Fantasías
Todo se convierte en tragedia.
A ella le preocupa que no se cambió las medias
y la van a internar.
A mí me preocupa que se muera:
Sin error ni ejercicio ni entrenamiento.
Hechos cotidianos.
Levantarse, hacer pis, lavarse los dientes…
Tomar café mientras otros paren un hijo,
o se drogan para enfrentar el día y se bañan
y se visten y se suben al colectivo.
Infelicidad y felicidad caminan una al lado de la otra.
Tener una familia,
envejecer con alguien.
La realidad son ángulos,
casas cuadradas,
orificios por donde se escapa la esperanza.
¡Que no perdamos la fe!
Como Eliot, me pregunto si la estoicidad da entidad al
poeta.
Somos la civilización de la rotura.
Tom-toms,
Pedazos en el piso.
La lateralidad de los cuerpos
que arrastra esta visión temporal,
separada de mí.
Té verde. Animal print. Jóvenes que vuelven de la luna
Una larga hilera de mujeres vestidas de blanco.
Drum duel.
Otra vez pedazos en el piso.
Medio lastimados, no vemos lo mismo.
Algunas cosas vuelven con la precisión
de los fenómenos naturales y
el instinto separa lo indispensable de lo que no lo es.
¿Cuál es tu cuco? ¿Cuál es el mío?
Al alba canciones ruidosas.
La lógica cae como relámpago.
La lógica que pierdo,
la noria y el puente.
Al alba canciones ruidosas
entre el gato, el ventilador y yo.
Fui a buscar el fuentón el martes,
pero el martes llovía.
Pensé en el peso del agua,
en el enchastre de los muertos.
Pensé más de lo necesario.
El tiempo apura.
Al fuentón se lo tragó la tierra.
Ahora solo hay golpes en la casa.
Caídas.
Gente que lleva muebles.
Rastros diminutos de la mutación del espacio
que habitará un extraño
que no soy yo.
Silvia Camerotto, Buenos Aires, 1959
Inédito