jueves, marzo 22, 2012
cuando era joven y previsor
Vivo aún
Y yo me senté sin pudor sobre las ondas
de ese río lejano alveolado de sol verde
los árboles celebraban la noche y las estrellas
Vi claro en la noche desnuda
en la noche desnuda qué mujer
me mostró su rostro se mostró desnuda
su belleza adulta, era más seria
que las leyes impías de la necesidad
Contra ella los aderezos de naturaleza
pueriles ejercían sus armas eternas
de hierro y mármol y sal
contra ella el diamante del cielo
se embotaba y se empañaba
Sin embargo era una belleza
de arena y de musgo y de crepúsculo
pero era una belleza
de carne de lengua y de pupilas
una belleza de retoño y desecho de las estaciones
Belleza que se apagaba bajo vagos encuentros
he separado amantes más feos juntos
que separados
para salvarlos hice cantar la soledad
quebré sus labios al cuadrado
Yo hice secar tuve tiempo de hacer secar
las flores sin remordimientos de una mentira
el estercolero fresco que lloraba
y las auroras mal despiertas
pero hice reír a los más agrios comediantes
apasionados de desnudez y demasiado bien vestidos
los que hablan aparte sus ojos brillan sin calor
los que hablan a sabiendas para envejecer cómodamente
los constructores de su prisión bien aceitada bien caminada
portadores de cadenas manos con esposas cabezas con cofias
Los glóbulos azules de un mundo descolorido
sobre el techo de sus sueños estaban en el sótano
no cultivaban sino la eternidad
mi corazón y mi ojo
bajo el espacio intacto todo estaba helado
De dónde surgiste imagen sin azur
espectadora en vista
sino de mí que duermo tan mal sobre un camastro
de dónde surgiste tocando la tierra de tan cerca
que sigo tu paso sobre el pavimento de las calles
Donde me aburro tantas veces donde me perdería
a pesar de todas las señales que lúcido coloqué
cuando era joven y previsor
cuando la sombra roja me habitaba
cuando sólo bebía vinos transparentes
Tú entera reglada por esa carne
que es la mía al flanco del vacío
temblorosa solamente
ante la idea de huir del mundo indispensable
tú precaria a pesar de mi esperanza de vivir
No hay irrisión
nada ha sido falseado
sino lo que no es la imagen sin mediodía
que se impone de noche sobre la médula
de este río donde me senté
Vivo aún y comparto
el trigo el pan de la belleza
sin otra luz que nacer y existir
tú bajísima y altísima en la desnudez
del norte y del sur en un único instante
La red humana está entre nosotros
nuestro nacimiento de la mujer es evidente
y ésta es la hierba que brotó en nuestra infancia
**
Estás enfermo o fatigado
estás demente o simplemente
más desolado que otros días
no tengo ganas de contestar
Porque yo temo la contestar
la suerte de esos jugadores
que por una nada juegan sobre el paño
de sus deseos y dolores
Saqué del nido los huevos útiles
a mi hambre para no morir
pero olvidé todos mis sueños
después y me odio hasta la muerte
Paul Éluard, Saint-Denis 1895-1952
Traducción de J.R. Wilcock
de Sur n° 147-148- 149, enero- febrero- marzo de 1947
en Sur Revista Semanal, Primera antología poética, Buenos Aires, enero-diciembre 1973
imagen de Salvador Dalí, Retrato de Paul Éluard
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