Parece
Parece que ahora voy,
con mesura y edad,
demostrando un teorema
por la espesa ciudad,
donde en rígidos coches
se han trocado los gatos
suburbanos, y al verso
lo arrastran los zapatos.
Parece que mi alma
mide, suma y diseca.
Que adelanto un minuto
la vida en mi muñeca.
Que hago cumplir mi sangre
entre oficina y tienda,
prestándole latido
y ruiseñor de agenda.
Parece. Pero voy,
ya feliz de dolor,
coronada de nuncas,
de balada y de flor.
Voy -dibujando a Dios
con el incendio mío-
hacia el agua piadosa,
hacia el último río.
en La Gaceta, Tucumán, 14 de diciembre de 1958
Canción para una cama de hotel
Nunca serás de nadie
total, definitiva;
pero todo lo humano
sabes, blanda, pasiva.
Dices de mí al probarme:
"Algún jirón de sal,
alguien más que en mí rueda
con sangre horizontal".
En tu pausa comprada
-espejismo del nido-,
he arrojado mi grito,
el nunca sucedido.
Y él revuelve tus lienzos,
tu blandura, tu almohada,
como el muerto que gira
en la fosa prestada.
Te pagué; y quiero olvido,
ser tu espuma, partir...
Oh arena indiferente,
mi playa de morir.
de La llave, 1957
Amelia Biagioni, Gálvez, 1916- Buenos Aires, 2000
en Amelia Biagioni, Poesía completa, Editorial Adriana Hidalgo, Buenos Aires, 2009
imagen de Adam Caldwell©, Hospital, en Uno de los nuestros
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