sábado, febrero 20, 2010

olvidando las alturas


10.

cada evidencia se convierte
entrega su confianza
muestra su frente a los hombres

el reto cotidiano
el edificio respirable de la ternura
se yerguen junto a las fuentes
y a veces interrumpen la rivera opuesta

de En común, 1944-1949

Todos nosotros

no he perdido las miradas de esta multitud
están junto a las calles
sosteninendo las manos y las luces

pero se hace necesario convertir cada uno de sus pasos
sus diarios las tareas

veo los pisos surgidos de a poco
y veo sus alas plegadas al anochecer
y esta gente pregunta mientras tanto por sus mesas
por las paredes o el sueño que se acerca

muchos han reducido las tardes
olvidando las alturas
para esperar solamente

todos aceptamos las respuestas
reunidas por la luz
y contemplamos los días
ausentes de par en par

sin embargo
en medio de este nombre
donde las cosas aquietan mi memoria
busco la marcha de cada letra
la alegría de vivir en el descuido de mi retorno

de En común, 1944-1949

Los hombres y los años

a uno y otro lado de la muralla
los años quedan clausurados en su primer regazo
en los ojos abiertos hacia el amanecer

hablo de la sed y el sueño líquido del hombre
de los deseos la esperanza el insomnio en el extremo del valle
del enjambre de la memoria y nuestras mandíbulas fuertes
del temblor la ronca membrana de los rieles
y el humo del poblado

hablo de los vidrios lentos a la madrugada
de la parturienta amenazando la medianoche
con sus gritos y sus cadenas puras
hablo de los fusiles y de la carne fluyente
herida
descompuesta
de las horas por llegar
de los frutos de la ternura
de los ojos digitales
mezclados a la multitud en las manifestaciones

hablo del amor adolescente
y de las ventanas del alba
de los expedicionarios perdidos
inmóviles en espera de la claridad
hablo de los niños y la demencia lindando la poesía
de la mentira la humillación las torturas renovadas

hablo de cosas simples
de las manos extendidas
gratuitas

es necesario inventar el mundo
iluminar los ojos
ver la extensión abierta de nuestro impulso
una rama en la luz
acunada por las voces de los héroes anónimos

la alegría de las conversaciones ingeniosas
el contagio de los sentidos
el buen apetito la sed de buena ley
el olvido y la palabra absorbidos en la fronda
la siesta a ras del suelo
el debate moroso de los reptiles
el plácido quejido del pajonal
el polvo del camino ahogando las viñas
el apremio de las multiplicaciones
y el vacío irremediable
del signo viejo y nuevo

de En común, 1944-1949

Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
fuente: Edgar Bayley, Obra poética, Corregidor, Buenos Aires, 1976
imagen: Toan Vu-Huu en Today and Tomorrow

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