sábado, noviembre 30, 2013

alfonsina storni. cuadrados y ángulos



Cuadrados y ángulos 

Casas enfiladas, casas enfiladas,
casas enfiladas.
Cuadrados, cuadrados, cuadrados.
Casas enfiladas.
Las gentes ya tienen el alma cuadrada,
ideas en fila
y ángulo en la espalda.
Yo misma he vertido ayer una lágrima,
Dios mío, cuadrada. 


Alfonsina Storni, Sala Capriasca 1892- Mar del Plata 1938.
De Alfonsina Storni, Poesía, Ensayo, Periodismo, Teatro, Tomo I, Losada, Buenos Aires, 1999
imagen de Vassily Kandinsky

viernes, noviembre 29, 2013

pedro calderón de la barca. es verdad, pues...



***

Es verdad, pues: reprimamos
esta fiera condición,
esta furia, esta ambición,
por si alguna vez soñamos.
Y sí haremos, pues estamos
en mundo tan singular,
que el vivir sólo es soñar;
y la experiencia me enseña,
que el hombre que vive, sueña
lo que es, hasta despertar.

Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?

Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida?  Un frenesí.
¿Qué es la vida?  Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

Segismundo: Jornada III, Escena 9

Pedro Calderón de la Barca, Madrid, 1600-1681
de La vida es sueño (fragmento), Editorial Castalia, 1993
imagen s/d en Radio Educa

jueves, noviembre 28, 2013

friedrich schiller. amor y apetito





Amor y apetito

Muy bien dicho, Schlosser: se ama
lo propio; y si no se tiene
se apetece. El alma rica
ama, la pobre apetece.


Friedrich Schiller, Marbach am Neckar, 1759 - Weimar, 1805
en Poesía, Friedrich Schiller, Yunque, Barcelona, 1940 
imagen de Anton Graff, Friedrich Schiller

miércoles, noviembre 27, 2013

emily brontë. ven, camina conmigo



Ven, camina conmigo

Ven, camina conmigo,
solo tú puedes
consagrar mi espíritu ahora—
solíamos amar las noches de invierno
para caminar por la nieve;
¿Acaso no podemos regresar  los viejos placeres?
Las nubes oscuras y salvajes
salpican con su sombra nuestras montañas
como hace tiempo
y en el horizonte descansan al fin
apiladas en masas acechantes;
mientras los rayos de luna brillan y vuelan tan rápido
que apenas si podemos decir si sonreían—

Ven, camina conmigo, camina conmigo;
no hace mucho no éramos tan pocos
pero la Muerte se robó nuestra compañía
como la luz del sol roba el rocío—
Se llevó uno a uno y solo
quedamos nosotros dos;
tanto se enriedan mis sentimientos
porque no tienen más soporte que el tuyo—

No me llames— podría no estar,
¿es el amor humano tan real?
¿Puede la flor de la amistad languidecer durante años
y revivir luego?
No, aunque el suelo se empape con lágrimas,
tan puro sea lo que fuere que crecía
la savia vital una vez muerta
no volverá a correr
y con mayor seguridad que aquella temida morada,
la angosta celda del tiempo muerto
separa los corazones de los hombres—

Emily Brontë, Thorntorn, 1818- Haworth, 1848
Versión ©Silvia Camerotto
Imagen s/d, Emily Brontë
Come, Walk With Me
Come, walk with me,
There's only thee
To bless my spirit now—
We used to love on winter nights
To wander through the snow;
Can we not woo back old delights?
The clouds rush dark and wild
They fleck with shade our mountain heights
The same as long ago
And on the horizon rest at last
In looming masses piled;
While moonbeams flash and fly so fast
We scarce can say they smiled—

Come walk with me, come walk with me;
We were not once so few
But Death has stolen our company

As sunshine steals the dew—
He took them one by one and we
Are left the only two;
So closer would my feelings twine
Because they have no stay but thine—


'Nay call me not— it may not be
Is human love so true?
Can Friendship's flower droop on for years
And then revive anew?
No, though the soil be wet with tears,
How fair soe'er it grew
The vital sap once perished
Will never flow again
And surer than that dwelling dread,
The narrow dungeon of the dead
Time parts the hearts of men—

martes, noviembre 26, 2013

arnaldo calveyra. ser de donde se viene...




***
[...]

Ser de donde se viene. Saber de dónde viene uno. Consultarlo con otros. Con conocidos de viaje, en una conversación fugaz, conversación de momento, ocasional en lo posible. Fingir altanería, para así provocar objetividad en uno y los demás. Socarronería por principio. Lengua cortada, lengua interrumpida.

La gente que ha querido vivir conmigo, los amores tontos, la mirada del perro, una luz de vidriera, ¿dónde están ahora, cuando ya dejamos de vernos y ellos son ahora ese yo que les presté pero que me llevé conmigo, estrechado, escondido aun para mí, entre mis brazos a enterrarlo en su recova?
Precisión del dejar, campanada irreconocible en la simetría y la arritmia. Estas y esas gentes, ahora que empiezo a saber cómo llamarlas, tratarlas, que han aceptado sin pestañear este cono transitorio de respuesta, no sé si están o estarán un día en su cadáver de corazón exagerando.

Uno de nosotros dos es dos y alguien más a esta hora. Más vida, agua de manantial y monte, uno solo entre y con los dos, más callado, silencio de recién preciso y vacilante. Indeciso, extrañado silencio, más se parece a la batalla cuando les llega la noche y mueren los últimos. Uno de los dos, más por recibir a ese otro que alienta todavía en uno y de cuando el era y el serán se pliegan y despliegan como las dos puntas de mañanas y tardes, barquito de papel lanzado al estanque. Serán uno, serán uno, alguien que conserva su silencio de fábrica entre sus dos manos apaciguadas, su humo de recién.

Arnaldo Calveyra, Mansilla, Entre Ríos, 1929
de El cuaderno griego, Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires, 2010
imagen de Eli, en Eli Gallery

lunes, noviembre 18, 2013

doris lessing. fábula




Fábula
Cuando miro hacia atrás me parece recordar el canto.
Sin embargo, siempre fue silencioso en aquella larga y cálida habitación.

Impenetrables, esas paredes, que creíamos
oscurecidas por escudos antiguos. La luz
brillaba sobre la cabeza de una niña o jóvenes extremidades
estirándose al descuido. Y las voces débiles
se elevaban en el silencio y se perdían como el agua.

Sin embargo, pese a que era tranquila y cálida como una mano,
si uno de nosotros corría las cortinas
una lluvia continua soplaba afuera despreocupadamente.
A veces entraba el viento, moviendo las llamas,
y haciendo que las sombras en la pared se encogieran,
o un lobo aullaba afuera en la noche inmensa,
y sintiendo que nuestra carne se helaba nos amontonábamos.

Pero durante un tiempo el baile continuó—
Esto es lo que me parece ahora:
siluetas lentas moviéndose en calma a través
de charcos de luz como una red dorada sobre el piso.
Podría haber seguido, como un sueño, para siempre.

Pero entre un año y otro— ¿sopló un viento nuevo?
¿La lluvia pudrió las paredes al fin?
¿Los hocicos de los lobos llegaron empujando los rayos caídos?

Fue hace tanto tiempo.
Pero a veces recuerdo la habitación con cortinas
y escucho las lejanas voces juveniles cantar.

Doris Lessing, Kermanshah, 1919-Londres, 2013
De Fourteen Poems, London: Scorpion Press, 1959
Vía Gabriela Adelstein en Mitakuye Oyasin
Imagen de Wikimedia Commons, National Register of Historical Places

Fable
When I look back I seem to remember singing.
Yet it was always silent in that long warm room.

Impenetrable, those walls, we thought,
Dark with ancient shields.  The light
Shone on the head of a girl or young limbs
Spread carelessly. And the low voices
Rose in the silence and were lost as in water.

Yet, for all it was quiet and warm as a hand,
If one of us drew the curtains
A threaded rain blew carelessly outside.
Sometimes a wind crept, swaying the flames,
And set shadows crouching on the walls,
Or a wolf howled in the wide night outside,
And feeling our flesh chilled we drew together.

But for a while the dance went on—
That is how it seems to me now:
Slow forms moving calm through
Pools of light like gold net on the floor.
It might have gone on, dream-like, forever.

But between one year and the next – a new wind blew?
The rain rotted the walls at last ?
Wolves’ snouts came thrusting at the fallen beams?

It is so long ago.
But sometimes I remember the curtained room
 And hear the far-off youthful voices singing.

jueves, noviembre 14, 2013

jorge leónidas escudero. mi anciano hijo



Mi anciano hijo

Mi hijo es viejo y tiene eso raro

de sentarse en un banco de la plaza
y estarse solitario hasta el amanecer.
No es por insomnio, me dijo, 
sino en cómo hacer para dejar de pensar
y entrar directamente en el saber.
Algunos dirán que es estúpido
eso de dejar que el tiempo transcurra lúcido
por fuera del pensamiento propio; 
pero allá él, mi hijo es así. 

Tiene un impulso que lo alienta a correr

detrás de lo difícil, 
pero como le falta agilidad en los pies
se siente en un banco de la plaza. 

Para colmo aspira a ser alquimista

y quiere fabricar oro con la mente.
Tampoco entiende por qué se le corren los mocos
sin estar refriado y le brotan lágrimas
sin estar triste.

Le aconsejo m´hijito acuestesé,

descanse ´n la cama, ya todo está hecho;
pero él no me escucha,
va a la plaza y se amanece.

***
Hubo
¿Hubo? Hubo
pero nadie ha visto nada.

Sin testigos hallables,
sin que nadie señale algún vestigio, hubo.
 Sin que siquiera yo tenga conciencia plena,
la caricia era, venía o paloma
que se extravío en el aire o pañuelo
perdido.

Quiere decir que un poco, algo de suerte tuve
desde que venía a asentarse en mí
aunque cayó en nunca.

Ayudo a mi memoria para que me comprenda
ese algo y edifique
esta sutilísima historia de amor.

Porque el tiempo me arruga y estruja
con necesarios olvidos,
pero no me aquella quita,
la que venía a mí
y cuando yo la mano a recibirla ¡oh!,
 vino la soledad muy comedida
y efusivamente me presentó sus saludos.

Jorge Leónidas Escudero, San Juan, 1920

En Poesía Completa, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2011
imagen de Jaime Castro, El Alquimista, en Terminartors

miércoles, noviembre 13, 2013

olga orozco. detrás de aquella puerta



Detrás de aquella puerta

En algún lugar del gran muro inconcluso está la puerta,
aquella que no abriste
y que arroja su sombra de guardiana implacable en el revés de todo tu destino.
Es tan sólo una puerta clausurada en nombre del azar,
pero tiene el color de la inclemencia
y semeja una lápida donde se inscribe a cada paso lo imposible.
Acaso ahora cruja con una melodía incomparable contra el oído de tu ayer,
acaso resplandezca como un ídolo de oro bruñido por las cenizas del adiós,
acaso cada noche esté a punto de abrirse en la pared final del mismo sueño
y midas su poder contra tus ligaduras como un desdichado Ulises.
Es tan sólo un engaño,
una fabulación del viento entre los intersticios de una historia baldía
refracciones falaces que surgen del olvido cuando lo roza la nostalgia.
Esa puerta no se abre hacia ningún retorno;
no guarda ningún molde intacto bajo el pálido rayo de la ausencia.
No regreses entonces como quien al final de un viaje erróneo
-cada etapa un espejo equivocado que te sustrajo el mundo-
descubriera el lugar donde perdió la llave y trocó por un nombre confuso la consigna.
¿Acaso cada paso que diste no cambió, como en un ajedrez,
la relación secreta de las piezas que trazaron el mapa de toda la partida?
No te acerques entonces con tu ofrenda de tierras arrasadas,
con tu cofre de brasas convertidas en piedras de expiación;
no transformes tus otros precarios paraísos en páramos y exilios,
porque también, también serán un día el muro y la añoranza.
Esa puerta es sentencia de plomo; no es pregunta.
Si consigues pasar,
encontrarás detrás, una tras otra, las puertas que elegiste.

***

Rara sustancia

Mi especie no es del agua ni del fuego, ni del aire o la tierra, solamente,
sino cuando me fijan a los muestrarios que yo sé con herrumbrados alfileres.
Pero desde mi lado y a deshoras
y en esos días en que se levanta la tapa del momento y se distingue el fondo,
si me arrancan mi capa de espesor y me dejan a oscuras sin el amparo de mi nombre,
verán que pertenezco a esa extraña familia de las metamorfosis transparentes,
a ese orden inconcluso que se fija a un color como a la sal del mundo
o que toma la forma de aquello que contiene,
así sea una llave, así sea una ausencia.
Basta que una palabra me atraviese de pronto lado a lado,
sobre todo si es siempre, sobre todo si es nunca, o acaso, o demasiado,
para que quede impresa como una quemadura hasta el subsuelo de mi anatomía.
Porque así es mi sustancia: un animal oculto en la espesura,
incorporando huellas, humaredas y soles a la hierba que pasa entre sus dientes.
Yo devoro el paisaje, cada trozo de eternidad instantánea, con mi propio alimento.
He copiado visiones que me son más cercanas que mis ojos,
imágenes ardientes como incrustaciones de vidrio en una llaga.
Y no es por atesorar oscuros esplendores de mendiga tras avaros recuentos.
Es por las comuniones del contagio,
por vocación de apego y de caricia aun frente a un adiós, a un adiós imposible,
que me dejo invadir por cosas tan remotas como un país en el que nunca estuve,
que según se me mire soy un tatuaje al rojo,
un farol oscilando en un andén donde se queda envuelto por la niebla mi destino,
una puerta entreabierta por la que se cuela una ráfaga fría que me convierte en soplo,
casi en nadie.
Pero jamás consigo estar completa; no logro aparecer de cuerpo entero.
¿Y en qué consistirá esta naturaleza inacabada
que vira sin cesar hacia otros brillos, otras fronteras y otras permanencias?
¿Cuál podrá ser mi reino en esta mezcla, bajo esta propensión inagotable
que abarca mucho más que las malezas, los plumajes cambiantes y las piedras?
Tal vez el reino de la unidad perdida entre unas sombras,
el reino que me absorbe desde la nostalgia primera y el último suspiro.

Olga Orozco, Toay, La Pampa, 1920- Buenos Aires, 1999
de La noche a la deriva, 1984
imagen de Thomas Saliot, en Uno de los nuestros

martes, noviembre 12, 2013

dylan thomas. villanelle


Villanelle

No entres complaciente a esa noche final:
La vejez debería arder y delirar al terminar el día;
Rabiar, rabiar contra el morir de la luz.

Los sabios al expirar, aunque saben que la oscuridad corresponde
Porque sus palabras no han sido suficientemente importantes,
No entran complacientes a esa noche final.

Los hombres buenos, pasada la última ola, gritando cuán brillantes
Sus frágiles gestos habrían podido bailar en una bahía verde,
Rabian, rabian contra el morir de la luz.

Los hombres salvajes, que atraparon y cantaron al sol en fuga
Y descubren demasiado tarde que fue su dolor lo que lo alejó,
No entran complacientes a esa noche final.

Los hombres serios, cerca de la muerte, que ven con visión cegadora
Que los ojos ciegos podrían fulgurar como meteoros, vitales,
Rabian, rabian contra el morir de la luz.

Y vos, mi padre, ahí en la triste altura,
Maldecí, bendecime ahora con tus lágrimas feroces, por favor.
No entres complaciente a esa noche final:
Rabiá, rabiá contra el morir de la luz.

Dylan Thomas, Swansea, 1914- Greenwich Village, 1953
Versión de Gabriela Adelstein
Imagen de Fiona Rae, Maybe You Can Live on the Moon in the Next Century, 2009


Villanelle

Do not go gentle into that good night,
Old age should burn and rave at close of day;
Rage, rage against the dying of the light.

Though wise men at their end know dark is right,
Because their words had forked no lightning they
Do not go gentle into that good night.

Good men, the last wave by, crying how bright
Their frail deeds might have danced in a green bay,
Rage, rage against the dying of the light.

Wild men who caught and sang the sun in flight,
And learn, too late, they grieved it on its way,
Do not go gentle into that good night.

Grave men, near death, who see with blinding sight
Blind eyes could blaze like meteors and be gay,
Rage, rage against the dying of the light.

And you, my father, there on the sad height,
Curse, bless me now with your fierce tears, I pray.
Do not go gentle into that good night.
Rage, rage against the dying of the light. 

lunes, noviembre 11, 2013

tom maver. en caminos despejados y otros poemas


****
La soledad siguiendo, Garcilaso de la Vega


En caminos despejados me atraso sin remedio
y llego a mi casa siempre después de mí
como a un lugar donde no queda nadie. 

Tropiezo con cosas que ya no están,
por todas partes choco con la distancia que se abre
entre nosotros, con armarios que quedaron cerrados.
Los ecos de las charlas que todavía recuerdo
son sobre viajes que se llevan a los que hablan
y peparativos que hace uno solo.

Apenas te fuiste, borré cada huella tuya
para no ver adonde iría la siguiente.
Fuí, uno por uno, deshaciendo todos tus abandonos
hasta desorientarme y no tener cómo seguirte.

Pero ahora resulta que cuando piso
donde alguna vez borré los rastros de tu partida
vuelvo a tropezar con algo que quedó de vos
y que se sigue yendo de donde ya no estás.


****


Beautiful, beautiful, beautiful,
beautiful boy
, John Lennon

A veces me da por pensar
que mi padre se está volviendo
cada vez más chico
para que yo lo conozca por completo.


¿Por qué será que los hijos
desconocemos la infancia de nuestros padres?
¿Acaso por exigirles esa paternidad
no los dejamos de algún modo huérfanos?

Ahora es como si él estuviera en busca
de una edad exacta
en que envejecer y hacerse chico
vayan de la mano.

Lo veo como si creciera frente a mis ojos
para llegar a tiempo de ser mi padre
dejando cosas atrás, historias que los hijos
apenas llegamos a conocer, demasiado ajenas,
y que no podemos averiguar sin
que nuestros pensamientos se vuelvan borrosos.

Después de una vida de haber aprendido
el arte de perder hasta lo más preciado

sin que parezca algo terrible,
me pidió que hiciera lo mismo,
pues su labor como padre, aseguraba,
consistía en que yo, eventualmente,
prescindiera de él.

Sé que el tiempo no pasó
por su vida sin transformarse
en algo contradictorio
con dos direcciones opuestas
y a la vez reconciliadas en su corazón
de padre y de hombre
que también está solo

yendo hacia los extremos de la edad
hasta volverse tan grande o
tan chico su amor, que no se lo ve,
acaso por la sencillez de su entrega,
que sólo se conforma en dar
y en darse. 


Tom Maver, Buenos Aires, 1985
imagen de Martin Stranka, en Uno de los nuestros

domingo, noviembre 10, 2013

silvina ocampo. diálogo



Diálogo

Te hablaba del jarrón azul de loza,
de un libro que me habían regalado,
de las Islas Niponas, de un ahorcado,
te hablaba, qué sé yo, de cualquier cosa.

Me hablabas de los pampas grass con plumas,
de un pueblo donde no quedaba gente,
de las vías cruzadas por un puente,
de la crueldad de los que matan pumas.

Te hablaba de una larga cabalgata,
de los baños de mar, de las alturas,
de alguna flor, de algunas escrituras,
de un ojo en un exvoto de hojalata.

Me hablabas de una fábrica de espejos,
de las calles más íntimas de Almagro,
de muertes, de la muerte de Meleagro.
No sé por qué nos íbamos tan lejos.

Temíamos caer violentamente
en el silencio como en un abismo
y nos mirábamos con laconismo
como armados guerreros frente a frente.

Y mientras proseguían los catálogos
de largas, toscas enumeraciones,
hablábamos con muchas perfecciones
no sé en qué aviesos, simultáneos diálogos.


Silvina Ocampo, Buenos Aires, 1903-1993
en Silvina Ocampo, Poesía completa, Emecé, Buenos Aires, 2002 
imagen de Suzan Buckner, en Thrifty College Artist

viernes, noviembre 01, 2013

mercedes araujo. hay días en los que me hundo y otros poemas


***

Hay días en los que me hundo en el agua y no sé
si por influjo de la luna o por un simple movimiento del sol
puedo deslizarme sobre la tierra tan sinuosamente
como una serpiente con aros de color azul intenso
desde la cola a la boca, pero ese cuerpo de serpiente
pálido y embozado no soy yo,
quisiera poder aclarar cerca de tus oídos
algunas de estas cosas, me has dicho
que no es posible por ahora,
ya que las nuevas ocupaciones te llevan todo el día
y también que tu vida es mejor, más sólida.
No me hagas caso, simplemente podrías decirme
si es verdad que las escamas de mi cuero
siguen brillando a pesar de haber sido
arrancadas una por una, y que aún así
el cuerpo está contento con esta pequeña vida. 

De La isla, 2010

***

"Deseo tanto tener noticias tuyas"
esa manera pulcra de decir
"deseo tanto tener noticias tuyas"
si dijeras por qué te fuiste
por qué estás trepando
el monte Kenia como cabra.

No trepo el monte Kenia como cabra
soy un carnero vuelto de espalda sobre la piedra
tengo las patas y las manos atadas en ángulo recto 
y espero paciente que alguien me dé un nombre.
Quisiera llamarme como un río: Cumene
Cumene es apropiado para renacer.

De Viajar sola, 2009

***

Washington DC

Otra lengua, la otra, ronda
y en mi cabeza persevera
mientras la tarde es
un negro cuervo
que urde malabares
sobre el techo emprolijado.
Escaso
apacible
calinoso techo.
Elizabeth Bishop borda el blanco
zurce grafías, entona el viento.
Pero el viento soy yo.
Sus tropicales decires soy yo.
Más blanca y fría.
Blanca nieve presumida,
exacta, relojera.
Afternoon, night, morning
y mi vida en DC es la del negro cuervo
graznando a lo loco
sobre el blanco colchón
de plumas frisadas
calles O y thirty first.

Mercedes Araujo, Mendoza, 1972. Vive en Buenos Aires
imagen de ©Bertil Nilsson, en Uno de los nuestros