El Maeström
Ah cuando después de años ella
encontró la suavidad del cuerpo de él
envejecido, en el implacable remolino
que nos lleva hacia abajo,
en vueltas concéntricas que nos arrebatan
pedazos, unas caras, unas palabras,
el verano y el dulce invierno,
siempre hacia abajo,
y nos devuelve pedazos de madera,
de diarios, envases amarillos de plástico,
platos en la pileta, cáscaras, nada.
Pero el cuerpo tan profundo
en su instantaneidad,
tan hondo en vida pasada,
ese calor, le parecieron a ella
una revelación del contenido del amor,
de su abismal humanidad, de los sentidos
que nos permiten llegar a un latido olvidado,
como a casas y brasas, un rosal, una higuera.
Jorge Aulicino, Buenos Aires, agosto 1949- julio 2025
De El hombre del codo en la ventana, Barnacle editora, Buenos Aires, 2025