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vuelve a morir en América Dino, el Moro,
que murió de dolor lejos de casa.
Pasolini
La sombra en el reflejo es la que habla
en la Comedia
como han hablado las sombras
de la Caverna.
Como si detrás la verdad,
como si detrás,
como las sombras del exilio,
como las sombras que perdieron el contacto.
Como las sombras que no saben
de los hilos francos y tenues,
de la luz,
de imperios y montañas,
del azul mar,
del azul de Prusia,
del azul meditativo,
de otras hachas,
de otros reinos,
de lo nuestro:
antenati.
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Que los pintores de posguerra se inclinaran más bien
a la distorsión
no nos dio el suficiente indicio.
De algún modo, se carpía,
se volvía
a sembrar la tierra arada por cañones y metralla.
Pero si pintaban areneras, calles o interiores,
los pintores,
no pintaban el interior danzante de una pera,
ni las mágicas partículas
del orbe.
Todo estaba por irse,
o estaba
por partirse,
o estaba
por llegar,
dramáticamente.
Los sesenta llegaban con siambretta.
Pero los ínclitos pintores
pintaban los colores
desvinculados de la forma.
La heredad
era vigilada por la torre
ennegrecida
de un pensamiento
que no pesaba más.
El fuego era de gas.
El siglo fue doméstico
y abierto,
se gozaba la ciudad
y los pensadores
eran cómicos de historieta.
El siglo de oro,
nuestro siglo de oro, popular.
Jorge Aulicino, Buenos Aires, 1949
del Libro del engaño y el desengaño, inéditos
imagen: s/d
2 comentarios:
Los sesenta llegaban con siambretta.Mientras todo estaba por irse.
Gran poema!!
saludossssssss
sí que lo es.
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