miramos
el cielo sin los ojos
secreto
del fuego son las nubes
aprendemos
en lágrimas
llamamos
dicha a lo perdido
llegar
cruzando arenas
robar
el corazón del elefante
sentarse
a escribir como si fuera arrodillarse al viento
se
forjan las espadas?
ese
pequeño asunto
resultó
la vida
no
nacen del cadáver los fantasmas
cuando
el hechizo es poderoso hay que matar al mago
olvidá
los dioses
ellos
están solos porque pueden
solos.
Alejandro Schmidt, Villa María, 1955
imagen de Jarosław Jaśnikowski© – Nieskończona
fascynacja, en Uno de los nuestros
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