viernes, abril 06, 2007

final nietszcheano

«no aspiro a mi felicidad, aspiro a mi obra. que tengas una buena vida».

ménades. aplausos. a ella, nadie le alcanzará un pañuelo cuando camine por corrientes y se pregunte quién soy. construyendo el poema detrás de la mirada censora. las chicas ricas y su complejo de infelicidad. busca. qué busca. ir más allá del padre. trepada al insomnio. desfigurada. no hay transposición posible. hacia lo abierto. hacia la noche. mistificarse, no. no es glorificarse. es el panteón de los vivos. manos que ahora no tendrán el quehacer del cuerpo del otro. y el otro no es yo. hay que cazar rinocerontes, vender colmillos de elefantes. el otro no es yo. ella es mí misma. el recuerdo de sí misma, de todas las que no pudo ser.
las ménades aplauden. la una y media de la tarde. sin dormir. una noche sin dormir. queda el abstracto, la amenaza bajo la máscara de la ternura, la grandeza del ajeno. una implosión de culpas que acabará en una hoguera sin llamas.
solo un «canto que desmiente y amordaza».

6 comentarios:

Carito dijo...

"ella, nadie le alcanzará un pañuelo cuando camine por corrientes y se pregunte quién soy." Cuán ciertas esas palabras.

Luciano dijo...

Envolvente a pesar de estar del lado de afuera. Un saludo.

Anónimo dijo...

azotaría a ese sujeto de su historia como esa anécdota protagonizada por nietzsche: cuando vio que un cochero azotaba a un caballo abrazó al animal y se largó a llorar.

meridiana dijo...

estimada, Ud. me intimida un poco, hasta que leo en Final Nietszcheano cosas como "canto que desmiente y amordaza", el otro no es yo, ir mas allá del padre, ni que hablar de su respuesta a Visiones y ese " el miedo sigue siendo mi mejor impedimento" (Ah que sutil temblor...)Digamos que desde alguna esquina podría alcanzarle un pañuelo sin decirle una palabra.
Gracias por haberme alegrado el día también, hubiera jurado que nadie me alcanzaría el pañuelo
a mí

Lilián

Carito dijo...

Definitivamente no. No hay casualidades.

meridiana dijo...

Sibila: aunque parezca perdedora en el juego de las lágrimas, la pregunta "Quién soy?" es siempre preferible a las respuestas espejadas.
Liliana.