jueves, mayo 16, 2013

fernando pessoa. cada cosa a su tiempo






21

Cada cosa  a su tiempo tiene su tiempo.
No florecen en el invierno las arboledas,
ni en la primavera
tienen blanco frío los campos.

A la noche, que entra, no pertenece, Lidia,
el mismo ardor que el día nos pedía.
Con más sosiego amemos
nuestra incierta vida.

Junto al hogar, cansados no de la obra
sino porque la hora es la hora de los cansancios,
no forcemos la voz
a estar más que en secreto,

y casuales, interrumpidas sean
nuestras palabras de reminiscencia
(no para más nos sirve
la negra ida del sol).

Poco a poco el pasado recordemos
y las historias contadas en el pasado
ahora dos veces
historias, que nos hablen

de las flores que en nuestra infancia ida
con otro fin en el gozo cogíamos
y con otra ciencia
en la mirada lanzada al mundo.

Y así, Lidia, junto al hogar, como estando,
dioses lares, allí en la eternidad,
como quien avía ropas
el otrora aviemos

en ese desasosiego que el descanso
trae a nuestras vidas cuando sólo pensamos
en lo que ya fuimos,
y es noche sobre Ceres.

Fernando Pessoa,Lisboa, 1888-1935
en Odas de Ricardo Reis, Colección la Cruz del Sur, Editorial Pre-textos, Valencia, 1998
Traducción de Ángel Campos Pámpano
imagen de Hermenigildo Sábat en Una interpretación gráfica de Fernando Pessoa, por Hermenegildo Sábat. Universidad de Quilmes. Buenos Aires, 2007.

21

Cada coisa a seu tempo tem seu tempo. 
Não florescem no inverno os arvoredos, 
Nem pela primavera 
Têm branco frio os campos. 

À noite, que entra, não pertence, Lídia, 
O mesmo ardor que o dia nos pedia. 
Com mais sossego amemos 
A nossa incerta vida. 

À lareira, cansados não da obra 
Mas porque a hora é a hora dos cansaços, 
Não puxemos a voz 
Acima de um segredo, 

E casuais, interrompidas, sejam 
Nossas palavras de reminiscência 
(Não para mais nos serve 
A negra ida do Sol) — 

Pouco a pouco o passado recordemos 
E as histórias contadas no passado 
Agora duas vezes 
Histórias, que nos falem 

Das flores que na nossa infância ida 
Com outra consciência nós colhíamos 
E sob uma outra espécie 
De olhar lançado ao mundo. 

E assim, Lídia, à lareira, como estando, 
Deuses lares, ali na eternidade, 
Como quem compõe roupas 
O outrora compúnhamos 

Nesse desassossego que o descanso 
Nos traz às vidas quando só pensamos 
Naquilo que já fomos, 
E há só noite lá fora. 

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