martes, marzo 24, 2009

barranca de bocas


***
Recitas
lo que me ayuda a desoír. Encanecidamente
yerra el sable al que no prestamos
guerra alguna, así

lo exige la flauta
soplada a través en la mudez de lo imaginado, así
lo mana la noche
que uno anudó a los mástiles de lo justo.

Mira más arriba:
para ti los nortes de la imagen, para mí
el cambio de marcha
para los dos el aliento vacante.

¡Tanto sabes,
tanto sabes en el mismo lugar a medianoche
de todos los lechos,
tanto enseñas sin la lámpara!

hasta que uno
uno ajeno sobre el pedernal de las respuestas
llora un fruto
a este lado y otro del vivir.

***
Quizá, ni un horizonte por vencer
te alces ahora con el ojo
birlado al ciego. Quizá

ante él, hecho de nunca
el día se sepa una
palabra. ¿Comprendes?
aún , sobre fondo de estrella
nos ase lo oscuro por los cuatro
nortes de verdades. Yo

oculto en ti
para que también un hoy nos descubra
junto a la primer amígdala
estibadora de silencio.

***
Lo habíamos
aprendido, sin oír
nada más, entregarrados, como
si la palabra de todos hiciese
la Palabra, estrella y
sentido y estrella, como si al fin nos
amásemos.

En la entrelínea, allí
no palpamos, no atendimos la penumbra
en el cielo, era
vez,
creación, hablaba, sabes, hablaba con lo desierto.

roberto cignoni, Buenos Aires, 1953. Publicó Margen puro, Resplandores, 28 poemas, Nevada y estrella. Perteneció a Paralengua, grupo para la difusión de la poesía oral y visual. Dirigió, junto a Jorge Perednik, la revista XUL.

1 comentario:

gabrielaa. dijo...

como
si la palabra de todos hiciese
la Palabra