jueves, enero 05, 2012

ha de quedar algún pedazo



Esta memoria

Esta memoria
que se cierne como los gorriones
en la rama más alta de mí misma,
este escuchar la noche
cuando hace sombra y el perfume
persiste en su influencia,
esas costumbres tuyas
en la casa,
húmeda del ensueño y la porfía.

La casa donde amabas tu inocencia
sigue guardando
esos primores de ceniza,
sigue con tu respiración flotando. A cuestas
trae los fantasmas pensativos:
está mi padre
rodando entre las cosas
( quería decirme: ¡hija,
al fin nos conocimos!... )
Y han vuelto algunos pétalos
que de un botón remoto habían caído.
Ha vuelto todo el tiempo
que borramos,
en este instante en que repito tu nombre
y sin embargo no es latido.
Telarañas me enseñan donde tengo
olvidada la nuca.
Está sin sábanas el lecho,
en un sillón florece el frío.
¿Cuál es el mago que te trae ahora
y te pone a bruñirme las ojeras,
cuál es el rico
que me da tu cuerpo?
Ya no es posible hallarte en remolinos,
la sorpresa sería
comerte con los ojos.

La casa,
la casa enorme con soledades y heliotropos,
lúgubre, vacía,
la casa centenaria sigue goteando
sobre mis heridas.

Arrancaré el azogue de todos sus espejos
buscándote.
Arrancaré las cenefas, los umbrales,
buscándote.
Arrancaré los muebles, los mosaicos,
el sol,
la selva que en el patio ha dado un solo paso,
mi insomnio de leona enternecida;
arrancaré el recuerdo
buscándote,
y he de encajar de nuevo en tus costillas.

Arrancaré los rincones de la casa,
la casa,

la casa donde nos podrimos.
Ha de quedar algún pedazo tuyo entre raíces,
alguna vibración de tus entrañas,
algún cabello que cayó de pronto
y luego fue un hilo de agonía,
el dejo de tu voz entre las horas:
ha de quedar el giro de tu mano, al fin, llamando:
algo espantoso y bello.
Y yo sabré quien eres,
yo te reconoceré
de rodillas ante el grifo del agua,
yo te reconoceré
aunque sea por el gusto del fango;
y te daré por muerto entonces,
devastado este reino;
pero tranquila,
en orden,
porque tendré el consuelo
de imaginarte a salvo de los hombres.

Carilda Oliver Labra, Matanzas, 1922
en Carilda Labra, Antología Poética, Editorial Visor, 1997
imagen de Sylvaine Vaucher, en Uno de los nuestros


martes, enero 03, 2012

federico garcía lorca. romance de la luna, luna


Romance de la luna, luna

La luna vino a la fragua
con su polizón de nardos.
El niño la mira, mira.
El niño la está mirando.
En el aire conmovido
mueve la luna sus brazos
y enseña, lúbrica y pura,
sus senos de duro estaño.
-Huye luna, luna, luna.
Si vinieran los gitanos,
harían con tu corazón
collares y anillos blancos.
-Niño, déjame que baile.
Cuando vengan los gitanos,
te encontrarán sobre el yunque
con los ojillos cerrados.
-Huye, luna, luna, luna,
que ya siento los caballos.
-Niño, déjame, no pises
mi blancor almidonado
El jinete se acercaba
tocando el tambor del llano.
Dentro de la fragua el niño
tiene los ojos cerrados.
Por el olivar venían,
bronce y sueño, los gitanos.
Las cabezas levantadas
y los ojos entornados.
¡Cómo canta la zumaya,
ay, cómo canta en el árbol!
Por el cielo va la luna
con un niño de la mano.

Dentro de la fragua lloran,
dando gritos, los gitanos.
El aire la vela, vela.
El aire la está velando.


Federico García Lorca,Fuente Vaqueros,1898 – entre Víznar y Alfacar, 1936
en Romancero Gitano/ Sonetos del amor oscuro, Editorial Losada, Buenos Aires, 1999
imagen de Miguel Rodríguez, Patio de Carmona, en Uno de los nuestros

lunes, enero 02, 2012

the four gentlemen of...


***
Libro tercero/La línea del coyote


Unos pájaros.
Y a mí ya nada me importa! Dios sea para siempre alabado.
Ricardo Molinari

Una cajita de madera blanda y esmaltes chinos
en el cuarto en el que por fin te hubieses acabado.
Mas no te acabaste ni te hundís, el bauprés sombrío.
Despertás obligado a reunir los aceros del agua
y el filo del vidrio en el paso rasante del aire,
molido el corazón y en la molienda el canto;
no termina la transmisión
y toda la noche en la taiga el zorro hoza
entre las caries de la tierra.
Retumbará el tráfico en el pasaje tras el hospital.
Llovió. Granizó en plena mañana de trabajo.
Discovery en colores en la penumbra, el zorro,
o el canto de los peces atrapados en el coral.
Necesario es que todos nos entendamos.
Pero ahí están los muertos de un irremisible
cáncer, construidos cada mañana en tu diario
que también es en color.

Esto es de todos modos importante. Nunca
desde la farmacia la empleada vio
una cortina de piedra blanca sobre la avenida,
en el ángulo favorable de una demolición,
sobre los carteles, el tráfico. Los neumáticos
sin duda arrancaban del pavimento el agua
en forma de la corona de una iguana.
El relato de la empleada en la mirada,
de todos modos, el repiqueteo diabólico
de las piedras en el vidrio y en la marquesina.
De todos modos, si ha logrado narrarlo
y quien no lo vio goza este relato al paso
en la farmacia, todavía un mecanismo
que no se termina de conocer funciona.
Y empieza con las sirenas en la mañana
y pájaros que anidan probablemente en los
techos cercanos, cuando trinos en la tormenta
llenan tu patio.

Todo se había tapado y sigue funcionando.
Rezuma agua la tierra junto al tocón de árbol urbano.
Gases de cámaras subterráneas, el vuelo
de botellas de plástico sobre torrentes pardos.
Acuarelas en movimiento, tintas del sueño.
la casa que protege todavía, la rutina
cumpliéndose en la sudestada, el Río avanzando
sobre los zanjones, el árbol de hojas moradas
arrebatado por un viento de troneras, la manta.
Recuerde esta mañana, y trate de recordar la que vendrá.
el tinto óleo de la calma en la habitación,
el vuelo personal de cada papel,
quien pretenda leer el humor y el sueño de un dios,
quien busque el leer para sí /alimentando celdillas interiores,
quien lea para el ciclo de los pensamientos imantados,
quien lea para la calma de los procesos químicos,
quien lea para el registro de hotel de los mundos sepultados.

Lo saben, es inutilidad
la forja natural de los materiales,
contra esto luchan con tenacidad inigualable.
Histéricos siguen los rastros de las iguanas,
filman el aluvión inverso de alas en las llanuras de las cigüeñas
imitan la lección del zorro sin aprenderla en profundidad
-prueban redecillas de conceptos con las patas tibias.
Las bahías las calas las redadas naturales
no siguen una proposición endiablada
y aún así, la caza, el escamoteo, la trampa, el acecho
entre los pinos silbantes, el diestro tomajauc.
Nada del vivir la ganga, en la línea del coyote,
rondas en busca del descuido en el ciclo de los grandes pájaros,
payaso oportunista que simula instinto en un aullido gitano.

Tiempo, mediodía estancado entre relentes,
pero un viento sorpresivo donde hubo chubascos nocturnos
y jinetes en el patio.

Qué dirá la sinuosa filosofía,
topografía de un sueño regular,
la mirada en destinos inmediatos,
el oído duro, el desprecio
por las amalgamas irregulares,
la desaparición repentina de una ciudad
no cambia el derrotero.
Todos, sin saberlo, han leído los grandes tomos.
Ponen en marcha el auto y lo aceleran con suavidad o rencor,
justificados los sentimientos, los que sean,
y la necesidad de hacer lo que se haga,
súbditos antes que narcisistas de la causa perdida,
el hoyo fascinado en la cabeza y ninguna salida:
la puerta en fin envuelta en la niebla.


Jorge Aulicino, Buenos Aires, 1949
La línea del coyote, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 1999

***
V. What the thunder said


After the torch-light red on sweaty faces
After the frosty silence in the gardens
After the agony in stony places
The shouting and the crying
Prison and place and reverberation
Of thunder of spring over distant mountains
He who was living is now dead
We who were living are now dying
With a little patience

Here is no water but only rock
Rock and no water and the sandy road
The road winding above among the mountains
Which are mountains of rock without water
If there were water we should stop and drink
Amongst the rock one cannot stop or think
Sweat is dry and feet are in the sand
If there were only water amongst the rock
Dead mountain mouth of carious teeth that cannot spit
Here one can neither stand nor lie nor sit
There is not even silence in the mountains
But dry sterile thunder without rain
There is not even solitude in the mountains
But red sullen faces sneer and snarl
From doors of mud-cracked houses
If there were water
And no rock
If there were rock
And also water
And water
A spring
A pool among the rock
If there were the sound of water only
Not the cicada
And dry grass singing
But sound of water over a rock
Where the hermit-thrush sings in the pine trees
Drip drop drip drop drop drop drop
But there is no water

Who is the third who walks always beside you?
When I count, there are only you and I together
But when I look ahead up the white road
There is always another one walking beside you
Gliding wrapt in a brown mantle, hooded
I do not know whether a man or a woman
—But who is that on the other side of you?

What is that sound high in the air
Murmur of maternal lamentation
Who are those hooded hordes swarming
Over endless plains, stumbling in cracked earth
Ringed by the flat horizon only
What is the city over the mountains
Cracks and reforms and bursts in the violet air
Falling towers
Jerusalem Athens Alexandria
Vienna London
Unreal

A woman drew her long black hair out tight
And fiddled whisper music on those strings
And bats with baby faces in the violet light
Whistled, and beat their wings
And crawled head downward down a blackened wall
And upside down in air were towers
Tolling reminiscent bells, that kept the hours
And voices singing out of empty cisterns and exhausted wells.

In this decayed hole among the mountains
In the faint moonlight, the grass is singing
Over the tumbled graves, about the chapel
There is the empty chapel, only the wind’s home.
It has no windows, and the door swings,
Dry bones can harm no one.
Only a cock stood on the roof-tree
Co co rico co co rico
In a flash of lightning. Then a damp gust
Bringing rain
Ganga was sunken, and the limp leaves
Waited for rain, while the black clouds
Gathered far distant, over Himavant.
The jungle crouched, humped in silence.
Then spoke the thunder
DA
Datta: what have we given?
My friend, blood shaking my heart
The awful daring of a moment’s surrender
Which an age of prudence can never retract
By this, and this only, we have existed
Which is not to be found in our obituaries
Or in memories draped by the beneficent spider
Or under seals broken by the lean solicitor
In our empty rooms
DA
Dayadhvam: I have heard the key
Turn in the door once and turn once only
We think of the key, each in his prison
Thinking of the key, each confirms a prison
Only at nightfall, aetherial rumours
Revive for a moment a broken Coriolanus
DA
Damyata: The boat responded
Gaily, to the hand expert with sail and oar
The sea was calm, your heart would have responded
Gaily, when invited, beating obedient
To controlling hands

I sat upon the shore
Fishing, with the arid plain behind me
Shall I at least set my lands in order?

London Bridge is falling down falling down falling down

Poi s’ascose nel foco che gli affina
Quando fiam ceu chelidon—O swallow swallow
Le Prince d’Aquitaine à la tour abolie
These fragments I have shored against my ruins
Why then Ile fit you. Hieronymo’s mad againe.
Datta. Dayadhvam. Damyata.

T.S.Eliot, T.S. Eliot, St. Louis, Missouri, 1888 - Londres, 1965
de The Waste Land, en Collected Poems 1909-1962, Faber & Faber, 1974

***
Canto XLIX


For the seven lakes, and by no man these verses:
Rain; empty river; a voyage,
Fire from frozen cloud, heavy rain in the twilight
Under the cabin roof was one lantern.
The reeds are heavy; bent;
and the bamboos speak as if weeping.

Autumn moon; hills rise about lakes
against sunset
Evening is like a curtain of cloud,
a blurr above ripples; and through it
sharp long spikes of the cinnamon,
a cold tune amid reeds.
Behind hill the monk’s bell
borne on the wind.
Sail passed here in April; may return in October
Boat fades in silver; slowly;
Sun blaze alone on the river.

Where wine flag catches the sunset
Sparse chimneys smoke in the cross light

Comes then snow scur on the river
And a world is covered with jade
Small boat floats like a lanthorn,
The flowing water closts as with cold. And at San Yin
they are a people of leisure.

Wild geese swoop to the sand-bar,
Clouds gather about the hole of the window
Broad water; geese line out with the autumn
Rooks clatter over the fishermen’s lanthorns,

A light moves on the north sky line;
where the young boys prod stones for shrimp.
In seventeen hundred came Tsing to these hill lakes.
A light moves on the South sky line.

State by creating riches shd. thereby get into debt?
Thsi is infamy; this is Geryon.
This canal goes still to TenShi
Though the old king built it for pleasure

K E I M E N R A N K E I
K I U M A N M A N K E I
JITSU GETSU K O K W A
T A N FUKU T A N K A I

Sun up; work
sundown; to rest
dig well and drink of the water
dig field; eat of the grain
Imperial power is? and to us what is it?

The fourth; the dimension of stillness.
And the power over wild beasts.

Ezra Pound, Hailey, Idaho, 1885 – Venecia, 1972
The Fifth Decad of the Cantos XLII–LI, Faber & Faber, London, 1937

***
Si cantaremos en lo oscuro


siempre preguntamos si la rosa es así
o está cumplida la Tierra de su sombra
el alba en su cabeza

la memoria de unos ojos
tras la disciplina del muro

y si cantaremos en lo oscuro
los pasos del verdugo
o encontraremos
aquella lámpara
una boca del cielo
otras palabras...

pero rosa y amor son así
presencia
fuego del amparo

lluvia y demora
en la quietud del rayo

hay respuestas en la Tierra
y al fin

cuando todo se cumple

una raíz
que justifica
la flor

su abismo

esta miseria.

Alejandro Schmidt, Villa María, 1955
de Oscuras Ramas, Radamanto, Villa María, Córdoba - 2003

imagen de Gilbert Garcin, Les conséquences – Consecuencias, en Uno de los nuestros

domingo, enero 01, 2012

ladies first


***
De 2 a 5 de la mañana no duermo


cuando por desgracia estoy en mi cama a esa hora
no duermo
excelente momento
en el corazón de la noche
para escucharla
y escuchar sobre todo a los que se fueron
a los que no vuelven
a los que combato
nunca pienso en los amigos
jamás pensé en las cosas seguras
no escucho las maravillas del maestro rubén
no hay carruajes a veces hay un ascensor
pero recuerdo tanto
escenifico respuestas desprecios que ejerceré
pienso cómo luchar
espero el ruido del avión de las cinco y media de la mañana
me duermo como si fuera en los aviones que amé
y ya se han acabado
pienso que en ese silencio
alguien estará escribiendo la gran poesía de mi ciudad
escribiendo a solas como yo escribía en Saavedra
imagen oculta de esa muchacha que fui
ahora visita de la madrugada
pienso en esa persona desconocida
luchando por salir de un universo de horizonte cerrado
y escribiendo escribiendo y con sus palabras
letra a letra ganando para siempre una guerra

Juana Bignozzi, Buenos Aires, 1937
en Si alguien tiene que ser después, Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2010

***
After a great pain


After a great pain, a formal feeling comes—
The Nerves sit ceremonious, like Tombs—
The stiff Heart questions was it He, that bore,
and Yesterday, or Centuries before?

The Feet, mechanical, go round—
Of Ground, or Air, or Ought—
A Wooden way
Regardless grown,
A Quartz contentment, like a stone—

This is the Hour of Lead—
Remembered, if outlived,
As Freezing persons, recollect the Snow—
First— Chill — then Stupor— then the letting go—

Emily Dickinson, Amherst, Massachusetts, 1830-1886
en The Poems of Emily Dickinson, editado por R. W. Franklin, Harvard University Press, 1999

***
Llueve como si no bastara...


Llueve como si no bastara,
como si un anhelo fuera demasiado poco,
demasiado lo que no alcanza o lo que llueve: bastante,
suficiente.
No alcanza un anhelo, hace falta
más y más de esa nada que sobra, como la lluvia que sobra, arrebata
el borde del postigo y cae
hacia adentro, moja los libros dejados al azar
bien en el borde, sin cuidado,
se corre la tinta en cada uno, demasiado,
demasiado perder lo que no basta,
la lluvia como si no sostuviera el cielo.

Irene Gruss, Buenos Aires, 1950
Inédito

***
A graveyard


Man, looking into the sea—
taking the view from those who have as much right to it as you have it to yourself—
it is human nature to stand in the middle of a thing
but you cannot stand in the middle of this:
the sea has nothing to give but a well excavated grave.
The firs stand in a procession—each with an emerald turkey-foot at the top—
reserved as their contours, saying nothing;
repression, however, is not the most obvious characteristic of the sea;
the sea is a collector, quick to return a rapacious look.
There are others besides you who have worn that look—
whose expression is no longer a protest; the fish no longer investigate them
for their bones have not lasted;
men lower nets, unconscious of the fact that they are desecrating a grave,
and row quickly away—the blades of the oars
moving together like the feet of water-spiders as if there were no such thing as death.
The wrinkles progress upon themselves in a phalanx—beautiful under networks of foam,
and fade breathlessly while the sea rustles in and out of the seaweed;
the birds swim through the air at top speed, emitting cat-calls as heretofore—
the tortoise-shell scourges about the feet of the cliffs, in motion beneath them
and the ocean, under the pulsation of light-houses and noise of bell-buoys,
advances as usual, looking as if it were not that ocean in which dropped things are bound to sink—
in which if they turn and twist, it is neither with volition nor consciousness.

Marianne Moore, Kirkwood, 1887 - Nueva York, 1972
en Becoming Marianne Moore: The Early Poems 1907-1924, University of California Press, 2002

imagen de Fredrik Ödman©, The Creation Serie, en Uno de los nuestros

viernes, diciembre 30, 2011

ya no somos los mismos


Poema 20

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: " La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Pablo Neruda, Parral, 1904- Santiago, 1973
de Veinte poemas de amor y una canción desesperada,
en Pablo Neruda, Obras completas, Editorial Losada, Buenos Aires, 1972
imagen de José Luis Almeida ©, en Uno de los nuestros

miércoles, diciembre 28, 2011

diane di prima. un ejercicio de amor



Un ejercicio de amor
a Jackson Allen

Mi amigo usa mi bufanda en su cintura
Le regalo piedras lunares
él me regala conchas & algas marinas
Viene de una ciudad lejana & voy a su encuentro
Plantaremos juntos berenjenas & apio
Él hila tela para mí

                              Muchos donaron los regalos
                              que uso para complacerlo
                              seda & verdes colinas
                              & garzas del color del amanecer

Mi amigo camina suavemente como si tejiera en el viento
Él ilumina mis sueños
Ha edificado altares al lado de mi cama
Me despierto con el olor de su pelo & no puedo recordar
su nombre, ni el mío.


Diana di Prima, New York, 1934
en Diane di Prima, ‘An Exercise in Love’ de Pieces of a Song. Copyright © 1990- Diane di Prima. Reimpreso con autorización de City Lights Books
versión © Silvia Camerotto
imagen de Jack Vettriano©, Portrait in Blue and Black, en Uno de los nuestros


An Exercise in Love
for Jackson Allen

My friend wears my scarf at his waist
I give him moonstones
He gives me shell & seaweeds
He comes from a distant city & I meet him
We will plant eggplants & celery together
He weaves me cloth

                                 Many have brought the gifts
                                 I use for his pleasure
                                silk, & green hills
                                & heron the color of dawn

My friend walks soft as a weaving on the wind
He backlights my dreams
He has built altars beside my bed
I awake in the smell of his hair & cannot remember
his name, or my own.

martes, diciembre 27, 2011

les mêmes phrases


Figura 6

Regresar en el otoño con colores el nombre de los árboles los zarzales
la tranquilidad perfumada de una estación como alrededor de la casa
siempre la misma con su techo rojo en el tiempo
como todo ese pasado tan lejos el estorbo
del corazón y del paisaje con palabras
como eso hace el espacio un poco más grande
¿cómo el corazón dentro de un zapato demasiado grande?

Al lado del lugar donde yo trabajo un poco todos los días
la jornada puede ser quizás un caballo de pie barreras blancas los árboles
poco a poco la estación deshace colores al fin
es más bien como un dibujo
el aire es más frío eso continúa igual en suma
el caballo volverá el tiempo cerrado los árboles que mueren.

Lo que es molesto es de recordar el mal lo que ya se ha dicho
en los otros poemas por ejemplo del año pasado
en la misma época al lado en suma de los árboles
que están todavía en el otoño un poco diferente es cierto
ha hecho frío los colores se han parecido más temprano
a caminos que yo conozco en Francia a pesar de todo en más lujoso
eso hace que todos estos poemas repetidos es un poco
como grandes armarios que uno acumulara en un desván
de tiempo en tiempo helos aquí sacados y dispuestos afuera
en un prado de Nueva Inglaterra feria de antigüedades
eso se hace todos los otoños eso continúa.

Algunas veces llueve es tarde parece que un poema
a pesar de todo no sería una gran cosa las mismas frases
un poco vagas sobre el otoño con un punto rojo
un poco vivo digamos como la representación ingenua de un corazón
solamente eso ¡y bien! uno tiene la impresión de ser mejor
aun si el conjunto roza a menudo e silencio la lluvia
que se oye afuera en la noche un barreno que enmohece.

James Sacre, Cougou, Vendée, 1939
en Antología de la poesía francesa actual, 1960-1976, Edición bilingüe, Editora Nacional, Madrid, 1979, Traducida por Ximena Godoy y Louis Dalla Fior
imagen Otoño de Giuseppe Arcimboldo

Figure 6

Revenir dans l'automne avec des couleurs le nom des arbres les buissons
la tranquillité parfumée d'une saison comme autour de la maison
toujours la même avec son toit rouge dans le temps
comment tout ce passé tellement loin l'encombrement
du coeur et du paysage avec des mots
comment est-ce que ça fait l'espace un peu plus grand
comme un soulier trop grand le coeur dedans?

A côte de l' endroit où je travaille un peu tous les jours
la journée ça peut-être un cheval debout des barrières blanches les arbres
peu à peu la saison défait des couleurs à la fin
c'est comme davantage un dessin
l'air est plus froid ça continue pareil en fait
le cheval reviendra le temps fermé les arbres qui meurent.

Ce qui est gênant c'est de mal se rappeler ce qu'on a déjà dit
dans les autres poèmes par exemple l'année dernière
à la même époque à côte somme toute des arbres
que voilà encore dans l'automne un peu différent c'est vrai
il a fait froid les couleurs ont ressemblé plus vite
à des chemins que je connais en France quand même en plus luxueux
ça fait que tous ces poèmes répétés c'est un peu
comme des grandes armoires qu'on accumulerait dans un grenier
de temps en temps les voilà sorties et disposées dehors
dans un pré en Nouvelle Angleterre foire aux antiquités
ça fait tous les automnes ça continue

Quelquefois il pleut il est tard il semble qu'un poème
quand même ça serait pas grand chose les mêmes phrases
un peu vagues sur l'automne avec un point rouge
un peu vif disons comme la représentation naïve d'un coeur
même si l'ensemble cotoie soudain le silence la pluie
qu'on entend dehors dans la nuit une bassine qui rouille

domingo, diciembre 25, 2011

jorge aulicino. fragmento de un evangelio


4-Fragmento de un evangelio

Y dijo:
Bienaventurados los que viven
en escenarios convencionales.
Los que miden sus vidas
con patrones convencionales:
dinero, éxito, frustraciones.

Dijo:
Los que llevan el sello en la frente
serán perseguidos por la desdicha,
antes que la paz conocerán el pánico.

Dijo:
Porque las simas de dios son del diablo
y las simas de dios son el desierto
y las pústulas
y la misericordia no se alcanza
si no se conoció el castigo.

Dijo:
Bienaventurados los que desconocen.
Los que no distinguen la buena pintura,
los que encuadran correctamente la vida
según mínimos patrones,
porque ellos tendrán el cielo
con relativa facilidad.

Dijo:
Desdichados los que Él selló,
los imperfectos, los justos,
porque el vacío se agitará en ellos
como sudoroso miasma
y no serán tenidos como ejemplos
si no que fueron elegidos
para que Él pruebe sus misteriosas armas
ante la general indiferencia.


7-Entrada a Jerusalén

Se pide precaución en el acceso oeste:
hay demoras originadas en un accidente.
En el acceso norte hay demoras de hasta quince minutos.
Es normal el tránsito por el puente sur.
No hay novedades al este.


9-Fragmento de un evangelio

Y dijo: la voz de Odín es la voz de los Campos,
de la disciplina y del peligro, y la voz
de los campamentos, del coraje y del agravio,
la voz del perdón en la masacre.
La voz de los designios, de las toberas y de los osarios.
De las ablaciones y de los residuos atómicos.
De los hijos y de las menstruaciones.
De las estadísticas y de los reactivos.
De los pájaros y de los basurales.
La voz de Odín es la voz de los iguales.

Y dijo: no lo oirás mientras no llegues
donde tu pensamiento llegue.

Y dijo: porque eres de Caín, tanto
o más que de Abel.
De los entuertos y del orgullo.
Y dijo: eres el lisiado,
el que todo lo hizo.
Y dijo: nada, más allá de tus gestos
torpes y salvajes.
Dijo: el último, el enemigo del tacto.
Hombre sin hombre, sin medida.


12-Fiesta de Navidad en el Ritz, Washington DC

A tu abuelo el frío le penetró entre los tejidos
corporales hasta grabar marcas en sus huesos.
Tu abuelo tenía huesos de estalactita.
Volvés a casa en Rolls, de manera
que no debe preocuparte el frío.
Tus zapatos son de gamuza,
estás suavemente peinado,
y es de seda tu camisa verde agua.


14-Coda

Otra vez el rayo. Otra vez el roble hendido.
El fuego que desciende desde el cielo.
El vómito. Los muertos calcinados.
Tejes, madre, allá; tejes lejana y silenciosa.
Tejes calceta de rayos triunfales para mis pupilas.
Tejes el descanso en la flor de la tormenta.
Sobre el mundo se apagan y se levantan satrapías.
Para que tejas, sólo para que tejas, mientras aguardas,
vacía de milagro y de ansia, de labor y pregunta.
Para que tejas.

Jorge Aulicino, Buenos Aires, 1949
de La nada, Ediciones Amadeo Mandarino, Buenos Aires, 2003
imagen de Katherine Blackwell, Melty people, en Uno de los nuestros

sábado, diciembre 24, 2011

alberto girri. oficio de amor


Oficio de amor

De la intimidad que ahora nos asusta
sale el pasado,
sale la espléndida nostalgia,
ejercicio callado del ocaso;
de la valuación de Dios en la plegaria,
para que no estemos uno fuera del otro,
saldrá la amenaza,
celosa corrosión de los gestos
interrumpiendo nuestro abrazo.

¡Oh, manoseados sentimientos!
Más y mejor seré yo mismo
cuando guarde de tu amor la idea,
y aunque ya no pase del existir a la presencia
igualmente me verás contra tu boca
vigilando la mudanza de los días
hasta que, siendo como yo reliquia,
me ayudes a evitar esta agonía.

III

En tinieblas
descienden las jornadas
con señales evidentísimas
del pavor que humilla
al que no fía de su estado
y siente que los días son inciertos.

Alberto Girri, Buenos Aires, 1919-1991
en Alberto Girri, Obra Poética I, Corregidor, Buenos Aires, 1988
imagen Eric White©, No Neutral Thoughts, en Uno de los nuestros