El ruido de la segadora
De pronto el ruido de
la segadora
Se ha acallado, y
entonces percibimos
Que nos ensordecía… Y
entreoímos
En la mente el latido
de esta hora
Silenciosa del campo.
Hay una hora
Así en la vida, cuando
lo que fuimos
Por años, se detiene, y
descubrimos
Que esa voz que se
apaga y se demora
Es la nuestra. Sentado
en el sillón
De mimbre viejo en el
umbral de casa
He traído de nuevo al
corazón
Tanta cosa querida, y
en la escasa
Luz del día he rezado
una oración
Por vos, por mí, por lo
que fue y ya pasa.
Pablo Anadón, Villa
Dolores, 1963
de Estudios de la luz
(2005-2007), Editorial Pre-Textos, Colección La Cruz del Sur
imagen de Teodoro Reque Liza en Abstract Paintings
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