Eche
veinte centavos en la ranura
I
A pesar de la
sala sucia y oscura
de gentes y de
lámparas luminosa
si quiere ver la
vida color de rosa
eche veinte
centavos en la ranura.
Y no ponga los
ojos en esa hermosa
que frunce de
promesas la boca impura.
Eche veinte
centavos en la ranura
si quiere ver la
vida color de rosa.
El dolor mata,
amigo, la vida es dura,
eche veinte
centavos en la ranura
si quiere ver la
vida color de rosa.
II
Lamparillas de
la Kermesse,
títeres y
titiriteros,
volver a ser
niño otra vez
y andar entre
los marineros
de Liverpool o
de Suez.
III
Teatrillos de
utilería.
Detrás de esos
turbios cristales
hay una sala
sombría.
Paraísos
artificiales.
IV
Cien lucecitas.
Maravilla
de reflejos
funambulescos.
¡Aquí hay mujer
y manzanilla!
Aquí hay olvido,
aquí hay refrescos.
Pero sobre todo
mujeres
para hombres de
los puertos
que prenden como
alfileres
sus ojos en los
ojos muertos.
No debe tener
esqueleto
el enano de
Sarrasani,
que bien parece
un amuleto
de la joyería
Escasany.
Salta la cuerda,
sáltala,
ojos de rata,
cara de clown
y el
trala-trala-trálala
ritma en tu
viejo corazón.
Estampas, luces,
musiquillas,
misterios de los
reservados
donde entrarán a
hurtadillas
los marinos
alucinados.
Y fiesta, fiesta
casi idiota
y tragicómica y
grotesca.
Pero otra
esperanza remota
De vida
miliunanochesca…
V
¡Qué lindo es ir
a ver
la mujer
la mujer más
gorda del mundo!
Entrar con un
miedo profundo
pensando en la
giganta de Baudelaire…
Nos engañaremos,
no hay duda,
si desnuda nunca
muy desnuda,
si barbuda nunca
muy barbuda
será la mujer.
Pero ese momento
de miedo profundo…
¡Qué lindo es ir
a ver
la mujer
la mujer más
gorda del mundo!
VI
Y no se inmute,
amigo, la vida es dura,
con la filosofía
poco se goza.
Eche veinte
centavos en la ranura
si quiere ver la
vida color de rosa.
Raúl González
Tuñón, Buenos Aires, 1905-1974
De Violín del
Diablo, 1926
No hay comentarios.:
Publicar un comentario