jueves, noviembre 19, 2015

jorge aulicino. pascuas de resurrección



Pascuas de Resurrección

Habrás de aliviarte, el cuerpo
se aliviará, te aliviará de él.
Luego se mueve la piedra, se remueve
la lápida, se encuentra
el modo de ir entre las grietas, aun
las del cemento puro, aun las de las líneas
arquitectónicas premeditadamente bastas
en el basto clima, aun las de los objetos
destinados al fulgor eléctrico de la venta;

aun si no es tu propósito mensaje alguno,
ni organización alguna ni el ajuste de la religión,
ni el ver sin ser visto, ni el aparecerte súbito
en sueños a nadie, o tocar levemente la puerta,
sobresaltar al durmiente;

         aun si sólo es tu deseo
el aspirar el viento que sopla con olor acre sobre los techos,
el comer a mordiscos, el acariciar desiertos,
tiendas beduinas, madera, fruta y carne fresca en todos 
los objetos, con tus manos aún sucias que comienzan
a hacerse transparentes.


***
La espera del bien

Que la habitación se entenebrezca o se oscurezca no es la misma cosa
y la forma es lo primero con lo que se lucha
cuando uno quiere dar fe de la presencia de Dios.
Por esto el poema sobre la habitación que se oscurece
como si una fuerza hubiera en eso,
un algo actuante que está y no está en los objetos que a su vez
pierden lentamente la luz,
naufraga.
Quiero decir que no es posible.


Jorge Aulicino, Buenos Aires, 1950
de El Cairo, Ediciones del Dock, Pez Náufrago, Buenos Aires, 2015
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