El brazo
Entrega tu sueño
al pájaro del alba.
Tú ya no puedes penetrar el aire.
Vuelve
con los brazos abiertos,
en silencio.
No despiertes al mar.
Entrega tus tambores.
No te expliques nada,
deja al cielo la noche.
Ya es hora.
Cada recuerdo queda
con su guerrero propio.
No te expliques nada,
no pidas el rescate
ni la palabra justa.
El nido abre su piel
para alojar tu voz.
La rosa del viento
aclara tu alfabeto.
Los coros descienden
a la luz de otra luna.
Yo entrego mi temor
y la esperanza.
Toda noche vuelve
al borde del espejo.
Vuélvete,
deja tu nombre
y tu defensa.
En el claro del viento
otra palabra te sorprende.
Los árboles giran
quince años atrás.
La espesura del alba
ha cambiado los tiempos.
Abandona más todavía;
espanto,
trinos,
el agua de siete colores,
tu mano sumergida,
aquella rosa,
estos labios
y el sombrero
de los cuatro puntos cardinales.
Deja fluir tu brazo
sobre el mundo.
Nada más que tu brazo.
Edgar Bayley,
Buenos Aires, 1919-1990
De Poesía Buenos
Aires, ‘Poetas argentinos contemporáneos’, Buenos Aires, 1954
En Obra poética,
Editorial Corregidor, Buenos Aires, 1976
imagen de Manus Starlin, Hasta llegar al final, en Uno de los nuestros
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