Los monos
Guiñaban
demasiado los ojos y temían las serpientes. Las cebras, destacadas
en
su anormalidad; los elefantes con su piel neblinosa
y
sus apéndices rigurosamente prácticos
estaban
allí, los pequeños gatos; y el periquito–
trivial
y monótono al ser examinado, destruyendo
cortezas
y porciones de la comida que no podía comer.
Recuerdo
su magnificencia, ya no más magníficas
sino
difusas. Es difícil recordar el ornamento,
el
discurso, el modo preciso de eso que uno puede
llamar
las relaciones menores de
hace
veinte años; pero no lo olvidaré
—aquel
Gilgamesh entre
los
peludos carnívoros— aquel gato con manchas
en
sus patas con forma de cuña, de color pizarra y su cola concluyente,
comentando
caústico, “Ellos abusaron de nosotros con sus débiles
declaraciones
encubiertas, temblando
en
desarticulado frenesí, diciendo
que
comprender el arte no es para nosotros; hallando
todo
tan difícil, examinando la cosa
como
si fuera incomprensiblemente arcana, —simétricamente frígida como si hubiera
sido
esculpida en calcedonia
o
mármol— rígida en su tensión, maligna
en
su poder sobre nosotros y más profunda
que
el mar cuando adula a cambio de cannabis,
centeno,
lino, caballos, platino, madera y pieles."
Marianne Moore, Kirkwood, 1887 - Nueva York, 1972
Versión
© Silvia Camerotto
imagen de Adam Caldwell© – Last Judgement, en Uno de los nuestros
The Monkeys
Winked too much and were afraid
of snakes. The zebras, supreme in
their abnormality; the
elephants with their
fog-colored skin
and strictly practical appendages
were there, the small cats;
and the parakeet—
trivial and humdrum on
examination, destroying
bark and portions of
the food it could
not eat.
I recall their magnificence, now not more magnificent
than it is dim. It is difficult to recall the ornament,
speech, and precise
manner of what
one might
call the minor acquaintances twenty
years back; but
I shall not
forget him
—that Gilgamesh among
the hairy carnivora— that cat
with the
wedge-shaped, slate-grey
marks on its
forelegs and the resolute tail,
astringently remarking, "They
have imposed on
us with their
pale
half-fledged protestations, trembling
about
in inarticulate frenzy,
saying
it is not for
us to understand
art; finding it
all so difficult, examining
the thing
as if it were
inconceivably arcanic, —as
symmetrically frigid as
if it had been
carved out of
chrysoprase
or marble— strict with tension,
malignant
in its power
over us and
deeper
than the sea
when it proffers flattery
in exchange for
hemp,
rye, flax, horses, platinum, timber, and fur.
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