miércoles, noviembre 30, 2011

hacia los vastos y tristes límites


Playa de Dover

El mar está en calma esta noche.
Es pleamar, la bella luna se extiende
sobre los estrechos; en la costa francesa la luz
brilla y se retira; los acantilados de Inglaterra permanecen de pie
resplandecientes y vastos, en la tranquila bahía.
Ven a la ventana, ¡dulce es el aire de la noche!
¡Sólo escucha! desde la larga franja de rocío
donde el mar se une con la tierra blanqueada por la luna,
oyes el chirriante bramido
de las piedras que las olas arrastran y arrojan,
cuando regresan a la costa alta,
comienzan y terminan y vuelven a comenzar,
con una trémula cadencia lenta, y traen
consigo la eterna nota de tristeza.

Sófocles lo oyó
hace largo tiempo en el Egeo y trajo
a su mente la marea turbia y el flujo
de la miseria humana; en el sonido
también descubrimos un pensamiento,
al escucharlo en este lejano mar del norte.

El Mar de la Fe
alguna vez también fue en su pleamar y alrededor de la costa de la tierra
extendido como los pliegues de una brillante faja enrollada.
Pero ahora solo escucho
su melancólico, prolongado, bramido de retirada,
alejándose hacia la respiración
del viento de la noche, hacia los vastos y tristes límites
y las tejas desnudas del mundo.

Oh, amor, ¡seamos fieles
el uno al otro! porque en el mundo que yace
ante nosotros como una tierra de sueños,
tan variados, tan bellos, tan nuevos,
no hay ni gozo, ni amor, ni luz,
ni certeza, ni paz, ni ayuda ante el dolor;
y estamos aquí como en una llanura sombría
arrasados por confusas alarmas de lucha y de fuga,
donde los ejércitos ignorantes se enfrentan a la noche.


Matthew Arnold, Laleham,1822- Liverpool, 1888
versión © Silvia Camerotto
en New poems by Matthew Arnold, Macmillan and Co., London, 1867
imagen Vadim Stein© en Uno de los nuestros

Dover beach

The sea is calm to-night.
The tide is full, the moon lies fair
Upon the straits; on the French coast the light
Gleams and is gone; the cliffs of England stand;
Glimmering and vast, out in the tranquil bay.
Come to the window, sweet is the night-air!
Only, from the long line of spray
Where the sea meets the moon-blanched land,
Listen! you hear the grating roar
Of pebbles which the waves draw back, and fling,
At their return, up the high strand,
Begin, and cease, and then again begin,
With tremulous cadence slow, and bring
The eternal note of sadness in.

Sophocles long ago
Heard it on the Agaean, and it brought
Into his mind the turbid ebb and flow
Of human misery; we
Find also in the sound a thought,
Hearing it by this distant northern sea.

The Sea of Faith
Was once, too, at the full, and round earth's shore
Lay like the folds of a bright girdle furled.
But now I only hear
Its melancholy, long, withdrawing roar,
Retreating, to the breath
Of the night-wind, down the vast edges drear
And naked shingles of the world.

Ah, love, let us be true
To one another! for the world, which seems
To lie before us like a land of dreams,
So various, so beautiful, so new,
Hath really neither joy, nor love, nor light,
Nor certitude, nor peace, nor help for pain;
And we are here as on a darkling plain
Swept with confused alarms of struggle and flight,
Where ignorant armies clash by night.

5 comentarios:

Unknown dijo...

¡Qué sé yo!
Algo entiendo de mares y le diría que, si acaso el mar retrocede, es sólo pa' agarrar envión.
Cordialmente,
Yo.

Darío dijo...

Qué cadencia de mar en calma...

gabrielaa. dijo...

wow! te mandaste con Dover Beach!! kudos y besos mil

Pablo Seguí dijo...

Me disculparás, Silvia, de insistirte tanto en estas pequeñas cosas. Pusiste: "la marea turbia y el flujo de / de la miseria humana". Perdón.

Por lo demás, agradecido, y de hace rato, con tu labor, con tu blog.

silvia camerotto dijo...

mil gracias, tamarit, por tu atenta lectura y por las cosas lindas que decís. muy feliz nochebuena para ti.
abrazo,
silvia