar porque están demasiado cerca

apenas me miras me abres fácilmente
aunque me haya cerrado como un puño,
siempre me abres pétalo a pétalo como la primavera abre
(tocando hábil, misteriosamente) su primera rosa

o si quisieras cerrarme, yo y
mi vida nos cerraremos bellamente, de repente,
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve cayendo con cuidado por todos lados;

nada que percibamos en este mundo se iguala
a la fuerza de tu intensa fragilidad: cuya textura
me somete con el color de sus campos,
venciendo a la muerte y para siempre con cada respiración

(ignoro qué es lo que hay en ti que cierra
y abre; solo hay algo en mí que comprende
que la voz de tus ojos es más profunda  que cualquier rosa)
nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas

e.e. cummings, Cambridge, 1894 - Madison, 1962
imagen de Nicholas Garlab© , Uno de los nuestros

somewhere i have never travelled

somewhere i have never travelled, gladly beyond
any experience, your eyes have their silence:
in your most frail gesture are things which enclose me,
or which i cannot touch because they are too near

your slightest look easily will unclose me
though i have closed myself as fingers,
you open always petal by petal myself as Spring opens
(touching skilfully,mysteriously) her first rose

or if your wish be to close me, i and
my life will shut very beautifully, suddenly,
as when the heart of this flower imagines
the snow carefully everywhere descending;

nothing which we are to perceive in this world equals
the power of your intense fragility: whose texture
compels me with the color of its countries,
rendering death and forever with each breathing

(i do not know what it is about you that closes
and opens; only something in me understands
the voice of your eyes is deeper than all roses)
nobody, not even the rain, has such small hands


lunes, septiembre 09, 2013

john keats. una cosa bella


Una cosa bella (Endymion)

Una cosa bella es una alegría para siempre:
su belleza aumenta, jamás 
se convertirá en nada, sino conservará
una habitación tranquila para nosotros, y un descanso
lleno de dulces sueños, y salud, y respiración serena.
Por lo tanto, cada mañana, estaremos envueltos
en un guirnalda de flores que nos une a la tierra,
pese al desaliento, a la inhumana escasez
de naturalezas nobles, a los días tristes,
a todas los dañinos y oscuros caminos
creados durante nuestra búsqueda: sí, a pesar de todo,
alguna la forma de la belleza aleja la tristeza
de nuestros espíritus oscuros. Tal el sol, la luna,
árboles viejos y jóvenes, que bendicen con sombra
a sencillas ovejas; y así son los narcisos
con el verde del mundo en que viven, y los arroyuelos claros
que construyen para sí un refugio fresco
contra la época de calor;  y claros en medio de los bosques,
enriquecidos por  un puñado brotes de bellas rosas almizcle:
Y así también es la grandeza de los destinos
que hemos imaginado para los muertos poderosos;
una fuente inagotable de bebida inmortal,
derramándose sobre nosotros desde el umbral del cielo.

John Keats, Londres, 1795- Roma, 1821
Versión © Silvia Camerotto

A Thing of Beauty (Endymion)

A thing of beauty is a joy for ever:
Its lovliness increases; it will never
Pass into nothingness; but still will keep
A bower quiet for us, and a sleep
Full of sweet dreams, and health, and quiet breathing.
Therefore, on every morrow, are we wreathing
A flowery band to bind us to the earth,
Spite of despondence, of the inhuman dearth
Of noble natures, of the gloomy days,
Of all the unhealthy and o'er-darkn'd ways
Made for our searching: yes, in spite of all,
Some shape of beauty moves away the pall
From our dark spirits. Such the sun, the moon,
Trees old and young, sprouting a shady boon
For simple sheep; and such are daffodils
With the green world they live in; and clear rills
That for themselves a cooling covert make
'Gainst the hot season; the mid-forest brake,
Rich with a sprinkling of fair musk-rose blooms:
And such too is the grandeur of the dooms
We have imagined for the mighty dead;
An endless fountain of immortal drink,
Pouring unto us from the heaven's brink. 



jueves, septiembre 05, 2013

césar vallejo. si lloviera esta noche


XXXIII

 Si lloviera esta noche, retiraríame
de aquí a mil años.
Mejor a cien no más.
Como si nada hubiese ocurrido, haría
la cuenta de que vengo todavía.

O sin madre, sin amada, sin porfía
de agacharme a aguaitar al fondo, a puro
pulso,
esta noche así, estaría escarmenando
la bra védica,
la lana védica de mi n nal, hilo
del diantre, traza de haber tenido
por las narices
a dos badajos inacordes de tiempo
 en una misma campana.

Haga la cuenta de mi vida
o haga la cuenta de no haber aún nacido
no alcanzaré a librarme.

No será lo que aún no haya venido, sino
lo que ha llegado y ya se ha ido,
sino lo que ha llegado y ya se ha ido.

César Vallejo, Santiago de Chuco, 1892- París, 1938

De Trilce, Castalia, 1991
imagen de Brandon Brou