III
En la resurrección, hay confusión
si comenzamos a argumentar; si nos detenemos y observamos,
no sabemos a dónde ir;
en la resurrección, hay una simple afirmación,
pero no para juntar al resto,
a lo largo y ancho de la calle; que te vayas
en un momento como este, es la prueba más verdadera
de que sabes el camino;
¿acaso el primer ganso salvaje se detiene para
dar explicaciones a los otros? no—se va;
lo siguen o no
eso es asunto de ellos;
¿acaso le importa al primer ganso salvaje
si lo siguen o no?
No lo creo—es feliz de irse—
sabe a dónde va;
entonces debemos ser atraídos o debemos volar,
como la perdiz blanca del Ártico,
a las Carolinas o a Florida
o como aquellas bandadas migratorias
que aun (según dicen) revolotean
sobre la isla perdida, Atlantis;
buscando lo que supieron una vez,
sabemos que al final encontraremos
la felicidad; hoy tu estarás
conmigo en el Paraíso.
H.D
(Hilda Doolittle), Bethlehem, Pennsylvania, 1886 – Zurich, 1961
selección
de The Flowering of the Rod, Trilogy by H.D.,
New Directions, 1998
Versión ©
Silvia Camerotto
III
In
resurrection, there is confusion
if we
start to argue; if we stand and stare,
we do
not know where to go;
in
resurrection, there is simple affirmation,
but do
not delay to round up the others,
up and
down the street; your going
in a
moment like this, is the best proof
that
you know the way;
does
the first wild-goose stop to explain
to the
others? no—he is off;
they
follow or not
that is
their affair;
does
the first wild-goose care
whether
the others follow or not?
I don’t
think so—he is so happy to be off—
he
knows where he is going;
so we
must be drawn or we must fly,
like
the snow-geese of the Arctic circle,
to the
Carolinas or to Florida,
or like
those migratory flocks
who
still (they say) hover
over
the lost island, Atlantis;
seeking
what we once knew,
we know
ultimately we will find
happiness;
to-day shalt thou be
with me
in Paradise.
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