El poema
No
el poema crepuscular que compones pensando
en
voz alta
con
su tilo esbozado en tinta china
y
cables de telégrafo sobre nubes rosáceas;
no
el espejo que está en ti y el hombro de ella,
delicado
y desnudo, brillando con luz tenue;
no
el lírico chasquido de rimas de bolsillo…
la
música menuda que da siempre la hora;
y
no los pesos y monedas en esas pilas
de
diarios vespertinos calados por la lluvia;
no
los cacodaimones del dolor de la carne
ni
las cosas que dices mucho mejor en prosa:
el
poema que cae desde alturas ignotas…
cuando
aguardas el chapoteo de la piedra
allá
al fondo, y agarras como puedes la pluma,
y
entonces sobreviene la conmoción, y entonces…
en
la fronda sonora, las palabras-leopardo,
las
aves avistadas, los insectos cual hojas,
se
fusionan y forman un intenso, callado,
mimético
diseño de perfecto sentido.
Vladimir
Nabokov, San Petersburgo, 1899- Montreux, 1977
Versión
de Jordi Doce
Imagen
de Alex Grey, The Chapel of Sacred Mirrors, en Alex Grey
The Poem
Not the sunset
poem you make when you think aloud, with its
linden tree in India ink and the
telegraph wires across its pink
cloud;
not the mirror in you and her delicate bare shoulder stil
l glimmering there; not the lyrical click of a pocket rhyme—the tiny
music that tells the time;
and not the pennies and weights on those evening papers piled up
in the rain; not the cacodemons
of carnal pain; not the things you
can say so much better in plain
prose—
but the poem that hurtles from heights unknown—when you wait
for the splash of the stone deep
below, and grope for your pen, and
then comes the shiver, and then—
in the tangle of sounds, the leopards of words, the leaflike insects,
the eye-spotted birdsfuse and
form a silent, intense, mimetic
pattern of perfect sense.
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