Nuestras vidas, al
parecer, son la memoria
de
lo que ya vivimos en otro lugar.
¿O son su metáfora?
Los árboles, si es que son árboles, parecen iguales,
y
los arroyos también.
La luz del sol suelta su claridad del mismo modo,
y las nubes, si es que son nubes,
aun
nos siguen,
una después de otra, como lo hacían en el viejo cielo, en el viejo
lugar.
Quería que la metáfora, si es que es una metáfora, fuera
siempre
la misma.
Quería que las colinas fueran las mismas,
y también los ríos,
en
especial los viejos ríos,
el French Board y el Little Pigeon, el Holston y el Tennessee,
y yo a su lado, bajo las nubes suspendidas y las estrellas
suspendidas.
Quería caminar en esa metáfora,
sin
ser tocado por la corrupción del tiempo.
Quería la memoria adamantina, inalterable,
quería la memoria ámbar,
y
yo en ella,
una figura entre los toques de luz translúcidos y los remolinos,
a medio andar en sus movimientos brillantes.
Quería la memoria aguda de la nube y brillante del río,
mi espacio en su interior transformándose, siempre en calma,
sin
viento y sin olas.
Pero la memoria no tiene memoria. Ni metáfora.
Se mueve como quiere,
y
nunca mide la distancia.
Algunos han muerto de sed al atravesar la memoria.
Nuestras vidas son algodón de verano, parece,
y
duran una temporada.
El viento sopla, el río fluye, y las olas se elevan.
El logo de la memoria es un abismo, y eso no es una metáfora.
Charles Wright, Pickwick Dam, 1935
de Scar
Tissue, Farrar, Straus, and Giroux, 2006
Versión
© Silvia Camerotto
Transparencies
Our lives,
it seems, are a memory
we had once in
another place.
Or are they its metaphor?
The trees, if trees they are, seem the same,
and the creeks do.
The sunlight blurts its lucidity in the same way,
And the clouds, if clouds they really are,
still follow us,
One after one, as they did in the old sky, in the old place.
I wanted the
metaphor, if metaphor it is, to remain
always
the same one.
I wanted the hills to be the same,
And the rivers, too,
especially the old
rivers,
The French Board and Little Pigeon, the Holston and
Tennessee,
And me beside them, under the
stopped clouds and stopped stars.
I wanted to walk in that metaphor,
untouched by time’s corruption.
I wanted
the memory adamantine, never-changing,
I wanted
the memory amber,
and me in it,
A figure
among its translucent highlights and swirls,
Mid-stride
in its glittery motions.
I wanted
the memory cloud-sharp and river-sharp,
My place
inside it transfiguring, ever-still,
no wind and no wave.
But
memory has no memory. Or metaphor.
It moves as it wants to move,
and never measures the distance.
People have died of thirst in crossing a memory.
Our lives are summer cotton, it seems,
and good for a season.
The wind blows, the rivers run, and waves come
to a head.
Memory’s logo is the abyss, and that’s no
metaphor.