francisco madariaga
No podríamos sostenernos con esta piel y este polvo gemebundo, guitarrera de grandes desgracias.
Sólo no hay trampa para la orden de hacer fuego hasta que todo arda.
Los puentes están artillados y sólo los cruzan caballeros blancos vestidos con el aire de un muerto que posee la victoria final.
Totalmente entorpecidos por la belleza de su sangre.
Sólo no hay trampa para la orden de hacer fuego hasta que todo arda.
Los puentes están artillados y sólo los cruzan caballeros blancos vestidos con el aire de un muerto que posee la victoria final.
Totalmente entorpecidos por la belleza de su sangre.
de Francisco Madariaga, Los grandes poetas, Centro Editor América Latina, Cuaderno 44, Buenos Aires, 1988.
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