miércoles, junio 29, 2016
wallace stevens. an ordinary evening in new haven
XVIII
Es la ventana la que hace difícil
Decir adiós al pasado y vivir y estar
En el presente estado de las cosas, como pintar
En el presente estado de la pintura y no en el
De hace treinta años. Es Mirar
Por la ventana, caminar por la calle y ver,
Como si los ojos fueran el presente o parte de él,
Como si los oídos oyesen cualquier sonido que sobresalta,
Como si la vida y la muerte siempre fueran físicas.
La vida y la muerte de este carpintero dependen
De una fucsia en una lata, de iridiscencias
De pétalos que nunca se manifestarán,
Cosas aun no verdaderas que percibe a través de la verdad,
O cree percibirlas, como percibe el presente,
O cree percibirlo, las iridiscencias de madera
De un carpintero, el modelo para aprendices astrales,
Una ciudad que se abre como una caja de herramientas,
El excéntrico exterior del que hablan los relojes.
Wallace Stevens, Reading, 1879- Hartford, 1855
Selección de Un anochecer cualquiera en New Haven
Versión de Darío Rojo y Jorge Salvetti,
En 'Tupé', Número seis, Febrero 2016
imagen en Woodberry poetry
XVIII
It is the window that makes it difficult
To say good-bye to the past and to live and to be
In the present state of things as, say, to paint
In the present state of painting, and not the state
Of thirty years agos. It is looking out
Of the window and walking in the street and seeing,
As if the eyes were the present or part of it,
As if the ears heard any shocking sound,
As if life and deathe were ever physical.
The life and death of this carpenter depend
On a fuchsia in a can - and iridescences
Of petals that will never be realized,
Things not yet true which he perceives through truth,
Or thinks he does, as he percieves the present,
Or thinks he does, a carpenter's iridescences,
Wooden, the model for astral apprentices,
A city slapped up like a chest of tools,
The eccentric exterior of which the clock talk.
martes, junio 28, 2016
john ashbery. proximity
Cercanía
Fue bueno verte el otro
día
en el desfile. Mis enchiladas estaban deliciosas,
y espero que también
las tuyas.
Quería satisfacer tus ilusiones
sobre mí
de manera adecuada.
Donar mis guantes,
por ejemplo, o encajonar
todo lo que está mal entre nosotros.
Pero esas lámparas de
caucho no susurran en nuestro nombre.
A veces, ahora, en las
tardes, estoy solo
con miedo. Un viento
embravecido llena el pino
de mi umbral, la
madreselva está encantada,
y yo debo partir antes
de que dé el reloj
cualquiera sea la hora indicada.
¡No me dejes en esta
tierra salvaje!
O si lo hicieras,
compénsame por quedarme aquí.
John Ashbery,
Rochester, New York, 1927
De Wakefulness (1998)
En Notes from the Air, Harper Collins
Publishers, Nueva York, 2007
Versión ©Silvia
Camerotto
imagen de John Ashbery, Chutes and Ladders, 2008, en Queer Modernisms
Proximity
It
was great to see you the other day
at
the carnival. My enchiladas were delicious,
and
I hope that yours were too.
I
wanted to fulfill your dream of me
in
some suitable way. Giving away my new gloves,
for
instance, or putting a box around all that’s wrong with us.
But
these gutta-percha lamps do not whisper on our behalf.
Now
sometimes in the evenings, I am lonely
with
dread. A rambunctious wind fills the pine
at
my doorstep, the woodbine is enchanted,
and
I must be off before the clock strikes
whatever
hour it is intent on.
Do
not leave me in this wilderness!
Or,
if you do, pay me to stay behind.
jueves, junio 23, 2016
ignacio di tullio, repubblica italiana
REPUBBLICA ITALIANA
Passaporto per l´ estero
7 Genn. 1950
El padre de mi padre me mira fijo desde la
fotografía
Manovale, cruzó el océano
capaz de arrancar orejas con los dientes.
Quiso desgarrar, fornicar, comer tierra
nunca aprendió a hablar.
Sé de las trompadas en las orejas
y ahora a mi padre le falta oído
para algunas preguntas.
¿Cómo será vivir en la fotografía, descargando
golpes en la cabeza?
Yo debería poder decir nonno
Mi padre, hablar de vos.
Tiene tu nombre empozado en una mano
Cada vez que lográs escapar de las fotos
la cierra.
Ignacio Di Tullio, Villa Adelina, 1982
en Famiglia,
Ediciones del Dock, Colección "La verdad se mueve", 2016
viernes, junio 10, 2016
w.h. auden. musée de beaux arts
Musée
des Beaux Arts
Sobre
el sufrimiento jamás se equivocaron,
los
viejos maestros: qué bien comprendieron
su
humanitario lugar; como ocurre
mientras
alguien come o abre la ventana o nada más
camina
por ahí aburrido;
como
cuando los viejos esperan reverentes, apasionados
el
milagroso nacimiento, siempre debe haber
niños
que no desearon que ocurra nada en particular, patinando
en
un estanque bordeando el bosque;
jamás
olvidaron
que
incluso el horrible martirio debe seguir su curso
de
todos modos en un rincón, algún lugar abandonado
donde
los perros continúan con sus
vidas
de perro y el torturador de caballos
desgarra al inocente detrás de un árbol.
En
el Ícaro de Brueghel, por ejemplo: como todo se aleja
sin
prisa del desastre; el labrador podría
haber
oído el chapoteo, el llanto desamparado,
pero
para él no fue un fracaso importante; el sol brillaba
como
debía sobre las piernas blancas que desaparecían en el
agua
a la orilla; y el costoso y delicado barco que debió haber visto
algo
asombroso, un chico cayendo del cielo,
tenía
un lugar a donde ir y navegó en calma.
1940
W.H. Auden, New York, 1907 – Viena, 1973
Versión
©Silvia Camerotto
Imagen Peter Brueghel
Musée
des Beaux Arts
About
suffering they were never wrong,
The Old Masters: how well they understood
Its human position; how it takes place
While someone else is eating or opening a window or just
walking dully along;
How, when the aged are reverently, passionately waiting
For the miraculous birth, there always must be
Children who did not specially want it to happen, skating
On a pond at the edge of the wood:
They never forgot
That even the dreadful martyrdom must run its course
Anyhow in a corner, some untidy spot
Where the dogs go on with their doggy
life and the torturer’s horse
Scratches its innocent behind on a tree.
The Old Masters: how well they understood
Its human position; how it takes place
While someone else is eating or opening a window or just
walking dully along;
How, when the aged are reverently, passionately waiting
For the miraculous birth, there always must be
Children who did not specially want it to happen, skating
On a pond at the edge of the wood:
They never forgot
That even the dreadful martyrdom must run its course
Anyhow in a corner, some untidy spot
Where the dogs go on with their doggy
life and the torturer’s horse
Scratches its innocent behind on a tree.
In
Brueghel’s Icarus, for instance: how everything turns away
Quite leisurely from the disaster; the ploughman may
Have heard the splash, the forsaken cry,
But for him it was not an important failure; the sun shone
As it had to on the white legs disappearing into the green
Water; and the expensive delicate ship that must have seen
Something amazing, a boy falling out of the sky,
had somewhere to get to and sailed calmly on.
Quite leisurely from the disaster; the ploughman may
Have heard the splash, the forsaken cry,
But for him it was not an important failure; the sun shone
As it had to on the white legs disappearing into the green
Water; and the expensive delicate ship that must have seen
Something amazing, a boy falling out of the sky,
had somewhere to get to and sailed calmly on.
1940
jueves, junio 09, 2016
william carlos williams. paisaje con la caída de Ícaro
Paisaje
con la caída de Ícaro
Según Brueghel
era primavera
era primavera
cuando Ícaro cayó
un agricultor araba
su campo
toda la magnificencia
del año
despierta repiqueteando
cerca
de la orilla del mar
preocupado
consigo mismo
sudando bajo el sol
que derritió
la cera de las alas
insustancial
lejos de la costa
hubo
un agricultor araba
su campo
toda la magnificencia
del año
despierta repiqueteando
cerca
de la orilla del mar
preocupado
consigo mismo
sudando bajo el sol
que derritió
la cera de las alas
insustancial
lejos de la costa
hubo
un
chapoteo casi imperceptible
era
Ícaro ahogándose
era
Ícaro ahogándose
William Carlos Williams, Rutherford, Nueva Jersey, 1883 –1963
de Pictures from Brueghel (1962)
en William Carlos Williams,
Selected Poems, edición de Charles Tomlinson, A New Directions Book, New
York, 1985
versión © Silvia Camerotto
Landscape With The Fall
Of Icarus
According
to Brueghel
when
Icarus fell
it
was Spring
a
farmer was ploughing
his
field
the
whole pageantry
of
the year was
awake
tingling
near
the
edge of the sea
concerned
with
itself
sweating
in the sun
that
melted
the
wings’ wax
unsignificantly
off
the coast
there
was
a
splash quite unnoticed
this
was
Icarus
drowning
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