Robinson
Deberías
comprar una silla. El sillón está hundido, el cuero roto,
el
almohadón se hunde en el sillón. Pero estás solo. Y si esto
en
sí mismo es un canto - ¡solo!, no tenés criado, ya no vas a las casas
de
anticuarios - lees sobre la guerra que perdieron los turcos
en
una nota ilustrada con una foto que el National Geographic
te
pinta convenientemente de marrón...
-La
casa, un mundo, una conquista, un cuerpo, una fortuna *-
No
me iré de esta ciudad, mamá, ni de casa
Hace
unos cincuenta y cinco años me regalaste el libro de Defoe
Y es
tu planta, no la de Viernes, la que pisa, fantasmal, mi casa
por
donde pasan sin cesar los muertos, los napoleones, los alucinados,
las
conquistas, los mosqueteros en tropel, y aquellos fantasmas
Bonaparte
mira por las ventanas, y como no dan a la calle,
se
vuelve hacia los días de Elba: Eh! qu'aimes-tu donc, extraordinaire
étranger? **
Callo
y lo miro: eras al fin y al cabo un contemplativo.
Che ti dice il paese, Napoleón?
Y en
la sonrisa de gato del gran hombre se dibuja una respuesta
que
no llega a pronunciar.
*
Salinas
**
Baudelaire
Jorge Aulicino, Buenos Aires. 1949
de No verás aún el fabuloso desierto, inédito
imagen de The life and strange surprising adventures of Robinsom Crusoe of York, mariner. As related by himself, London, 180?, Casell, Peter and Galpin
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