domingo, agosto 12, 2012

diego leo garcía. un trago y otros poemas




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5 (Yo)
Un trago
de vino mientras a mi lado
yacía un cuerpo. Un demasiado trago
molestia en la nariz, catarata en el torso, conociéndome
mejor que el cuerpo
que yacía a mi lado. Un trago
de vino. Un cuerpo.
El vino no era sangre y el cuerpo estaba vivo.
Sin importancia. No sé
qué significa, pero entre los sentidos que no sé
es el menos grave. Un trago demasiado
y tosí levemente.

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Fuera

Entra en el mundo. Vámonos de mí,
no me mires ya más, piensa en el mundo,
es un incendio largo donde caben
promesas, travesuras,
las frases que decimos convencidos
y no llegan a oírse, la mezclada
respiración de dos enfermos.
Algo de euforia por estar,
algo de espanto, estar aquí.
La mente que descubre: «no hay propósito en la evolución»,
se despliega la noche sin estrellas
y luego como ves:
educar a la médula espinal,
una tragedia vista desde arriba,
una demolición destapa la bahía.
Los bordes de la herida, su lento parpadeo.
El atlas está húmedo,
la enciclopedia pesa como un No.
No estamos en el mundo pero estamos aquí.


de Dime qué


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3

La Palabra aquella que no,
que no debí. Ese gesto.
La mirada que nunca. Porque sí.
Deambular. Traer periódicos
al volver a casa. Todo el día
cambiando de sitio cosas. Cosas útiles.
Para vivir. Todo el día tragando,
haciendo memoria, sacando conclusiones.

Besos que casi. Sí, palabras que sí.
Sí que sí. Todo el día
cerrando los ojos, abriéndolos.
Cuánta diversidad. Contar objetos, esperar
que no falte nada. Esperar. Volver
a cambiar de sitio.

Todo el día actuar,
luego justificarse. Todo el día encender
la luz para apagarla.

Tener gustos fogosos,
arbitrarios.

Es un delito hacer.

No hacemos nada más que hacer.


Inédito

David Leo García, Málaga, 1988
imagen de  Bastien Lecouffe-Deharme©, Tv-Treated : Memories of Retrocity , en Uno de los nuestros

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