martes, junio 20, 2017

emily dickinson. me digo que la tierra es breve



***
Me digo que la tierra es breve,
y la angustia absoluta.
Que hay demasiado mal;
¿pero qué?

Me digo que podríamos morir;
que la más grande vitalidad
no puede vencer al crepúsculo;
¿pero qué?

Me digo que en el cielo
habrá de alguna manera un nivel,
habrá alguna nueva ecuación;
¿pero qué?


Emily Dickinson, Amherst, Massachussets, 1830-1886
en La asesina rubia, Antología poética, Traducción de Raúl Gustavo Aguirre, REUN, Libro Universitario Argentino, Buenos Aires, 2016

***
I reason, Earth is short-
And Anguish -absolute-
And many hurt,
But, what of that?

I reason, we could die -
The best Vitality
Cannot excel Decay,
But, what of that?

I reason, that in Heaven-
Somehow, it will be even -
Some new Equation, given -
But, what of that?

lunes, junio 19, 2017

jorge aulicino. siberia

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Siberia

Papá podía discutir una noche acerca de trabajar para el Estado.
No tenía moral de los fondos públicos sino la incipiente certeza férrea
de que había que montar una máquina de guerra.
Y no había sol ni escarcha en las palabras
que aprendió en los invernos fúnebres y los días despejados.
Un solo recuerdo le perturbaba el sueño y no supe cuál era.
Papá se nublaba y volvía en sí a cada rato,
como un oculto cielo en el charco de un patio.
Las palabras no podían, la acción se perdía en consignas
cada vez más lejanas, y cada vez menos mágicas.
Papá ya no decía nada, sólo que todo había ocurrido porque debía.
Papá no hizo transferencias, no dejó papeles, no perdió inocencia.
Fijate en Siberia, en los grandes transatlánticos petroleros
encallados en la taiga, los amigos del KGB hechos mafiosos
piratas aventureros galácticos, mirá el noticero,
el nuevo perfil del National Geographic, las grandes fotos
los tubos de petróleo en los que rascarán el óxido la marta
y el zorro y el tigre y los fugitivos de una gran tormenta;
pensá en la Patagonia nuestra, en Ushuaia en los presos
en los muertos en los fusilados en los enterrados bajo el viento;
pensá en el frío, medio bosque talaron con las manos nevadas.
Era de la intemperie tu gusto burgués por las cosas sólidas, tu odio al pequeñoburgués
tu carácter santurrón y nietzscheano, tu vorágine, tu prolijidad aprendida
tu admiración estética por la solidez, tu garbo extraño, irónico, recatado.
No me hablen de cambios. Es la marcha. No me hablen de cambios.
Hay algo que permanece y que no cuadra.

Jorge Aulicino, Buenos Aires, 1949
de El Cairo, 2015
en La poesía era un bello país II, Antología poética, Hebel, Santiago de Chile, 2016

lunes, junio 05, 2017

yehuda amichai. cuando tres o cuatro se reúnen en una habitación

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Cuando tres o cuatro se reúnen en una habitación

Cuando tres o cuatro se reúnen en una habitación  
siempre hay uno parado junto a la ventana.
 y él debe ver la injusticia entre las espinas,
fuegos que devoran la colina,
y debe ver cómo los hombres que salieron adelante
son regresados  a sus hogares al caer la noche como un vuelto.

Cuando tres o cuatro se reúnen en una habitación
siempre hay uno parado junto a la ventana:
pelo oscuro sobre sus pensamientos,
detrás  de él palabras;
ante él voces que vagan sin mochila,
profecías áridas, corazones sin provisiones,
grandes piedras devueltas,
sin leer, como cartas sin
dirección y nadie para recibirlas.

Yehuda Amichai, Würzburg, 1924 – Israel, 2000
Versión © Silvia Camerotto
imagen de 

When Three or Four are Gathered in a Room (Traducido del original por Robert Friend)

When three or four are gathered in a room
there’s always one who’s standing by a window.
And he must see injustice among the thorns,
fires devouring the hill,
and see how men who went forth whole
are returned to their homes at nightfall like small change.


When three or four are gathered in a room
there’s always one who’s standing by a window:
dark hair above his thoughts,
behind him words;
before him voices wandering without a knapsack,
waterless prophecies, hearts without provisions,
large stones returned,
unread, like letters with
no address and no one to receive them.

domingo, junio 04, 2017

wallace stevens. el viento cambia




El viento cambia

Así es como cambia el viento:
como los pensamientos de un humano mayor,
que todavía piensa con ganas
y con desesperación.
El viento cambia así:
como un humano sin ilusiones,
que aun siente cosas irracionales dentro suyo.
El viento cambia así:
como humanos que se acercan con orgullo,
como humanos que se acercan con ira.
Así es como cambia el viento:
como un humano, pesado, muy pesado,
al que no le importa nada.

Wallace Stevens, Reading, 1879- Hartford, 1955
de Harmonium, 1917
versión © Silvia Camerotto
imagen de Osnat Tzadok



The Wind Shifts

This is how the wind shifts:
like the thoughts of an old human,
who still thinks eagerly
and depairingly.
The wind shifts like this:
like a human without illusions,
who still feels irrational things within her.
The wind shifts like this:
like humans approaching proudly,
like humans approaching angrily.
This is how the wind shifts:
like a human, heavy and heavy,
who does not care.

sábado, junio 03, 2017

emily dickinson. el dolor es

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***

El dolor es un elemento del vacío;
no puede recordar
cuándo comenzó, o dónde estuvo
el día en que no fue.

No tiene otra mañana más que él,
su reino infinito contiene
su ayer, iluminado para conocer
nuevos períodos de dolor.

Emily Dickinson, Amherst, Massachussets, 1830-1886
en La asesina rubia, Antología poética, Traducción de Raúl Gustavo Aguirre, REUN, Libro Universitario Argentino, Buenos Aires, 2016

***
Pain -has an Element of Blank-
It cannot recollect
When it begun -or if there were
A time when it was not-

It has no future -but itself-
Its infinite contain
Its Past -enlightened to perceive
New Periods -of Pain.

viernes, junio 02, 2017

santiago sylvester. peripecia del cuerpo




(peripecia del cuerpo)

El cuerpo es exigente: reclama, ofrece prestaciones, y ahora
   me doy cuenta de que elige sólo a medias:
                               
                                                                        sin embargo,
en él está lo que gano y pierdo: vértigo de lo que llega,
descarte de lo que sobra y 
perpetuamente sobrará.


                                        La memoria
forma parte del cuerpo: no difieren naturaleza y cultura: todo
en este caso es todo, pero no con el fastidio ontológico sino
con la contundencia del verbo estar.

                                                                    La vos, el entusiasmo,
forman parte del cuerpo como la mirada forma parte del
   ojo: no hay separación que valga.

Un cuerpo sano o enfermo es igualmente el cuerpo, incluso
   la cicatriz;
la caída de un diente, un moretón, son tan cuerpo como la
   punta de los dedos:
hasta lo que puede ser cortado, uña, pelo o pellejo, que es
donde más se esmera porque ahí
puede desaparecer.

El enigma que circula por el cerebro, lo intenso del tendón
y resueltamente el sexo: cada tarea 
pregunta qué vino mi cuerpo a decir de mí, cuál es la
   justificación que me rodea:
el cuerpo, el exigente.

                                     Con él
me siento en confianza, no sé si en calma:
un ojo cerrado, el otro abierto,
como el animal que se tiende al lado de su dueño, y se duerme,
y sospecha que por ahora todo está bien.

Santiago Sylvester, Salta, 1942
de Los casos particulares, Ediciones del Dock, Colección Pez Náufrago, Buenos Aires, 2014
imagen de Virginia Patrone

jueves, junio 01, 2017

alberto girri. en qué la perspicacia

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¿En qué la perspicacia

de Horowitz es mayor
que la de Scarlatti?

                  ¿Por haber dado
entre sus quinientas sonatas
con las diez, doce, quince,
irresistibles como síntesis
de urbanidad y violencia,
lo cortesano y lo salvaje,
ecos españoles en ecos de danzas,
tamboriles, bordoneos de guitarras,
y lo itálico en el canto?

                   ¿Porque acierta
a destacarlas con los más precisos
ángulos de coincidencias,
                              ni atento a su estado
de partituras de época, estrictamente,
                              ni actualizándolas,
                              ni que el piano
suene como clave,
                              ni enmarañar las notas,
su ligereza, nítida gracia,
abusar de los recursos del piano?

                   ¿Es que la diferencia en favor
de Horowitz no provendrá
de que las sonatas implican dos
movimientos creadores,
                   el arte de su autor, íntimo,
variable de humor en humor,
                   y el del intérprete, virtuoso
según la medida de su encarnizamiento
en pos de una traducción objetiva,
sin cesar igual a sí misma,
invariable siempre lo que conmueve?

Hay hombres que mejora 
el color de la tela, eso es todo.

Alberto Girri, Buenos Aires, 1919-1991
de Homenaje a W. C. Williams (1981), en En selva de inquietudes, Antología poética, Selección, edición y prólogo de José Muñoz Millanes, Colección de la Cruz del Sur, Pre-Textos, Valencia, 2010