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La vida adentro discurre
La vida adentro discurre
Entre una y otra circunstancia y
cielos despejados
Ahora que es julio –como mi hijo-
Y las salamandras salen por la
luminosidad
En el año Paulino –como Pablo, mi
otredad, mi otro hijo-
Lleno de relámpagos y verbos
Esta es mi radicalidad ahora
Que estoy/ estás
Maravillado de Sol
Y la Luna aparece a las 8 p. m.
Solitaria, todavía de día, pero
inconfundible
En su máxima poética
Pero,
¿Qué clama mi corazón
De desharrapado?
***
Yo he regresado a mi ciudad, que
conozco...
Yo he regresado a mi ciudad, que
conozco
hasta
las lágrimas,
Hasta las venas, hasta las
inflamadas glándulas
de
los niños.
Tu regresaste también, así que
bébete
aprisa
El aceite de los faros fluviales
de
Leningrado.
Reconoce pronto el pequeño día
decembrino,
Cuando la yema se mezcla a la
brea
funesta.
Petersburgo, todavía no quiero
morir.
Tú tienes mis números
telefónicos.
Petersburgo, yo aún tengo las
direcciones
En las que podré hallar las voces
de los muertos.
Vivo en la escalera falsa, y en
la sien
Me golpea profunda una campanilla
agitada.
Y toda la noche, sin descanso,
espero la visita anhelada
Moviendo los grilletes de las
puertas.
Ósip Mandelstam, varsovia 1891- vladivostok 1938
Traducción de Jorge
Bustamante García
De El Instante Maravilloso: poesía rusa del siglo XX, UNAM, México,
2004
Imagen de Mandelstam y Ajmátova, Moscú, 1934
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