Quemando cartas
Hice una hoguera; cansada
de los blancos puños de viejas
cartas y su ruido a muerte
cuando me acercaba demasiado a la papelera
¿qué es lo que ellas sabían, que yo no?
Grano a grano, desplegaban
las arenas donde un sueño de agua clara
sonreía entre dientes como un coche de fuga.
No soy sutil
amor, amor, y bueno, estaba cansada
de los cartones del color del cemento o de una jauría
sostenida en su odio
débilmente, bajo de un puñado de hombres con chaquetas rojas,
y los ojos y fechas de las estampillas.
El fuego puede lamer y adular, pero es despiadado:
una vitrina
a la que mis dedos entrarían aunque
se derritiesen y deformen, y les digo:
No toquen.
Y aquí está el final de la escritura,
los ganchos en movimiento, que se doblan y rechinan, y las sonrisas, las sonrisas
y al menos, ahora el desván será un buen lugar.
Al menos no seré pescada justo debajo de la superficie,
tonto pez
de un solo ojo de lata,
esperando destellos,
surcando mi Ártico
entre este deseo y ése.
Entonces, en bata, atizo los pájaros de carbón.
Son más bellos que mi lechuza incorpórea,
me consuelan–
elevándose y volando, aunque cegados.
Huirían revoloteando, negros y brillantes, serían ángeles de carbón
solo que no tienen nada que decir, a nadie.
Lo he visto.
Con la punta de un rastrillo
rompo los papeles que respiran como hombres,
los desparramo
entre las lechugas amarillas y los repollos colorados
envueltos en sus extraños sueños azules
envueltos como fetos.
Y un nombre de bordes negros
se marchita a mis pies,
orquídea sinuosa
en un nido de raíces y tedio—
¡ojos pálidos, guturales de charol!
La lluvia cálida engrasa mi pelo, no apaga nada.
Mis venas brillan como árboles.
Los perros desgarran a un zorro. Así, es como es,
una explosión roja y un grito
que salta de su bolso rasgado y no se detiene
ante ese ojo muerto
y la expresión disecada, sino que continúa
tiñendo el aire,
contándole a las partículas de las nubes, las hojas, el agua
lo que la inmortalidad es. Que es inmortal.
13 de agosto de 1962
Sylvia Plath, Boston, 1932- Primrose Hill, 1963
Versión© Silvia Camerotto
El original del inglés en Sylvia Plath, Poesía Completa, Edición de Ted Hughes, Traducción y notas de Xoán Abeleira, Bartebly Editores, Madrid, 2009
Imagen: David Ashman
Burning letters
I made a fire; being tired
Of the white fists of old
Letters and their death rattle
When I came too close to the wastebasket
What did they know that I didn't?
Grain by grain, they unrolled
Sands where a dream of clear water
Grinned like a getaway car.
I am not subtle
Love, love, and well, I was tired
Of cardboard cartons the color of cement or a dog pack
Holding in its hate
Dully, under a pack of men in red jackets,
And the eyes and times of the postmarks.
This fire may lick and fawn, but it is merciless:
A glass case
My fingers would enter although
They melt and sag, they are told
Do not touch.
And here is an end to the writing,
The spry hooks that bend and cringe and the smiles, the smiles
And at least it will be a good place now, the attic.
At least I won't be strung just under the surface,
Dumb fish
With one tin eye,
Watching for glints,
Riding my Arctic
Between this wish and that wish.
So, I poke at the carbon birds in my housedress.
They are more beautiful than my bodiless owl,
They console me–
Rising and flying, but blinded.
They would flutter off, black and glittering, they would be coal angels
Only they have nothing to say but anybody.
I have seen to that.
With the butt of a rake
I flake up papers that breathe like people,
I fan them out
Between the yellow lettuces and the German cabbage
Involved in its weird blue dreams
Involved as a foetus.
And a name with black edges
Wilts at my foot,
Sinuous orchis
In a nest of root-hairs and boredom—
Pale eyes, patent-leather gutturals!
Warm rain greases my hair, extinguishes nothing.
My veins glow like trees.
The dogs are tearing a fox. This is what it is like
A read burst and a cry
That splits from its ripped bag and does not stop
With that dead eye
And the stuffed expression, but goes on
Dyeing the air,
Telling the particles of the clouds, the leaves, the water
What immortality is. That it is immortal.
13 August 1962
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