miércoles, octubre 19, 2016

mercedes araujo. la isla (selección)




















El peligro no aparece al principio,
lleva un tiempo comprender que las olas
se estrellan contra peñascos y otro tiempo
dejar de de intentar
que el cuerpo encuentre amparo.
Cuando lo has perdido, el agua te recuerda
que no es posible comenzar de nuevo,
en todo caso no con el mismo cuerpo.
Como un animal pequeño, de pelo débil
con orejas puntiagudas, las manos y los pies de mona,
con el pelo liso como el que tengo en estos días,
así, creo, será posible sobrevivir en el mar.


***
Palpo mi cuerpo, poco voluptuoso,
parece el de una langosta pero con escamas,
la piel durísima me convence de lo inútil
de temerle a las flechas. Ahora sé que los escarbajos
pueden caminar sin dañarse las alas
que todos amamos el vientre que nos nutre
y que el cuerpo que fue echado al pozo prefiere el agua.
Luego de estos meses en la isla, ciertas mutaciones
ocurrieron al cuerpo: la mirada
se disipó, los músculos se aletargaron.
Estrellas, luna, vientos, ríos,
la marea
todo lo enjuaga.

Merceders Araujo, Mendoza, 1972
de La isla, BajoLaLuna Poesía, Buenos Aires, 2010
imagen de Gérard Mursic

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