domingo, enero 13, 2019
adrienne rich. dos: movimiento
Dos: movimiento
Viejo camino retorcido que se curva hacia la luz del océano
Hablando de ángulos de visión movimientos un tulipán
negro o rojo abriéndose
Tiempos de caminar por las calles pensando
no en Me he unido a un movimiento sino en Estoy entrando
en esta profunda corriente
Parte de mi vida disuelta tras de mí un terror con el cual no
no podía nadar
parte de mi vida esperándome una parte para la que no tenía
palabras
Necesito vivir por entero cada día tenerlos y conocerlos a todos
aunque desde aquí puedo ver dónde estaré al final.
* * *
¿Cuándo una vida se inclina hacia la libertad? ¿toma su dirección?
¿Cómo sabes que no estás dando rodeos en pálidos sueños,
nostalgia, estancamiento,
sino entrando en esa profunda corriente malaquita, colorado
exigiendo toda tu fuerza dondequiera la encuentres
tu paciencia y tu trabajo
el deseo enfrentado a la inversión del deseo
toda la fortaleza de tu mente?
Quizás a través de un maestro: alguien con hechos con
números con poesía
que escribió en la pizarra: EN CADA GENERACIÓN LA
ACCIÓN LIBERA NUESTROS SUEÑOS.
Quizás un estudiante: una mente desplegada como una
peonía rojinegra
capullo trunco, apagado en por cientos, desertor
-Tus diarios Patricia: tus poemas Douglas: pero los golpes
repetidos
en espinazos cuya esperanza eras tú, en el tuyo:
ver esa extinción y decidir.
-Y ahora ella vuelve el rostro radiante hacia la nueva mañana
en la nueva aula
nueva en su belleza su piel sus pestañas su vivaz cuerpo:
La raza, la clase... todo eso... ¿acaso no es sólo historia?
¿No se aburre la gente con todo eso?
Ella podría ser
yo misma a los diecinueve años pero libre de reverencia
hacia ideas pasadas
ignorante de las esperanzas que se acumulan sobre ella Es
una sirena
momentáneamente precipitada de una solución
que podría detener su corazón Ella podría nadar o hundirse
como un hermoso cristal.
Adrienne Rich, Baltimore, 1929- Santa Cruz, 2012
de Inscripciones
en Oscuros Campos de la República, Poemas 1991-1995, Editorial Norma, Barcelona, 1999
Traducción de Jorge Yglesias
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