Memoria
Extinguidas aquellas
frenéticas caricias
Pasada la luna del
ceremonial de los besos
Se abre una jaula de
demencia
Los bellos gatos de espasmo
que aúllan enterrados vivos
Y un foco de imágenes
extintas se instala en tu médula
Como una peste real. En
la sombra
La mujer se desviste y
penetra a su lecho
Y emprende su vuelo
nupcial hasta las últimas hogueras del cielo
Y él madura a su lado
para la muerte
En el cálido invernáculo
de sus sonrisas junto a su rostro que desaparece
Jamás despertarán sobre
sus besos
A lo largo de gomosas
colinas en ondulantes dormitorios
Donde brota una hierba
indeleble
Caminos llenos de
anzuelos
Un vestido que late sin
nadie
Un retrato con dientes de
fuego
Sonriendo a través de los
muros
¿Y quién no reverencia
esas gracias en pena
Abrazos vacíos dichas de
fracaso y de vértigo
Que me adulan como el
demonio para despellejarme
Para homenajearme con
países quemados sobre el corazón..?
Entonces
De esas enormes lunas que
fermentan
En un calor de maleza
tropical
Lleno de piernas de mujer
La luz de una lengua se
expande
Y de nuevo estamos
perdidos
De nuevo imploramos a
ídolos de orgullo y desamparo
De sexos despiadados
Con irrecuperables
sonrisas eternas
Trozos de paisaje
Bocas de sacrilegio que
no piden socorro
Que no tienen
socorro.
Enrique Molina, Buenos Aires,
1910-1997
de Las bellas furias, 1966
en Enrique Molina, Obra poética, Obras Completas, Tomo II, Corregidor, Buenos Aires, 1987
imagen de Sarah Lee, Beneath the clouds, en Uno de los nuestros
de Las bellas furias, 1966
en Enrique Molina, Obra poética, Obras Completas, Tomo II, Corregidor, Buenos Aires, 1987
imagen de Sarah Lee, Beneath the clouds, en Uno de los nuestros
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