Ostensiblemente
Nos
puede gustar descansar o leer,
caminar,
festejar en la mesa de la cocina,
acariciar
al perro distraídamente, mientras
pensamos
en cosas tristes —tantas
maneras
diferentes de estar, uno no sabe
cómo
el futuro manejará esas cosas.
¿Se
develará a sí mismo,
o
acaso en la calma ficticia
de
la decisión personal de estar mejor
será
el peor negocio,
la
próxima vez?
Los
jardineros no hacen el mundo
ni
las brujas lo deshacen, aun así
el
doctor loco se siente a salvo
en
su laboratorio de paredes compactas,
detrás
de canteros siempre verdes, ahora ennegrecidos
por
la nieve, precisos como las costuras de las medias
estiradas
de nuevo. Nunca hay
noticias
de ese lado.
Una
rigidez que puede bien ser permanente
parece
habernos atacado. El péndulo
está
detenido; la corrida
de
estación en estación ostensiblemente incompleta.
Un
orden perverso ha ocurrido
ahí
en el recodo donde el año se divide
en
artificio por un lado, en lasitud
votiva
por el otro, pero está atascado:
una
vieja instantánea
que
pronto se difuma.
Y
no hay espectador
ni
agente para llorar lo Suficiente,
el
redoble de lucha se ha detenido,
el
recuerdo vencido clemente como las flores
y
por lo tanto perenne a su manera—
quiero
decir que resisten, están siempre ahí,
y
aun cuando no lo estén, están sus nombres,
una
dosis reforzada de la sólida,
tolerable
aventura.
Y
al debilitarse, las brasas
se
encienden. Hay dos modos de estar.
Debes
tratar de levantarte de la mesa
y
sentarte relajado en otro país
con
tiradores rojos
hacia
tu propio espacio y tiempo.
John
Ashbery, Rochester, 1927
de
April Galleons (1987)
en
Notes from the Air, Selected Later
Poems, Harper Collins Publishers, New York, 2007
versión
© Silvia Camerotto
imagen en Inc.com
Ostensibly
One
might like to rest or read,
take
walks, celebrate the kitchen table,
pat
the dog absentmindedly, meanwhile
thinking
gloomy thoughts ̶ so many separate
ways
of doing, one is uncertain
how
the future is going to handle this.
Will
it reveal itself again,
or
only in the artificial calm
of
one person's resolve to do better
yet
strike a harder bargain,
next
time?
Gardeners
cannot make the world
nor
witches undo it, yet
the
mad doctor is secure
in
his thick-walled laboratory,
behind
evergreen borders black now
against
the snow, precise as stocking seams
pulled
straight again. There is never
any
news from that side.
A
rigidity that may well be permanent
seems
to have taken over. The pendulum
is
stilled; the rush
of
season into season ostensibly incomplete.
A
perverse order has been laid
there
at the joint where the year branches
into
artifice one way, into a votive
lassitude
the other way, but that is stalled:
an
old discolored snapshot
that
soon fades away.
And
so there is no spectator
and
no agent to cry Enough,
that
the battle chime is stilled,
the
defeated memory gracious as flowers
and
therefore also permanent in its way ̶
I
mean they endure, are always around,
and
even when they are not, their names are,
a
fortified dose of the solid,
livable
adventure.
And
from growing dim, the coals
fall
alight. There are two ways to be.
You
must try getting up from the table
and
sitting down relaxed in another country
wearing
red suspenders
towards
one's own space and time.
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