Para mi hija
Mirando
en los ojos de mi hija leo
bajo
la inocencia de la carne joven
ocultos,
indicios de muerte a los que ella no presta atención.
Los
vientos más fríos han tocado este
cabello, y marañas
de
algas enredaron estas manos diminutas;
El
lento veneno de la noche, paciente e imperceptible,
afectó
su sangre. He visto años sedientos
que
podrían ser suyos y parecen: infectos, resistiendo
a
la muerte en batalla cierta, las piernas delgadas enfermizas.
O,
alimentada por el odio, ella se deleita con la punzada
de
la agonía de los otros; quizás la cruel
esposa
de un sifilítico o de un tonto.
Estas
especulaciones se agrian bajo el sol.
No
tengo hija. No deseo ninguna.
Weldon Kees, Beatrice, 1914-
San Francisco, 1955
En The Collected Poems of Weldon Kees, University of Nebraska Press,
2003
For My Daughter
Looking into my daughter’s eyes I read
Beneath the innocence of morning flesh
Concealed, hintings of death she does not heed.
Coldest of winds have blown this hair, and mesh
Of seaweed snarled these miniatures of hands;
The night’s slow poison, tolerant and bland,
Has moved her blood. Parched years that I have seen
That may be hers appear: foul, lingering
Death in certain war, the slim legs green.
Or, fed on hate, she relishes the sting
Of others’ agony; perhaps the cruel
Bride of a syphilitic or a fool.
These speculations sour in the sun.
I have no daughter. I desire none.
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