sábado, diciembre 17, 2016
jorge aulicino. la cara resplandeciente
I
La cara resplandeciente con que dijiste "nadie"
hace por un momento que la imaginación se tranquilice
ante un vacío acogedor, un vacío de los signos,
un cielo en el que las constelaciones suenan
como la música cóncava de un órgano
pero sin resonancias afectivas.
El maestro ha dicho "nadie", en cuanto al quién de la Creación, y
ese nadie se convierte en Nadie, un radiante e infinito hueco.
De ese modo, querido maestro Ateo, con tu voz muchachil
has encendido de nuevo la Presencia, has activado las
mayúsculas, los entes, las geografías,
los trasgos, los humores, los elementos (cuatro),
los elementos del clima también, los elementos periódicos,
y el carbono, la respiración de las plantas, el alelí abatido
por la lluvia y no sé cuántos jardines, Maestro. Has lavado el
misterio de Dios. Y en tu "nadie" suena el Nadie de todas
las iglesias góticas y romanas.
Me has hecho dormir tranquilo, protegido por Nadie,
en el sordo rechinar nocturno, ese silbido urbano, la cabeza
sobre la presta almohada que recuerda aún
el ululante desierto, el salar, los palos despintados.
Jorge Aulicino,
de 'El mar de Galilea', en Corredores en el parque, Barnacle, Buenos Aires, 2016
imagen de Olga Akasi
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