Frases hechas
I
¡Vade retro, Satanás!;
no es lo mismo pedirle peras al olmo que tirarles margaritas
a los chanchos;
no es lo mismo:
para mí hubiera bastado decir sencillamente
árbol, bosque, roca, aire, tierra,
pero para usted, para el entorno,
no basta. Sencillamente, de pronto
se crea uno un trauma, un espectáculo,
una comedia (...).
Vade retro,
-¿Y nadie la ayuda?- preguntó el visitante; sueños,
máscaras de la imaginación de los que
se vuelve con la muerte en el alma,
agotado,
sin haber visto más que falsedades
y sin haber dicho más que tonterías:
hay que hacerlo todo en frío,
tranquilamente,
sin perder un minuto y trabajando (clava en su cabeza)
con un ardor paciente.
Ninguno de los dos engaña al otro,
pero los dos mentimos, Vade.
Alejo lo que no me pertenece, yo
sé que no sé lo que no sé, y he de
asumir monstruosamente
ciertos lineamientos de la persona humana,
como esas masas inertes que traen al mundo algunas
mujeres
y que, en suma, no son más que
materia que sueña
algún vacío
o su caricia.
**
II
adonde la belleza no puede mantener sus ojos
encendidos ni el nuevo Amor desearlos más de un día.
(...)
No naciste para la muerte, pájaro inmortal.
No hubo hambrienta generación que te aplastara
(...)
¡Destruidos! ¡El término es como una campana
que tañe para alejarme de ti a mi solitario yo!
De "Oda al ruiseñor" de John Keats
Como si no hubiera necesidad.
Nada implícita.
Mirad cómo el cuervo trina y
el buitre se lame el pico.
Ashes to ashes, ¿eso sois?
¿Y el cielo quedará así,
una estrella solitaria
e inhóspita?
Citas al ruiseñor, y te has quedado muda.
Nota: Este poema resulta de un montaje en el que se intercalaron fragmentos de distintos autores, entre ellos Gustave Flaubert, Thomas Bernhard, Jorge Luis Borges, Marguerite Yourenar, John Keats; seguramente hay algún otro, ligados con nexos propios. El texto de los versos 7 y8 de II tampoco me pertenecen. Ashes to ashes, obviamente, es extracto de oración bíblica.
Irene Gruss, Buenos Aires, 1950
de Entre la pena y la nada, Ediciones del Dock, Pez Náufrago, Buenos Aires, 2015
imagen de Oswaldo Guayasamin
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