El sano juicio
Hemos crecido bajo el concepto de la
devoración del héroe. Las enciclopedias en ese momento y lugar pasaron de moda
y belleza. Comimos del carbón su quebradizo despojo, sembrados en pozos
construidos por nuestros padres. No vimos, ni participamos del inicio del
fuego. Las cenizas que quedaron, primigenias sustancias minerales, no se
detuvieron jamás y permitieron reconstruir la historia a nuestra manera, a
nuestro sano juicio.
08.08.11
Nueva
Roma
Estruja el papel y lo arroja al río. A la
deriva, flota.
Bosteza en el día y se estira y se hace
barquito.
Cruza el camino trazado por la natural
corriente esencial de cualquier vivir.
Llega al mar. Deja la ciudad de los eternos
vagabundeos de viejos y pálidos estilos para ingresar de una buena vez en los
ojos del otro, de los otros (que aún no se animan a viajar a Roma).
20.09.11
La herida de París
La verdad es que no sé qué estaba haciendo en
París. Lo único que recuerdo es que caminaba herido, y caminaba, caminaba… Un
tren y catorce horas ya me alejaban de Roma. Y ahora en París, ¿puede haber
algo más desagradable que la torre de Montparnasse?; y allí estoy, sangrando,
en un piso cualquiera y sin una cámara en la mano. Y sin tus ojos que siempre
miran por mí.
22.09.11
69
El deseo también es la realidad
Llueve. El patio de la morocha golpea las
chapas del galpón que guarda extraños papeles. Pocos saben de las palabras que
acompañan las hojas de tamaños y colores di-versos, difíciles. Ahí está la
clave, dice Gerry Mulligan, soplando un sonido ligero como galgo.
Llueve, mucho, torrencial de vos, y el sol
sigue, distraído, como la morocha que mira el patio y las flores y un mar que
brilla lejos.
07.10.11
José María Pallaoro, La Plata, 1959
En 33
papelitos y una mora horizontal, Libros de la Talita Dorada, City Bell,
2012
imagen de Tommy Ingberg© – Still Standning, en Uno de los nuestros
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