sábado, diciembre 31, 2016

margaret atwood. muerte de un hijo joven por ahogamiento



Muerte de un hijo joven por ahogamiento

Él, que navegó con éxito
por el río hostil de su alumbramiento
zarpó una vez más

hacia un viaje de hallazgos
en la tierra donde una vez floté
pero no pude tocar para reclamarla.

Sus pies resbalaron por la orilla,
la corriente lo arrastró
en un remolino de árboles y hielo en la creciente

y fue a dar a una región lejana,
su cabeza una escafandra;
por las burbujas de fino vidrio de sus ojos

observó, aventurero temerario,
un paisaje más raro que Urano
que todos hemos pisado y algunos recuerdan.

Hubo un accidente; se bloqueó el aire,
él colgaba en el río como un corazón,
recuperaron el cuerpo anegado,

túmulo de mis planes y futuros mapas,
con varas y ganchos
de entre los troncos amontonados.

Era primavera, el sol seguía brillando, el pasto nuevo
se hizo firme;
mis manos destellaban detalles.

Después de un largo viaje me cansé de las olas.
Mis pies tocaron fondo.
Las velas de los sueños se desplomaron,
Se desgarraron.
Yo lo planté en este país
como una bandera.

Margaret Atwood, Ottawa, Canadá, 1939
Versión de Sergio Eduardo Cuevas Rodríguez
en Periódico de Poesía



Death of a Young Son by Drowning


He, who navigated with success
the dangerous river of his own birth
once more set forth

on a voyage of discovery
into the land I floated on
but could not touch to claim.

His feet slid on the bank,
the currents took him;
he swirled with ice and trees in the swollen water

and plunged into distant regions,
his head a bathysphere;
through his eyes' thin glass bubbles

he looked out, reckless adventurer
on a landscape stranger than Uranus
we have all been to and some remember.

There was an accident; the air locked,
he was hung in the river like a heart.
They retrieved the swamped body,

cairn of my plans and future charts,
with poles and hooks
from among the nudging logs.

It was spring, the sun kept shining, the new grass
leapt to solidity;
my hands glistened with details.

After the long trip I was tired of waves.
My foot hit rock. The dreamed sails
collapsed, ragged.
I planted him in this country
like a flag.

viernes, diciembre 30, 2016

roberto appratto. es la voz de tu conciencia



***

Es la voz de tu conciencia la que te habla
Y te dice: no has de sufrir.
Has de pensar en ti sobre todas las cosas,
Es decir en mí: sin distraerte
Con las ansiedades y los sentimientos de pérdida
Que te acechan a cada paso. Escucha:
Es la voz de tu conciencia la que te pide
Concentración y seriedad
Para pensar en tu vida.
Ésta es la voz de tu conciencia que te exige,
Desde ahora,
Escribir un poema por día.
Un poema.
No es una broma
Ni una exageración: un poema por día
Te ayudará a limpiar tu espíritu
Para no sufrir. Repito: no has de sufrir
Por los problemas amorosos, sino
Amar a ese poema que escribirás
Para no sufrir. La voz de tu conciencia
Vuelve a hablar: escúchame: no te pierdas
En los trajines del día. No duermas tanto.
No vayas al cine
Sólo para pasar el rato.
Debí haberte hablado antes. Debí
Haberte prevenido contra todo eso,
Pero esperaba que actuaras
Por ti mismo. De modo
Que me mantuve en silencio. Hoy,
Con una voz ronca, tal vez por desuso,
Pero fuerte,
He decidido hablar, y por eso me estás escuchando,
¿Me estás escuchando?
Hablo con una voz pausada, serena, para decirte
Que te quedes así,
Sentado, si es posible, en actitud de cumplir
Estrictamente mis palabras: es en presente,
Es en imperativo, que te digo que te concentres,
Que te mantengas alejado del alcohol
Y de las malas compañías; que estés solo,
Profundamente solo,
Aun en presencia de los otros,
Que no harán sino molestarte
Con textos imprecisos, torpes, mal puntuados,
La expresión indirecta y borrosa de sus almas;
La voz de tu conciencia te dice que no los escuches,
Que limpies tus oídos,
Que te pongas de una vez
A escribir el poema. Ése es el llamado.
El poema permanece en ti como una fuerza invisible,
El ritmo de un contrabajo que va y viene
Sobre las inclinaciones de tu espíritu, hasta el otro día,
En que escribirás otro poema,
Como se nunca hubieras escrito antes:
Con una pose ingenua ante la salida libre,
Indómita, de tus palabras. Yo las guiaré, yo,
La voz de tu conciencia, capaz de ver el dolor
Y la imperfección en lo que has hecho.
Me dirás que es tu vida, pero es también la mía;
Tengo derecho, por tanto, a decirte que te calles.
La voz de tu conciencia exige, perentoria,
El respeto del silencio,
Del ejercicio espiritual
De un poema por día, y lo seguirás aun cuando
Los demás te indiquen otro camino:
Serás un hombre si puedes desoírlos y hacer
Solamente lo que te estoy diciendo:
No pienses en otra cosa; sobre todo,
No pienses en eso. La voz de tu conciencia
Piensa por ti
para que no confundas el ritmo de tu vida
con el de tu corazón. Te lo dice, sólo por hoy,
esta voz, que advierte el desorden
en el uso inútil, operático,
de la fantasía, de la memoria,
de la ensoñación.
Deja que tu pasado,
a menudo abrumado por el dolor,
por la incertidumbre,
por la entrega absoluta a causas imposibles,
se evapore. Por eso te dice, una vez más,
la voz de tu conciencia que te quedes así, quieto,
y no sufras. Escribe tu poema, firme, sólido,
impasible, galvanizado en tu soledad, y estarás bien.
Ahora, con un gesto desprendido y generoso,
Con una sonrisa de aceptación, sin otra cosa que tu propia fuerza,
Escribe lo que te dictaré: empieza así:

Tengo para escribir cuatro poemas
Todos al mismo tiempo, material
Hay de sobra, puedo escribir más si quiero
Pero alcanzaría con cuatro: tomo aire
Y meto unas palabras en el primero,
Paro con ése y sigo así hasta el cuarto
Hasta que llego a una cantidad suficiente
De palabras en cada uno y termino,
No sé cómo pero termino más o menos a tiempo
Para dar una vuelta y decirme: tengo cuatro poemas,
Todos en un rato, y así día a día  llego
A ciento veinte poemas por mes y a mil
Cuatrocientos cuarenta por año, lo cual
Está bien. Novelas


Serían un poco menos.

Roberto Apprato, Montevideo, 1950
imagen de Alberto Burri, en Instalación de miniaturas: The Trauma of Painting

jueves, diciembre 29, 2016

john ashbery. y ut pictura poesis es su nombre
















Y ut pictura poesis es su nombre

Ya no puedes decirlo así.
Concernido por la belleza tienes que
salir al aire libre, a un claro,
y descansar. Sin duda cualquier cosa divertida que te ocurre
está bien. Pedir más que esto sería raro
en ustedes, ustedes que tienen tantos amantes,
gente que te admira y que está dispuesta
a hacer cosas por ti, pero piensas
que no está bien, que si en verdad te conocieran. . .
tanto como para un auto-análisis. Ahora,
sobre qué poner en tu poema-pintura:
las flores siempre son agradables, en particular la espuela de caballero.
Nombres de chicos que conociste alguna vez y sus trineos,
los cohetes son buenos-¿existen todavía?
Hay muchas otras cosas de la misma calidad
como las que he mencionado. Ahora uno debe
encontrar algunas palabras importantes, y otro montón de
palabras discretas, aburridas. Ella se me acercó
por la compra de su escritorio. De repente la calle fue
plátanos y el estruendo de los instrumentos japoneses.
monótonos testamentos desperdigados por ahí. Su cabeza
se unió a la mía. Éramos un subibaja. Algo
debe ser escrito sobre cómo te afecta esto
cuando escribes poesía:
La extrema austeridad de una mente casi vacía
chocando con el exuberante follaje de Rousseau en su deseo de comunicar
algo entre respiraciones, aunque sólo sea por el bien
de los demás y su deseo de comprenderte y abandonarte
hacia otros centros de comunicación, para que la comprensión
comience y, al hacerlo, se deshaga.

John Ashbery, John Ashbery, Rochester, 1927
Versión © Silvia Camerotto
imagen de Su Blackwell

And Ut Pictura Poesis Is Her Name

You can't say it that way any more. 
Bothered about beauty you have to 
Come out into the open, into a clearing, 
And rest. Certainly whatever funny happens to you 
Is OK. To demand more than this would be strange 
Of you, you who have so many lovers, 
People who look up to you and are willing 
To do things for you, but you think 
It's not right, that if they really knew you . . . 
So much for self-analysis. Now, 
About what to put in your poem-painting: 
Flowers are always nice, particularly delphinium. 
Names of boys you once knew and their sleds, 
Skyrockets are good—do they still exist? 
There are a lot of other things of the same quality 
As those I've mentioned. Now one must 
Find a few important words, and a lot of low-keyed, 
Dull-sounding ones. She approached me 
About buying her desk. Suddenly the street was 
Bananas and the clangor of Japanese instruments. 
Humdrum testaments were scattered around. His head 
Locked into mine. We were a seesaw. Something 
Ought to be written about how this affects 
You when you write poetry: 
The extreme austerity of an almost empty mind 
Colliding with the lush, Rousseau-like foliage of its desire to communicate 
Something between breaths, if only for the sake 
Of others and their desire to understand you and desert you 
For other centers of communication, so that understanding 
May begin, and in doing so be undone. 

martes, diciembre 27, 2016

césar vallejo. altura y pelos

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Altura y pelos

¿Quién no tiene su vestido azul?
¿Quién no almuerza y no toma el tranvía,
con su cigarrillo contratado y su dolor de bolsillo?
¡Yo que tan sólo he nacido!
¡Yo que tan sólo he nacido!

¿Quién no escribe una carta?
¿Quién no habla de un asunto muy importante,
muriendo de costumbre y llorando de oído?
¡Yo que solamente he nacido!
¡Yo que solamente he nacido!

¿Quién no se llama Carlos o cualquier otra cosa?
¿Quién al gato no dice gato gato?
¡Ay, yo que sólo he nacido solamente!

¡Ay, yo que sólo he nacido solamente!


César Vallejo, Perú, 1892- París, 1938
de Poemas Humanos, 1923-1938

domingo, diciembre 25, 2016

rosario castellanos. el resplandor del ser

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El resplandor del ser

Sólo el silencio es sabio.
Pero yo estoy labrando, como con cien abejas,
un pequeño panal con mis palabras.

Todo el día el zumbido
del trabajo feliz va esparciendo en el aire
el polvo de oro de un jardín lejano.

En mí crece un rumor lento como en el árbol
cuando madura un fruto.
Todo lo que era tierra -oscuridad y peso-,
lo que era turbulencia de savia, ruido de hoja,
va haciéndose sabor y redondez.
¡Inminencia feliz de la palabra!

Porque una palabra no es el pájaro
que vuela y huye lejos.
Porque no es el árbol bien plantado.

Porque una palabra es el sabor
que nuestra lengua tiene de lo eterno,
por eso hablo.

El ser eterno, único,
la redondez del círculo cumplida.

Boca que se abre para decir sí
como se abre -asintiendo- la semilla.

Baja a la inteligencia
total, sin mengua, la palabra;
y queda (como el ámbito por el que vuela un pájaro)
plena y maravillada.

En mí su voluntad no fue hermosura.
Me hizo, como a la planta del desierto,
áspera y taciturna.
Me alzó para medir la soledad
en la extensión sin término, desnuda.
El viento herido en mis espinas- sangra.
Mi única flor es la obediencia oscura.

No ser ya más. O ser
sumisa, un instrumento.
Una flauta en los dedos de la música,
una espiga inclinada bajo el verano inmenso.

No ser ya más. Girar
disciplinadamente ceñida al universo.
Navegar sin orillas
en el amor perfecto.

Amanece en el valle. Con qué lento
resplandor se sonrosa la nieve de las cimas
y cómo se difunde la luz en el silencio.

Hechizada, contemplo el milagro de estar
como en el centro puro de un diamante.

¡Ah, despertar, vivir,
amar, amar el viento
como un amor de pájaro!

De toda la creación esta creatura,
ésta, para mi gozo.
Escogida y perfecta,
coronación del mundo más hermoso.

De su promesa viene
a ser presencia pura.
¡Oh, amor! ¡Oh, misterio,
agua donde la perla se consuma!

¡Alegría de ser dos! En dos orillas
va el río, regalándose.
En dos alas el pájaro
sube al centro del aire.

En las manos unidas
reposa, sostenido, el universo.
¡Alegría de ser dos, y entre los dos
lo eterno!

Me llamas, como a Eurídice,
rompiendo la tiniebla.
El nombre que me das
es para que amanezca.

Sonreída, inocente,
hierba, me vuelvo al aire conmovido.
De la noche no tengo
más que el rocío.

Me alegro con la rama del almendro.
Calló todo el invierno, pero sin descansar,
pues preparaba el tiempo
de convertir lo oscuro de la tierra
en esta flor con la que hoy me alegro.

Se mecía la rama
y era una flor abierta
su única palabra.

¡Cuánta muerte vencida para alcanzar la cima
de plenitud tan breve y delicada!

No era la eternidad. Era la primavera.
La primavera que florece y pasa.

Lo supe con mi carne.
Que la vida es la flor que entre sus dedos
va deshojando el aire
para dejar sin cárcel el perfume
y sin dueño la miel temblorosa del cáliz.

Así, como a la flor del cardo, nos destruye.
Lo supe con mi carne.

¡Qué amistad la del agua con su cauce
y qué conversación la de la rama
cortejada del aire!

En la mano del día
resplandece un anillo de esponsales.
¡Quñe nupcias de la luz y del espejo!

Nadie está solo. Nadie.

No temo por la hoja del arbusto pequeño,
aunque la oculte el árbol poderoso,
aunque la huelle el paso del becerro.

El rocío la embellece
de noche y en silencio.

¡Cömo canta la tierra cuando gira!
Canta la ligereza de su vuelo,
su libertad, su gracia, su alegría.

Así cantan los pájaros
regresando a su nido desde lejos.

El amor que nos ama
no aparta de nosotros ni un instante
la mirada.

Bajo ella estamos todos los dispersos,
como espigas en haz, en gravilla apretada.
La medida completa
que él alzaría en sólo una brazada.

¿Quién vivió y no lo cree?
Las palabras lo juran,
lo atestiguan los seres.

Que este don que nos dieron es don que se recibe
y ya no se devuelve.

A veces hay la noche,
pero la luz es fiel y vuelve siempre.

Al tercer día todo resucita.

Sólo la muerte muere.

No te despidas nunca.

La hoja que el otoño desprende de la rama
conoce los caminos del regreso.

La juventud recuerda su querencia.
La golondrina vuelve del destierro.

No te despidas nunca, porque el mundo
es redondo y perfecto.


Rosario Castellanos México DF,1925 - Tel Aviv, Israel, 1974
En Poesía no eres tú, Fondo de Cultura Económica, Letras Mexicanas, 1972


viernes, diciembre 23, 2016

yvor winters. the old weep gently













Los viejos lloran suavemente

Estos viejos árboles
suspiran en cada hoja,
miran sus troncos
como si regresaran años atrás.
Los viejos nudos permanecen
allí donde los miembros fueron arrancados-
pequeños rostros borrados con la mano
de su pena gargoleana;
mientras las sombras
se deslizan por los troncos
como lágrimas.

Yvor Winters, Chicago, 1900- Palo Alto, 1968
Versión © Silvia Camerotto
imagen de Osnat Tzadok


The Old Weep Gently

These old trees
Sigh in every leaf,
Look down their trunks
As if back down the years.
Old knots stay
Where limbs were torn away-
Little fist-rubbed faces
Of gargoyle grief;
While shadows
Slip down the trunks
Like tears.



miércoles, diciembre 21, 2016

yvor winters. sobre blake















Sobre Blake

Cuando la madre de Blake murió,
él se levantó de la cama
(era inválido)
y le cerró sus ojos y acomodó su cabello;
y sacó la almohada bajo su cabeza,
y puso la sábana sobre su delgado y sereno rostro,
y la dejó allí.

El pequeño Mayordomo se deslizó a través de la penumbra-
una cucaracha asustada.
Blake lo arrinconó
para darle indicaciones. Y él: “¿A qué hora murió?”-
La última palabra salió entrecortada
con una mueca serena y dolorida.
Gran problema. Su cabeza se sacudía
ante Blake en el crepúsculo, febril, sombría.
Blake es también pequeño, su cuerpo frágil se retorcía.
Su cara transparente y afeminada
algo estremecida,  congelada volvió a casa.
El llanto de su hermana, apenas visible por la penumbra.
estupefacta, borracha, al final del corredor.
Esto fue todo.

Luego Blake regresó al cuarto crepuscular
donde las velas luchaban débilmente con el anochecer.
Retiró la sábana blanca del  blanco rostro.
Su bata cayó en pliegues cerezas
sobre esta, manchas de fiebre en la sombra.
Estaba cansado y débil y helado.
Miró la cara serena como si fuera un espejo,
Sus rasgos –un espejo curioso, ¡la Muerte!-
congeladas e inestables ante el aliento súbito e intruso.

Yvor Winters, Chicago, 1900- Palo Alto, 1968
Versión © Silvia Camerotto
imagen de William Blake, Pity

Concerning Blake
When Blake’s mother died,
He got up out of bed
(He was an invalid)
And closed her eyes and smoothed her hair;
And took the pillow from beneath her head,
And drew the sheet across her thin clear face,
And left her there.

The little Butler scudded through the gloom-
A frightened cockroach.
Blake cornered him
To give him orders. And he: “At what time did she die?”-
The last word jerked out
With a placating pained grimace.
Great difficulty. His head jerked about
Before Blake in the dusk, febrile, dim.
Blake’s small too –fragile body twitched.
His transparent feminine face
Quivered slightly, froze back into place.
His sister’s sobs, half checked by the gloom,
Staggered, drunken, down the hall.
This was all.

Then Blake went back into the twilit room
Where the candles struggled vaguely with the dusk.
He drew back the white sheet from the white face.
His bathrobe fell in cerise fold on fold
Above it, fever-blotches on the shadow.
He was tired and weak and cold.
He stared at the clear face as into a mirror,
His features –a curious mirror, Death!-
Frosted and uncertain at his sudden intruding breath.







martes, diciembre 20, 2016

joaquín giannuzzi. cumpleaños



















Cumpleaños

He cerrado la puerta de mi padre.
Finalmente lo supe, al amanecer
de este cumpleaños en que te sobrevivo.
Pero aún con la difícil respiración
al borde de la cama y sombrías
opciones por delante, puedo entender
que tú y todos los muertos han perdido
y que vivir es el único prestigio que cubre la tierra.
Entonces, todo lo que es está bien.
Por alguna razón me incorporo; jadeando,
vacío tu rostro hacia la pesada oscuridad
y tengo tu misma manera de torcer la boca
al paso de la puntada por el pecho anginoso.

Joaquín Giannuzzi, Buenos Aires, 1924 - Salta, 2004
en Poesía Completa, Joaquín O. Giannuzzi, edición y prólogo de Jorge Fondebrider, Sibila, Sevilla, 2009
Imagen de Soledad Calés

lunes, diciembre 19, 2016

edgar bayley. entre un hombre y una mujer















Entre un hombre y una mujer

entre un hombre y una mujer
la vida crece
y crecen las lunas
los techos
la intemperie
mientras se entrecruzan palabras halcones arañas
zigzagueos de la sombra y la espera

entre un hombre y una mujer
la pasión crece 
el fulgor de una lucidez relampagueante
que traza en lo oscuro sus presagios
y cada uno teme al otro
y cada uno confía entrega una almendra al otro
y cada uno espera y dice: dios mío amor mío
y cada uno quisiera un reino azul para el otro
en cualquier parte del cielo o de la tierra
una magnolia
la arcilla
unos balcones que dan a un bosque espeso
mientras oscurece
pero el otro no sabe nada y calla

esto suele pasar entre un hombre y una mujer
que se aman
y que apenas se conocen
hasta que las caricias estallan
y se dicen todo sin decírselo
con las manos en sus cuerpos
con la respiración entrecortada
la misma de la tierra toda

Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
de 'Algunos poemas más (1984-1990)' en Edgar Bayley, Antología poética, Tierra Firme, Selección y prólogo de Jorge Aulicino, FCE, Buenos Aires, 2015

imagen de Jack Vettriano

domingo, diciembre 18, 2016

juan manuel inchauspe. selección










6.

No serán las mismas huellas
del tiempo.

Tal vez mi fantasía
o mi tristeza las altera
abandonado como estoy
en medio de este paseo
inútil.

Pero cómo se parecen
éstas hojas de plátano
gruesas y húmedas
adheridas al borde del estanque.

1969

El centro de nuestra vida

El centro de nuestra vida 
es lo que importa
el centro
no la periferia abarrotada y estéril

La periferia de nuestra vida
que no pudimos prever
que hicimos 
que se hizo
y que va y viene
con nosotros.

El centro oculto de nuestra vida
es lo que vale.

Juan M. Inchauspe, Salta, 1940- Santa Fe, 1991
de Juan M. Inchauspe, Poesía completa, Universidad Nacional del Litoral, Santa Fe, 1994
imagen de Susana Munay

sábado, diciembre 17, 2016

jorge aulicino. la cara resplandeciente













I

La cara resplandeciente con que dijiste "nadie"
hace por un momento que la imaginación se tranquilice
ante un vacío acogedor, un vacío de los signos,
un cielo en el que las constelaciones suenan
como la música cóncava de un órgano
pero sin resonancias afectivas.

El maestro ha dicho "nadie", en cuanto al quién de la Creación, y
ese nadie se convierte en Nadie, un radiante e infinito hueco.
De ese modo, querido maestro Ateo, con tu voz muchachil
has encendido de nuevo la Presencia, has activado las
mayúsculas, los entes, las geografías,
los trasgos, los humores, los elementos (cuatro),
los elementos del clima también, los elementos periódicos,
y el carbono, la respiración de las plantas, el alelí abatido
por la lluvia y no sé cuántos jardines, Maestro. Has lavado el
misterio de Dios. Y en tu "nadie" suena el Nadie de todas 
las iglesias góticas y romanas.

Me has hecho dormir tranquilo, protegido por Nadie,
en el sordo rechinar nocturno, ese silbido urbano, la cabeza
sobre la presta almohada que recuerda aún
el ululante desierto, el salar, los palos despintados.

Jorge Aulicino,
de 'El mar de Galilea', en Corredores en el parque, Barnacle, Buenos Aires, 2016
imagen de Olga Akasi

viernes, diciembre 16, 2016

william faulkner. sobre el borde del mundo



XXVIII

Sobre el borde del mundo, arrastrando a un suave noviembre
que reacio, los sigue, arrastrando a las lunas del frío:
¿qué recuerdan, al despertar, sus voces solitarias
en este polvo, antes de que fuese carne? ¿Qué antiguo e inquieto

sueño, dormido un milenio sin sobresalto,
despierta mi sangre a este punzante malestar? ¿Qué corno
les convoca? ¿He sido libre alguna vez? ¿He recorrido
sus cielos indómitos y solitarios antes de nacer?

La mano que moldeó mi cuerpo, que me dio la visión,
me hizo esclavo de la arcilla, a cambio de un sueldo de aliento.
Seguid, seguid, oh indómitos y solitarios: sean para mí las burlas,
y vengan después el esplendor y la velocidad, la limpieza de la muerte.

Sobre el borde del mundo, desde algún espléndido mediodía,
persiguiendo, y no en vano, algún alto deseo,
llenan y vacían la luna roja, agonizante,
y cruzan de nuevo, entre lágrimas, el borde del mundo.


William Faulkner, Albany, 1897- Oxford, 1962
en Poesía reunida , William Faulkner, Bartebly Editores, Traducción y prólogo de Eduardo Moga y Daniel C. Richardson, Madrid, 2008 
imagen de Bob Hunt