Dime, dime
¿dónde
habrá un refugio para mí
contra el
egoísmo
y su
propensión a dividir,
tergiversar,
malentender
y a
destruir la continuidad?
¿Por qué,
oh por qué, uno se anima a preguntar, a
aplanar algún
macizo promontorio
como si
fuera la roseta giratoria de diamante de Lord Nelson?
Así surgió: gema, pulida peculiaridad
y cima de la delicadeza–
en
contraste con el agravio desencadenado
sin motivo
–
la absorbente
geometría de una fantasía:
un James, Miss Potter, chinesca
‘pasión
por lo singular”, de un
hombre
fatigado que finalmente, al anochecer,
cortó una obra maestra de color
cereza–
para ningún jurado de corte y confección–
sino para que lo vieran unos pocos
ratones,
que
‘respiraban inconsistencia y bebían
contradicción”,
enceguecidos
no por el sol sino por “la posibilidad
borrosa”. (Me refiero
a
Henry James y al Sastre de Beatrix Potter)
Lo
juro, rescatado sastre
de Gloucester, que me
daré a la fuga; mediante una estrategia
de ingeniería–
del viperino nudo de tráfico que huye
al
metafísico pajar recién cortado,
madreselva,
o fragancia del bosque,
como uno podría decir o insinuar
T.S.V.P. –
Taisez-vous? “Por favor”
nada significa
para
un refugiado de la ferocidad verbal; estoy
perpleja.
Aun así, “deferencia”
sí, la deferencia puede ser mi
defensa.
¿Un resumen?
En esta biografía contada al revés
de
cómo los ratones del gato cuando fueron liberados
por
el sastre de Gloucester, terminaron
el saco color cereza del Intendente–
el cuento del sastre puso fin al
cautiverio
en
dos sentidos. Además de contar
cómo
un saco hizo rico al sastre,
salvó
al lector
de volverse loco por un reto.
Marianne
Moore, Kirkwood, 1887 - Nueva York, 1972
en Tell
Me, Tell Me, Viking Books,
London, 1966
versión
©Silvia Camerotto
imagen s/d
Tell Me, Tell Me
where might there be a refuge for me
from egocentricity
and its
propensity to bisect,
mis-state, misunderstand
and obliterate continuity?
Why, oh why, one ventures to ask, set
flatness on some
cindery pinacle
as if on Lord
Nelson’s revolving diamond rosette?
It appeared: gem, burnished rarity
and peak of delicacy–
in contrast with
grievance touched off on
any ground – the
absorbing
geometry of a fantasy:
a James, Miss Potter, Chinese
“passion for the
particular”, of a
tired man who
yet, at dusk,
cut a masterpiece of cerise-
for no
tailor-and-cutter jury-
only a few mice to see,
who “breathed
inconsistency and drank
contradiction”,
dazzled
not by the sun but by “shadowy
possibility”. (I’m referring
to Henry James
and Beatrix Potter’s Tailor)
I vow, rescued
tailor
of Gloucester, I am going
to flee; by engineering strategy-
the viper’s traffic-knot-flee
to the
metaphysical newmown hay,
honeysuckle, or
woods fragrance.
Might one say or imply T.S.V.P.–
Taisez-vous? “Please” does not make
sense
to a refugee
from verbal ferocity; I am
perplexed. Even
so, “deference”;
yes, deference may be my defense.
A précis?
In this told-backward biography
of how the cat’s
mice when set free
by the tailor of
Gloucester; finished
the Lord Mayor’s
cerise coat–
the tailor’s
tale ended captivity
in
two senses. Besides having told
of a coat which
made the tailor’s fortune,
it rescued a
reader
from being driven mad by a scold.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario