martes, diciembre 31, 2013

federico garcía lorca. (intermedio)


(Intermedio)

Aquellos ojos míos de mil novecientos diez
no vieron enterrar a los muertos,
ni la feria de ceniza del que llora por la madrugada,
ni el corazón que tiembla arrinconado como un caballito de mar.

Aquellos ojos míos de mil novecientos diez
vieron la blanca pared donde orinaban las niñas,
el hocico del toro, la seta venenosa
y una luna incomprensible que iluminaba por los rincones
los pedazos de limón seco bajo el negro duro de las botellas.

Aquellos ojos míos en el cuello de la jaca,
en el seno traspasado de Santa Rosa dormida,
en los tejados del amor, con gemidos y frescas manos,
en un jardín donde los gatos se comían a las ranas.

Desván donde el polvo viejo congrega estatuas y musgos,
cajas que guardan silencio de cangrejos devorados
en el sitio donde el sueño tropezaba con su realidad.
Allí mis pequeños ojos.

No preguntarme nada. He visto que las cosas
cuando buscan su curso encuentran su vacío.
Hay un dolor de huecos por el aire sin gente
y en mis ojos criaturas vestidas ¡sin desnudo!

Nueva York, agosto 1929

Federico García Lorca,  Fuente Vaqueros, 1898- Alfacar, 1936
De ‘Poemas en la soledad en Columbia University', Poeta en Nueva York, Editorial Séneca, México, 1940
imagen de Federico García Lorca


domingo, diciembre 29, 2013

marcelo díaz. newton y yo (selección)



Satélites

Para el ojo del astrónomo
somos pequeñas gotas que caen en la tierra
desde un cielo ladeado en sus extremos.
Y para el ojo de los seres queridos
brillan los paneles de los satélites.
No sé explicarlo: es un candado de luz
ahogando la materia oscura.

***
La mañana

Le gané por cansancio a la felicidad,
horas y horas practicando el ejercicio del abandono
como quien se deshace de una piedra
que carga a sus espaldas.
El azar quiso que me encontrara en esta pieza,
es mentira que la escritura nos salva.
Mi infancia fue un país amargo y sin sol,
señal de que soy un desconocido,
una forma incompleta
alrededor de una experiencia imposible.

Marcelo Díaz, Villa Mercedes, 1981
de Newton y yo, Editorial nudista
imagen de Michael Najjar, en PNAS

viernes, diciembre 27, 2013

julio cortázar. salvo el crepúsculo (selección)


Nocturno

Tengo esta noche las manos negras, el corazón sudado
como después de luchar hasta el olvido con los ciempiés del
humo.
Todo ha quedado allá, las botellas, el barco,
no sé si me querían y si esperaban verme.
En el diario tirado sobre la cama dice encuentros
diplomáticos,
una sangría exploratoria, lo batió alegremente en cuatro
sets.
Un bosque altísimo rodea esta casa en el centro de la ciudad,
yo sé, siento que un ciego está muriéndose en las cercanías.
Mi mujer sube y baja una pequeña escalera
como un capitán de navío que desconfía de las estrellas.
Hay una taza de leche, papeles, las once de la noche.
Afuera parece como si multitudes de caballos se acercaran
a la ventana que tengo en mi espalda.

***
El breve amor

Con qué tersa dulzura
me levanta del lecho en que soñaba
profundas plantaciones perfumadas,

me pasea los dedos por la piel y me dibuja
en el espacio, en vilo, hasta que el beso
se posa curvo y recurrente

para que a fuego lento empiece
la danza cadenciosa de la hoguera
tejiéndonos en ráfagas, en hélices,
ir y venir de un huracán de humo

(¿Por qué, después,
lo que queda de mí
es sólo un anegarse entre cenizas
sin un adiós, sin nada más que el gesto
de liberar las manos?)

***
Distribución del tiempo

Cada vez somos más los que creemos menos
en tantas cosas que llenaron nuestras vidas,
los más altos, indiscutibles valores vía Platón o Goethe,
el verbo, su paloma sobre el arca de la historia,
la pervivencia de la obra, la filiación y la heredad.

No por eso caemos con el celo del neófito
en esa ciencia que ya pone sus robots en la luna;
en verdad, en verdad, nos es bastante indiferente,
y si el doctor Barnard transplanta un corazón
preferiríamos mil veces que la felicidad de cada cual
fuese el exacto, necesario reflejo de la vida
hasta que el corazón insustituible dijera dulcemente basta.

Cada vez somos más los que creemos menos
en la utilización del humanismo
para el nirvana estereofónico
de mandarines y de estetas.

Sin que eso signifique
que cuando hay un momento de respiro
no leamos a Rilke, a Verlaine o a Platón,
o escuchemos los claros clarines,
o miremos los trémulos ángeles
del Angélico.


Julio Cortázar, Bruselas, 1914- París, 1984
en Salvo el crepúsculo, Suma de letras, Buenos Aires, 2004
imagen de Fra Angelico, La Anunciación

martes, diciembre 17, 2013

jorge aulicino. robinson



Robinson

Deberías comprar una silla. El sillón está hundido, el cuero roto,
el almohadón se hunde en el sillón. Pero estás solo. Y si esto
en sí mismo es un canto - ¡solo!, no tenés criado, ya no vas a las casas
de anticuarios - lees sobre la guerra que perdieron los turcos
en una nota ilustrada con una foto que el National Geographic
te pinta convenientemente de marrón...

-La casa, un mundo, una conquista, un cuerpo, una fortuna *-

No me iré de esta ciudad, mamá, ni de casa
Hace unos cincuenta y cinco años me regalaste el libro de Defoe
Y es tu planta, no la de Viernes, la que pisa, fantasmal,  mi casa
por donde pasan sin cesar los muertos, los napoleones, los alucinados,
las conquistas, los mosqueteros en tropel, y aquellos fantasmas
Bonaparte mira por las ventanas, y como no dan a la calle,
se vuelve hacia los días de Elba: Eh! qu'aimes-tu donc, extraordinaire étranger? **
Callo y lo miro: eras al fin y al cabo un contemplativo.
Che ti dice il paese, Napoleón?
Y en la sonrisa de gato del gran hombre se dibuja una respuesta
que no llega a pronunciar.


* Salinas

** Baudelaire

Jorge Aulicino, Buenos Aires. 1949
de No verás aún el fabuloso desierto, inédito
imagen de The life and strange surprising adventures of Robinsom Crusoe of York, mariner. As related by himself, London, 180?, Casell, Peter and Galpin 

lunes, diciembre 16, 2013

susana thénon. juego



Juego

Despojémonos de todo aquello
seguro
que se proyecta al exterior
con trazos lentos
y definitivos.
Todos empleados en la tarea
de ser, vivir, sentir
sin otros lazos.
Y quien no atine a sofocar
su amor por lo prohibido,
reclame su derecho al dolor,
su penitencia.
Despojémonos de todo cuanto
nos conformó a imagen y semejanza
nuestra
y gustemos sabiamente para el recuerdo
el minuto absurdo y libre.

de “Edad sin tregua”, 1958

en Susana Thénon, Buenos Aires, 1935-1991
en La morada imposible, Susana Thénon, Tomo 2, edición a cargo de A. M. Barrenechea y M. Negroni, Editorial Corregidor, Buenos Aires, 2004
imagen de Annick Bouvattier en Annick Bouvattier peintures et tableaux

viernes, diciembre 13, 2013

mercedes álvarez. recomendación I y otros poemas


I

Recomendación I

Ejercitar la prudencia es fácil:
siempre conviene
a pesar de estar en posesión de dos ojos
mirar el mundo
con uno solo
a imitación de los pájaros.

***
II

La esclava

Quisiera
a veces
poder ir hacia las cosas
vacía.
Dejar en el porche
las referencias y la vanidad
desconocerlo todo
perder la memoria.
Poner la erudición a la altura del barro.
No saber
qué es un poema, ni una carta, ni una novela.
Dejar mis comentarios irónicos
mi sensatez
y mis buenas costumbres
hechos un bollo junto con mis medias caladas
al lado del lavarropas. Levantarme
y no pensar en mi abuela muerta.
No sonreír al recordar la cara de mi amante.
Pensar en aquel hombre que amé
como se piensa en una flor o en un árbol.
En mi hermano menor
como se piensa –por ejemplo –
en una piedra de colores brillantes
en mi madre como en un peine rojo
en mi abuelo como en una lámpara.
No saber de las horas
ni mucho menos saber
de filosofía.
No ejercitar el cuerpo
dejar de buscar la elegancia
abandonarlas hormonas
a su propia suerte.
No amar más que las apariencias.
No ver más allá de las cosas obvias.
Esto es una mano
esto es una rosa
esto es una mesa.

Mercedes Alvarez, Tandil, 1979
de Imitación de los pájaros, Zindo & Gafuri, Buenos Aires, 2013
imagen de Mariana Chiesa

jueves, diciembre 12, 2013

rosario castellanos. la velada del sapo


La Velada del Sapo

Sentadito en la sombra
—solemne con tu bocio exoftálmico; cruel
(en apariencia, al menos, debido a la hinchazón
de los párpados); frío,
frío de repulsiva sangre fría.

Sentadito en la sombra miras arder la lámpara.

En torno de la luz hablamos y quizá
uno dice tu nombre.

(En septiembre. Ha llovido)

Como por el resorte de la sorpresa, saltas
y aquí estás ya, en medio de la conversación,
en el centro del grito.

¡Con qué miedo sentimos palpitar
el corazón desnudo
de la noche en el campo!

***
Presencia

Algún día lo sabré. Este cuerpo que ha sido
Mi albergue, mi prisión, mi hospital, es mi tumba.

Esto que uní alrededor de un ansia,
De un dolor, de un recuerdo,
Desertará buscando el agua, la hoja,
La espora original y aun lo inerte y la piedra.

Este nudo que fui (inextricable
De cóleras, traiciones, esperanzas,
Vislumbres repentinos, abandonos,
Hambres, gritos de miedo y desamparo
Y alegría fulgiendo en las tinieblas
Y palabras y amor y amor y amores)
Lo cortarán los años.

Nadie verá la destrucción. Ninguno
Recogerá la página inconclusa.
Entre el puñado de actos
Dispersos, aventados al azar, no habrá uno
Al que pongan aparte como a perla preciosa.
Y sin embargo, hermano, amante, hijo,
Amigo, antepasado,
No hay soledad, no hay muerte
Aunque yo olvide y aunque yo me acabe.

Hombre, donde tú estás, donde tú vives
Permaneceremos todos.


Rosario Castellanos, México, 1925- Tel Aviv, 1974
de Meditación en el umbral, Fondo de Cultura Económica, México, 1985
imagen de Otto Muehl, The Frog Prince, 1984 en Art Blog

lunes, diciembre 09, 2013

alicia waisman. quitarle el sueño a las palomas y otros poemas


***
Quitarle el sueño a las palomas
Quitarle el sueño a los caballos
Quitarle el sueño a la espesa voracidad del tiempo
Quitarle el sueño a los sueños
A los arropados, a los desarropados
Quitarle el sueño a la ausencia
Quitarte el sueño
Y quitarme


***
…….Pensar en un hombre
                                                          se parece a salvarlo
                                                                                    Roberto Juarroz
                                                                                        

Una penumbra estéril
 (me) perfora

Escucho un péndulo recoger el tiempo

Soy  páramo
irritado

Sombra
perfecta

Ausencia de pliegues

Recuerdo inasible:

Sólo mis  huesos molidos
develan mi ausencia 

                                                          A Darío Krasnianski

 ***
Mi madre
se sienta a maquillarse
sobre un puff azul
frente a un espejo
que llega al cielo

Me es permitido –no siempre- mirar la ceremonia:
el maquillaje base
la combinación de sombras sobre los párpados superiores
el rimmel, el polvo compacto
el rouge de labios

Se observa luego atentamente
y con un cisne de algodón
quita el exceso
“hace parecer antinatural”
o algún trazo en falso
“desdibuja el contorno de los labios”

Elige por último
un collar
un par de aros
un broche
Pulseras no
“no me gustan”


Ella
me dibuja en su aire

Alicia Waisman, Buenos Aires, 1953
de Ser Hablada, Ruinas Circulares, Buenos Aires, 2013
imagen de  Dorota Łaz, Woman and a mirror, en Touch of Art

domingo, diciembre 08, 2013

allen ginsberg. howl (fragmento)


I.(fragmento)
[…]
    oh, Carl, mientras no estés a salvo no estaré a salvo y ahora estás metido por completo en el fumadero animal del tiempo—
    y por lo tanto eres quien corrió por las calles heladas obsesionado con la inspiración repentina de la alquimia del uso de la elipsis el registro el método & el plano vibrante,
    el que soñó y construyó vacíos encarnados en Tiempo & Espacio por medio de imágenes yuxtapuestas, y el que capturó al arcángel del alma entre 2 imágenes visuales y unió  los verbos básicos y puso el sustantivo y el guión de la conciencia juntos saltando de emoción Pater Omnipotens Aeterna Deus
   para recrear la sintaxis y la métrica de la mediocre prosa humana y quedarse frente a vos mudo e inteligente y temblando de vergüenza, rechazado y aún así confesando el alma para ajustarse al ritmo del pensamiento en su desnuda e infinita cabeza,
   el loco vagabundo y el ángel laten en el Tiempo, desconocidos, y escribiendo acá lo que podría quedar sin decir a tiempo después de la muerte,
    y se levantó reencarnado en la ropa fantasmal del jazz a la sombra de la trompa dorada de la banda y tocó el sufrimiento de la mente americana al desnudo por amor, convirtiéndolo en un grito eli eli lamma lamma de saxo que estremeció las ciudades hasta la última radio
   con el corazón absoluto del poema de la vida arrancado de sus propios cuerpos, bueno para ser comido durante mil años.


Allen Ginsberg, Newark, 1926- New York, 1997
De Howl, Primera Parte
En Howl and other poems, introduction by William Carlos Williams, The Pocket Poet Series, N° 4, City Lights, San Francisco, 1956
Versión ©Silvia Camerotto
imagen (biopic) Animation de Eric Brooker de la película Howl de Rob Epstein y
Jeffrey Friedman

I.(excerpt)
[…]
ah, Carl, while you are not safe I am not safe, and now you're really in the
  total animal soup of time—
and who therefore ran through the icy streets obsessed with a sudden flash
  of the alchemy of the use of the ellipse the catalog the meter & the
  vibrating plane,
who dreamt and made incarnate gaps in Time & Space through images
  juxtaposed, and trapped the archangel of the soul between 2 visual
  images and joined the elemental verbs and set the noun and dash of
  consciousness together jumping with sensation of Pater Omnipotens
  Aeterna Deus
to recreate the syntax and measure of poor human prose and stand before
  you speechless and intelligent and shaking with shame, rejected yet
  confessing out the soul to conform to the rhythm of thought in his
  naked and endless head,
the madman bum and angel beat in Time, unknown, yet putting down here
  what might be left to say in time come after death,
and rose reincarnate in the ghostly clothes of jazz in the goldhorn shadow
  of the band and blew the suffering of America's naked mind for love
  into an eli eli lamma lamma sabacthani saxophone cry that shivered
  the cities down to the last radio
with the absolute heart of the poem of life butchered out of their own bodies
  good to eat a thousand years.


viernes, diciembre 06, 2013

ósip mandelstam. la vida adentro discurre


***
La vida adentro discurre

La vida adentro discurre
Entre una y otra circunstancia y cielos despejados
Ahora que es julio –como mi hijo-
Y las salamandras salen por la luminosidad
En el año Paulino –como Pablo, mi otredad, mi otro hijo-
Lleno de relámpagos y verbos

Esta es mi radicalidad ahora
Que estoy/ estás
Maravillado de Sol
Y la Luna aparece a las 8 p. m.
Solitaria, todavía de día, pero inconfundible
En su máxima poética

Pero,
¿Qué clama mi corazón
De desharrapado?

***

Yo he regresado a mi ciudad, que conozco...

Yo he regresado a mi ciudad, que conozco
       hasta las lágrimas,
Hasta las venas, hasta las inflamadas glándulas
       de los niños.

Tu regresaste también, así que bébete
       aprisa
El aceite de los faros fluviales
       de Leningrado.
Reconoce pronto el pequeño día decembrino,
Cuando la yema se mezcla a la brea
       funesta.

Petersburgo, todavía no quiero morir.
Tú tienes mis números telefónicos.

Petersburgo, yo aún tengo las direcciones
En las que podré hallar las voces de los muertos.

Vivo en la escalera falsa, y en la sien
Me golpea profunda una campanilla agitada.

Y toda la noche, sin descanso, espero la visita anhelada
Moviendo los grilletes de las puertas.

Ósip Mandelstam, varsovia 1891- vladivostok 1938
Traducción de Jorge Bustamante García
De El Instante Maravilloso: poesía rusa del siglo XX, UNAM, México, 2004
Imagen de Mandelstam y Ajmátova, Moscú, 1934


miércoles, diciembre 04, 2013

alberto girri. poesía de observación



Poesía de observación

En los viejos de Yeats,
Asistiendo a un acumularse
De experiencia e historia
Que impreca con doctos
Y respetables harapos,
Informes ruinas eruditas,
La sagrada Bizancio
Como urbe hostil a viejos,
Y el persistente rencor
Hacia la vida, que agravia
Por acabar siempre pagando
Con moneda de desgracia,
Soledad, separación,
Y la fácil, trivial conjetura,
De que la indignidad de la vejez
Fue más llevadera
En siglos distantes.

Y cuando,
Vanamente, por las plazas,
Quisiéramos reconocerlos
Entre el anónimo, ininterrumpido
Tremolar en los bancos,
 No nos parecen de Yeats
Esos ancianos que nada
Comentarían si Catulo pasara por allí,
Mientras balbucean sus crueles
Datos, para encuestas:
 “¿De qué sirvo ahora? Mis hijos
Apenas si vienen a verme una vez al año.
¿De qué sirve un viejo?

De Poesía de observación, 1973

***
 Quien habla no está muerto

Un curioso se interesa por la frase,
                                             Literalmente
Vertida del alemán, un verso.
                                   La aparta, la despliega
Sobre la mesa, bien manifiesta, intuyendo
Al margen de su obviedad el ánimo
De sustentar lo que se quiera
En cualquier circunstancia, aseverar
Monólogos o diálogos,
Desmentirlos;
                Fácil de ser memorizada
Como tersa y metálica variante
Del bíblico “Tienen la boca más no hablan”.
No le dura casi. De improviso
Es como golpeado, despertado,
La vecindad de otra lectura
Previniéndole que no existen
Verdades objetivas,
                        Y que si así no fuera
¿cómo legitimarlas, a través de qué?; 

y su inicial devoción, sumisión
A la frase, se tambalea,
Vacila hasta desleírse,
Escudriñándola de nuevo, extrañado,
Como un inquisidor, ensombrecido,
Recriminándole no haberle hecho entender
Que su corteza, irrefutable en lo exterior,
Tiene tan descorazonadores límites
                   (No,
“Quien habla no está muerto”,

                   Sino,
“Quien habla probablemente no está muerto”;
y desazonado, indispuesto
Consigo mismo, a sí mismo
Puesto bajo la acusación

De quimérico, crédulo,
                           De culpable ligereza
En entregarse a deducir
Que lo evidente es verdadero.

De Quien habla no está muerto, 1975

Alberto Girri, Buenos Aires, 1919-1991

Imagen de Joseph Hirsch, Portrait of an old man, 1939, en  Ocean's Bridge