lunes, mayo 20, 2013

t.s. eliot. la figlia che piange





La figlia che piange

O quam te memorem virgo

Párate en el descanso más alto de la escalera—
Descansa en una urna de jardín—
Teje, teje la luz del sol en tu cabello—
Estrecha las flores contra ti con dolorosa sorpresa—
Arrójalas al suelo y voltéate
Con un resentimiento fugaz en tu mirada:
Pero, teje, teje la luz del sol en tu cabello.

Entonces hubiera hecho que él se fuera
Entonces la hubiera dejado a ella parada y llorando,
Entonces él se habría ido
Como el alma abandona el cuerpo desgarrado y herido,
Como la mente abandona el cuerpo que ha usado.
Debo encontrar
Algún modo de incomparable luz y destreza,
Algún modo que ambos comprendiéramos,
Sencillo e incrédulo como una sonrisa y apretón de manos.

Ella se fue, pero el clima otoñal
Avivó mi imaginación durante muchos días,
Muchos días y muchas horas:
Su pelo sobre sus brazos y sus brazos llenos de flores.
Y me digo ¡ellos deberían permanecer juntos!
Yo debería haber abandonado el gesto y la pose.
A veces, estas cavilaciones todavía sorprenden
La ardua medianoche y el reposo del mediodía.

1916
T. S. Eliot, St. Louis, 1888 - Londres, 1965
Versión ©Silvia Camerotto
imagen de © Merry-Joseph Blondel, Venus curando a Eneas


La Figlia che Piange

O quam te memorem virgo
Stand on the highest pavement of the stair—          
Lean on a garden urn—        
Weave, weave the sunlight in your hair—    
Clasp your flowers to you with a pained surprise—
Fling them to the ground and turn        
With a fugitive resentment in your eyes:      
But weave, weave the sunlight in your hair.

So I would have had him leave,        
So I would have had her stand and grieve,  
So he would have left        
As the soul leaves the body torn and bruised,          
As the mind deserts the body it has used.     
I should find   
Some way incomparably light and deft,       
Some way we both should understand,                
Simple and faithless as a smile and shake of the hand.       

She turned away, but with the autumn weather      
Compelled my imagination many days,       
Many days and many hours: 
Her hair over her arms and her arms full of flowers.
And I wonder how they should have been together!
I should have lost a gesture and a pose.      
Sometimes these cogitations still amaze      
The troubled midnight and the noon's repose.

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