
domingo, noviembre 11, 2007
llaves

viernes, noviembre 09, 2007
raúl gonzález tuñón. lluvia
lluvia
Entonces comprendimos que la lluvia también era hermosa.
Unas veces cae mansamente y uno piensa en los cementerios
abandonados. Otras veces cae con furia, y uno piensa en los
maremotos que se han tragado tantas espléndidas islas de extraños
nombres.
De cualquier manera la lluvia es saludable y triste.
De cualquier manera sus tambores acunan nuestras noches y la
lectura tranquila corre a su lado por los canales del sueño.
Tú venías hacia mí y los otros seres pasaban:
No habían despertado todavía al amor.
No sabían nada de nosotros.
De nuestro secreto.
Ignoraban la intimidad de nuestros abrazos voluptuosos, la ternura
de nuestra fatiga.
Acaso los rostros amigos, las fotografías, los paisajes que hemos
visto juntos, tantos gestos que hemos entrevisto o sospechado, los
ademanes y las palabras de ellos, todo, todo ha desaparecido y
apretado destino, en nuestra posible muerte única, en nuestra
posible resurrección.
Te quiero con toda la ternura de la lluvia.
Te quiero con toda la furia de la lluvia.
Te quiero con todos los violines de la lluvia.
Aún tenemos fuerzas para subir la callejuela empinada. Recién
estamos descubriendo los puentes y las casas, las ventanas y las
luces, los barcos y los horizontes.
Tú estás arriba, suntuosa y bíblica,
pero tan humana, increíble, pero, tan real, numerosa, pero tan mía.
Yo te veo hasta en la sombra imprecisa del sueño.
Oh, visitante.
Ya es seguro que ningún desvío nos separará.
Iguales luces señaleras nos atraen hacia la compartida vida, hacia el
destino único.
Ambos nos ayudaremos para subir la callejuela empinada.
Ni en nuestra carne ni en nuestro espíritu nunca pasaremos la línea
del otoño.
Porque la intensidad de nuestro amor es tan grande, tan poderosa,
que no nos daremos cuenta cuando todo haya muerto, cuando tú y yo
seamos sombras, y todavía estemos pegados, juntos, subiendo
siempre la callejuela sin fin de una pasión irremediable.
Oh, visitante.
Estoy lleno de tu vida y de tu muerte.
Estoy tocado de tu destino.
Al extremo de que nada te pertenece sino yo.
Al extremo de que nada me pertenece sino tú.
Sin embargo yo quería hablar de la lluvia, igual, pero distinta, ya al
caer sobre los jardines, ya al deslizarse por los muros, ya al reflejar
sobre el asfalto las súbitas, las fugitivas luces rojas de los
automóviles, ya al inundar los barrios de nuestra solidaridad y de
nuestra esperanza, los humildes barrios de los trabajadores.
La lluvia es bella y triste y
acaso nuestro amor sea bello y triste y acaso esa tristeza sea una manera sutil de la alegría. Oh, íntima,
recóndita alegría.
Estoy tocado de tu destino.
Oh, lluvia. Oh, generosa.
Raúl González Tuñón
domingo, noviembre 04, 2007
los glaciares del olvido
Remordimiento
He cometido el peor de los pecados
Que un hombre puede cometer. No he sido
Feliz. Que los glaciares del olvido
Me arrastren y me pierdan, despiadados.
Mis padres me engendraron para el juego
Humano de las noches y los días.
Para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida
No fue su joven voluntad. Mi mente
Se aplicó a las simétricas porfías
Del arte, que entreteje naderías.
Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
La sombra de haber sido un desdichado.
Jorge Luis Borges
sábado, octubre 27, 2007
alberto girri. soy lo que hago
Soy lo que hago
lo que hago me cambia
y adviene entonces
un reverbero, una descarga,
desde alguien presente en mí,
alerta y llamado
del mismo hombre que soy,
de la misma gravitación
que hacia lo bajo tira.
No reniega,
no frena el alma ese caudal,
y aspirándolo
fija un instante mi contorno.
2.
¿Y si durante las etapas del desaliento, vacuidad, torpeza del pensar, lo sano fuera alegrarnos, insistir, caer en la esperanza de que entonces quizás se inicia algo liberador? Aunque la comparación parezca impertinente, recordar cómo entre los taoístas religiosos uno de los Ocho Inmortales es pobre, iletrado, deforme.
3.
Que tu mirada vaya
Que tu mirada vaya
dejando de separar
impresiones sensibles, afectivas,
de las meras formas,
y resbale, no coherente,
a despojar de relieve lo que encuentre,
indicaría cómo pierdes
el dominio sobre ella,
paralizado también
tu cuerpo en lo que hasta ahora fue:
manifiesto y participación,
y en suspenso
la rutina del hablar y el pensar,
la exigencia de que hablar
y no pensar no se puede,
ni pensar callando.
Y más aun haría patente
un empezar a abandonarte
a lo suelto y espontáneo
como viento, como corriente,
viento y corriente,
no ya situaciones fijas, inmovilidad objetiva,
no ya dilemas,
sino un calmo estar
en el que te permitas verte
cazando pájaros con redes,
liebres con gestos,
irreflexivamente.
Alberto Girri
viernes, octubre 19, 2007
alberto danieri. apego
apego
¿Dar algo que no se tiene a alguien que no lo quiere?
Siempre somos dos en uno
pero al abrazarnos en la noche
eres la mujer que un hombre sueña tener dentro suyo.
Canta mi lengua que nunca olvidará tu anhelada piel.
He de ser más lúcido yo al ser finalmente tú.
éramos tan pobres
martes, octubre 16, 2007
lunes, octubre 08, 2007
lunes, octubre 01, 2007
hay gente que hace el amor
Hay gente que nos hace el amor por detrás
Que no da la cara.
No quieren pagar impuestos
-no declaran-
Sólo invierten en su ego.
Y de vez en cuando llaman,
(limpian el polvo que echaron)
-¿Qué tal estás, cómo andas?.
Si te intuyen un temblor,
Un te quiero, una mirada,
Rápidamente se escapan.
Hay gente que hace el amor
Con la pared de su casa.
Belén Reyes