sábado, agosto 23, 2025

Cesare Pavese. He caído a tu lado


He caído a tu lado 

Te quedaste en silencio con los ojos cerrados.

Te besé la nuca

y casi no sabía.

Estoy triste, angustiado

no sé decirte nada más.

¡Oh me parece que no quieres más!

Es tan triste este momento.

Tengo miedo de que todo haya terminado.

No me dices nada más.

Estoy terriblemente solo

y abatido.

Al menos antes esperaba 

y temblaba, ignorando.

Ahora no sé

pero estoy enfermo,

muy enfermo.

¡Oh cómo me dejó solo

tu beso!

Recuerdas, niña:

"Sin una mujer a quien guardar en mi corazón,

nunca la tuve y nunca la tendré. Solo; exhausti

de inmensos deseos..."

Siento que vuelvo a ese infierno,

cuando escribí esos versos.

Pero entonces ya estaba resignado.

Ahora tengo un terrible veneno en mi sangre

y el asco del cigarrillo

que fumé para soñar contigo

me revuelve la garganta.

¿Ya no sientes nada?

Oh tu ternura

de esta tarde maldita

me devolvería la vida.

Pero no me dijiste nada más

y me parece que será así para siempre.

¡Oh no podía creer

que fuese amado!

Tener una mujer,

un cuerpo vivo, un alma,

un corazón humano pobre y divino

que soñó conmigo.

Sin embargo,, eso esperaba.

Lo esperaba a tu lado,

en los dulces besos,

en las palabras tranquilas

que mueren de ternura.

Lo que pensé en mi corazón ardiente

temblando por tu sonrisa.

Oh, si fuera un espasmo,

si pudiera gritar

todo convulso

como lo he hecho muchas veces

antes de tus besos,

pero no, es un dolor cansado,

que envenena mi sangre

con las náuseas del tabaco

y el asco

y la incertidumbre.

Volver a vivir una vida oscura ahora

estéril, cansada,

después de ese paraíso

ya no puedo, no puedo.

Necesito tenerte a mi lado

y abrazarte

y verte sonreír

y llorar y soñar

y cerrar los ojos

a tantos besos

y volver a decir palabras 

para mí solo.

¡Oh, qué náuseas, qué angustia tan horrible!

Sólo abrazado a ti

puedo seguir con vida.

Será egoísmo sin amor,

me avergonzaré,

pero te ruego que me dejes escuchar otra vez

tu hermoso amor,

hazme creer de nuevo,

con tu cabello desvastado

con tus bajos párpados oscuros

como violetas marchitas,

que no soy un mendigo en la vida

rechazado por todos.

Hazme olvidar eso

en tus besos divinos.

Oh niña si supieras lo mucho que sufrí

cuando no me dijiste nada esta noche.


[noche del 30 de agosto de 1927]


Cesare Pavese, Santo Stefano Belbo, 1908- Turín, 1950

De Poesía completa, traducción de Jorge Aulicino, Barnacle, Buenos Aires, 2025


Ti son caduto accanto

Tu stavi muta colle ciglia chiuse. Ti baciavo la nuca e quasi non sapevo. Sono triste, angosciato, più nulla ti so dire. Oh mi pare che tu non voglia più! E’ tanto triste adesso quell’istante. Ho paura che tutto sia finito. Non mi dici più nulla. Sono solo terribilmente solo e avvilito. Prima almeno speravo e trepidavo ignaro. Ora non so, ma sto male tanto male. Oh come mi ha lasciato solo il tuo bacio! Tu ricordi, bambina: «Senza una donna da serrarmi al cuore mai l'ebbi e mai l'avrò. Solo; stremato da desideri immensi...» Mi par di ritornare in quell’inferno quando scrivevo quei versi. Ma allora ero già tanto rassegnato. Ora ho nel sangue un veleno terribile e il disgusto del fumo che ho respirato per sognare di te mi rivolta la gola. Tu non senti più nulla? Oh una tua tenerezza in questa sera maledetta mi ridarebbe la vita. Ma tu non mi hai detto più nulla e mi pare vorrai così per sempre. Oh non potevo crederlo di essere amato! Di avere una donna, un corpo vivo, un’anima, un povero e divino cuore umano che sognasse di me. Eppure l’ho sperato, accanto a te l’ho sperato, nei baci dolci, nelle parole sommesse moribonde di tenerezza. L’ho ripensato nel cuore ardente trepidante di un tuo sorriso. Oh se fosse uno spasimo, se potessi urlare tutto sconvolto come ho fatto tante volte prima dei tuoi baci, ma no, è una sofferenza atroce ma stanca, che mi avvelena il sangue con la nausea del fumo e il ribrezzo e l’incertezza. Tornare adesso a far la vita buia sterile, stanca, dopo tutto quel paradiso non posso più non posso. Ho bisogno di averti d’accanto e di stringerti a me e vederti sorridere e piangere e sognare e socchiudere gli occhi a tanti baci e ridirmi parole per me solo per me solo. Oh che nausea che angoscia orribile! Solo più stretto a te posso reggere in vita. Sarà egoismo senz’amore, me ne vergognerò anche, ma ti supplico fammi ancora sentire il tuo amore bello, fammi credere ancora coi tuoi capelli devastati, colle tue palpebre scure abbassate come viole appassite, che io nella vita non sono un mendicante rifiutato da tutti. Fammi dimenticare questo nei tuoi baci divini. Oh bambina se tu sapessi quanto ho sofferto quando stasera non mi hai detto nulla.

viernes, agosto 22, 2025

Jonio González. soneto

 


llamaría distinto al pasado

no desde la tiranía de la mañana.


Sin vacilar ante los labios

oscuros de la muerte


te daría un nombre

del más áspero sentido


hocico erizado

de ansia y de pasión


astro infinito

que siempre recomienza.


Jonio González, Buenos Aires, 1954, reside en Barcelona

de Muro de máscaras, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1987

jueves, agosto 21, 2025

Irene Gruss. Poema I

 



I

Le hablo a la pared.

Hay quien escribe poemas

en un muro y luego se despide, tira

la carbonilla a un lado.

Lo mío es hablarle siempre a la pared,

antes de que la derrumbe un fuego

o el tiempo simple.


Ah, ilusa,

empecinada en atender lo que calla,

lo que dice.


Irene Gruss, Buenos Aires, 1950-2018

De La pared, Editorial Nudista, Cosquín, 2012

miércoles, agosto 20, 2025

Raúl Gustavo Aguirre. La novelita rosa



 La novelita rosa

Extrañamente, te extrañaba,

en la ciudad indiferente,

en el frío y la lluvia que antes eran

pretextos fabulosos.


Había mucha gente, pero nadie

con quien hablar, que comprendiera nada.

Había mucha gente en la calle desierta

y yo qué sé: silbaba,

te daba besos, te seguía,

incapaz de vivir sin la novela,

la novelista rosa de mi amor

que yo me escribo y yo me vendo.


1979


Raúl Gustavo Aguirre, Buenos Aires 1927- Olivos 1983

De La estrella fugaz, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1984

lunes, agosto 18, 2025

María Teresa Andrueto. I. Hablamos de Ayer


 I

hablamos de Ayer,

                             de tu rincón

del Ubajay con sisiríes y garzas


(en el arrozal/una garza

una garza sola/ una garza)


tenías en otro tiempo un corderito,

y se lo llevó el río

             (¿o aquella casita blanca?


Ahora

                 ni el grito de los teros

                 ni sus pequeñas alas


estoy preparando la huida, decís,

y yo no sé hacia dónde iremos

con el cuerpo o la cabeza

esta mañana


Levantamos los vasos,

                  la jarra

                  entorna al agua

pero qué celebrar

por el televisor pasa el entierro

de Arafat

              Abu Ammar

                     Abu Ammar

pasa el entierro de Arafat


 (si la mecedora fuera un ala

          si el ala fuera una flor)


              si la mecedora fuera

un ala, prepararíamos la huida

para dos.


María Teresa Andruetto,

de Poesía Reunida, 'Hoy', Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2019

Mercedes Álvarez. Un mantel que cae

 



Un mantel que cae

del balcón a una rama puede considerarse

una pequeña tragedia cotidiana.

Cada cosa tiene su historia, cada objeto es

un símbolo, un modo de seguir

hablando con los muertos.

El mantel, por ejemplo, perteneció a mi abuela,

y era difícil hablar con ella. Probablemente dejé de hacerlo

incluso antes de que muriera.

Pero las cosa agitan las sensaciones

¿quién bordó la flor, el punto, la decoración tan perfecta?

Mi abuela cantaba

una vieja canción española que yo aun canto, en ratos

   de aburrimiento, o mientras hago 

otra cosa.

De modo que todavía hablamos, ¿no?

mientras el mantel sigue incrustado

en esa rama de la que no cae.

Pasarán día y lluvias, pasarán palomas y vientos

pasará la humedad, como la que infecta la pared,

-otra pequeña tragedia cotidiana-

la muerte de la albahaca en la maceta. Son símbolos

pero las interpretaciones las ponemos nosotros

cosiéndoles casi siempre

ribetes sentimentales en los bordes.

Bueno, no he dejado de contar con los muertos

es una vieja costumbre

aunque nada comparado

al calor de los vivos.


Mercedes Álvarez, Tandil, 1979

de La naturaleza detrás de la maceta, Liliputienses, España, 2022

domingo, agosto 17, 2025

Edgar Bayley. Date prisa


Date prisa

que esta lluvia que viene hace mil lluvias

y cae triste quebranto en tu costado

cae vana puñalada en tus dos nombres

húmeda pared de infancia abierta

dios que me crecía poco a poco

no te olvides entonces del encargue

traenos algo un saxofón una memoria

una forma de esperar a mis hermanos

una luz un rumbo un llanto cierto

un silencio una pestaña un leve día

un espejo maduro la libreta

date prisa no vayas a olvidarte

habla -tú que puedes- por nosotros

ven a ayudarnos a cambiarlo todo

hasta las ganas de morir las noches

y transformar el horror en mediodía


Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990

de Antología Poética, Selección y prólogo de Jorge Aulicino, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2015

sábado, agosto 16, 2025

Alicia Waisman. Suite francesa. Selección


 II

Emma recorre

la textura del antebrazo de Rodolfo.


Sus dedos finos y blancos

palpan/ huelen /rozan/acarician

poesía

donde no la hay.


V

“El mayor acelerador de partículas del mundo, el LHC del CERN, anunció haber descubierto una categoría de partículas los pentacuarks, de cuya existencia se sospechaba pero nunca había sido demostrada por los científicos” - Página 12 – 15 de julio de 2015

Sin embargo, no hubo descubrimiento que meciera su deseo.

La voz de Emma fue envenenada. Caminó sola.

Y toda su dulzura quedó escondida entre los pliegues de los pentacuarks

en la sombra.


Alicia Waisman, Buenos Aires, s/d

de Suite Francesa, 1857-1968, Barnacle, Buenos Aires, 2024

viernes, agosto 15, 2025

Verónica Zondek, Geografía

 

geografía

 

Avista un ave que le indica el camino.

Lo sobrevuela una bandada de loros facundos.

Su huella avanza por una ruta apenas signada.

Su mirada es arriba en la cuenca de un lago.

El desagüe es municipal y lo habitantes son dispersos.

Los volcanes no se guiñan un ojo.

Los volcanes no se activan.

Impertérritos

esperan el momento preciso.

 

En Valle Silencio se impone una geografía.

 

El hombre

este hombre que vaga

 

acata y

calla.

Verónica Zondek, Santiago de Chile, 1953

De El libro de los valles, LOM Ediciones, Santiago de Chile, 2003

jueves, agosto 14, 2025

Daniel Freidemberg. Poema IV

 

IV


Me he visto subido al rodar de las palabras,
me he visto subido a las palabras, su speed,
afuera y adentro me he visto, y el alma
otra palabra era, era otra palabra y colgaba
de algo, no sé, como el ruido del tránsito.

Me he visto en el tránsito
(“soy”, me dije, “en el tránsito”).

Me he visto afuera del tránsito y del alma
“¿o no será eso”, me dije, como 
                                  quien se hunde, “el alma?”
Me he visto colgado de esa palabra, “el alma”,
como una música de estar adentro y no.

Y la desidia inmutable del asfalto he visto 
sobre las contradicciones 
                                      de la materia reinar.

Daniel Freidemberg, Resistencia, 1945
de Esa materia que se fuga, Barnacle, Buenos Aires, 2023

miércoles, agosto 13, 2025

Pancho Muñoz. Pascua porteña y otros poemas



Pascua porteña

  Podrá hoy, abril de 2016, Zappa tocar
"Watermelon in Easter Hay", grabado en vivo en el 88,
con los huesos que le queden de sus manos -a esta altura-
o cenizas que brillen o algo parecido;

podrá hacerlo, es decir

podrá tocar
de nuevo y como aquella vez.


Goya a perpetuidad

La fatalidad no es buena herencia, pero es algo.

Usted pinta el paisaje que anticipa y sospecha, y esa es su guerra
y mi medalla.


Todo

  Todo ocurre de
noche; la
perspectiva y las
estrellas y las
sombras dándole forma
a todo lo que ocurre
en la noche clavada y su
campo iluminado de venganza.

Todo lo que necesito
es un poco más de tiempo,
involcable como la vida.

Tiempo, tiempo, tiempo...
Se mueve para acá...
     se mueve para allá...

y no sale de la noche.

Francisco "Pancho" Muñoz, Buenos Aires, 1945 

De Huella de perro en el cemento fresco. Poemas (2016-2019), Milena Caserola, Buenos Aires, 2019


martes, agosto 12, 2025

Alberto Cisnero, Poema 1 y otros

  



1-

 

Por todas partes crecen flores y matas.

desprovistas de un propósito aleve

requieren de la oscuridad, cobran forma

entre el olor a humareda del carbón

y las noticias viejas repetidas: violencia

policíaca, subsidios de desempleo (literario).

y se parecen tanto a la música que solían tocar

en los burdeles durante noches todavía

artificialmente iluminadas en algún recoveco

de nuestros cerebros. sólo otro ruido

distante y ajeno que el viento trae

y se lleva para siempre.


8-

¿Qué alegan, hechos mierda, en retirada,

bajo la errática luz del candil: un antiguo

amor, una lata de salsa de tomate vacía

y pisoteada, un subsidio municipal, respirar

(todo lo cercano se aleja), valor o congoja

para cuando reciten otra épica de pleimóbiles,

denodadas exégesis en suplementos literarios?

¿ya lo practicaron en sueños? ¿ya hicieron

un mapa en la cancha? cof, cof.


23-

Se imaginaban en un coche estacionado

a kilómetros de distancia, frente a un teléfono

público. en otra ciudad. hasta lear tuvo a su tonto

y a su bufón. esperaban a que las luces se volviesen

pequeñas y duras en el espejo retrovisor. para tener

algo que recordar. allá afuera, en algún lugar,

el tiempo comenzó a correr, allá afuera

en algún lugar del fondo inmóvil de la noche,

alejándose de los diversos colores de las estaciones

y de los días (agreguemos silencio, cráteres y rocas

sobre aquellas cabezas).

 

Alberto Cisnero, La Matanza, provincia de Buenos Aires, Argentina, 1975

De rayos negros, Barnacle, Buenos Aires, 2024

lunes, agosto 11, 2025

Ignacio Di Tullio, Él también trabaja a golpe de sol

 


Él también trabaja a golpe de sol.

Boca arriba, en un rincón del patio

traza un ángulo con las medianeras

y a ojo corta un vértice del cuadro.

Le gustaría poder enmarcar todo el cielo

pero sus  herramientas  le permiten recortar

solo una escuadra, un fragmento.

Miren al inmigrante

recostado en el banco de cemento

como esos animales que se camuflan

para escapar de sus predadores

pasa el resto del día preguntándose

cómo hacer para formar parte del paisaje.

 

Ignacio Di Tullio, Villa Adelina, Buenos Aires,1982, 

De Famiglia,  Fragmento ‘Del cielo’, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2024, Segunda edición

domingo, agosto 10, 2025

Miguel Gaya. Segunda parte. Poema II




 Segunda parte . Poema II

 

Caminamos a la orilla de nuestra mente, un lugar al que llegan pensamientos rotos,

y dejan en la arena restos de algo enorme, ya perdido, y unos caracoles como orejas,

y algas entre muertas y vivas, enroscadas en los hoyos de la playa. La mente se ha ausentado

 

hace tiempo, y nadie tiene noticias de ella. Nadie sabe muy bien adónde se ha ido,

si ha logrado olvidarnos esta vez, o si puede volver, luminosa y altiva.

Caminamos por campos neblinosos, repletos de charcos y ahí está la mente, ahí respira.

 

No la vemos, no la escuchamos, por más que un susurro monocorde, autómata, nos sobrecoge

mientras caminamos, quizás en círculos, quizás alejándonos de ella, de su centro.

Hay algo más allá de cuanto miramos, algo que se eleva y se desploma, y que nos habla.

 

***

Quisiéramos un lugar quieto para todo, un lugar que conservara la conversación

que sostenemos con el mundo. Pero el mundo resulta esquivo, nuestra mente

casi ajena en su soliloquio, y todo fluye hacia el ruido de la aniquilación.

 

Al caminar hacia la intemperie intuimos un lugar de ruinas, un pasado

donde algo estuvo antes, no construido sino eterno, y así nos perdemos

en cierta neblina, donde nadie ha estado ni ha hecho pie.

 

Es curiosa esta pretensión de inmovilidad, cuando somos

quienes más nos movemos, inquietos por la hora que se avecina,

y sin saber qué trae la hora, que trae después de ella, qué vacío.

 

***

Acaso lo más extraño de este lugar sea que haya existido una vez,

que haya guardado calor y textura, y un sentido para quien lo vio

levantarse en el aire como un sol benigno. Ahora dudamos

 

de nuestros recuerdos, si alguna vez los tuvimos, o fueron nuestros.

Una cadencia como de música perdida nos ronda, una definición

arcaica y sin aplicación a cualquier fenómeno que recordemos.

 

Porque eso somos, un viejo chiste que se frena y recomienza sin solución

alguna. Una referencia a algo que extraviamos y no sabemos dónde ni

en qué nos afecta su pérdida, pero por ella estamos acá, y perduramos.


 Miguel Gaya, Ayacucho, 1953

de Tríptico de la Memoria Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2022

Seleccionado por Jorge Aulicino

sábado, agosto 09, 2025

Gerardo Lewin. No me gusta el proceso


No me gusta el proceso

ni mucho tampoco el resultado.

Esta desazón demorada
de las primeras palabras
que se abren paso a golpes.
Uf... Prefiero evitarlo.

Sí, cómo no: también a mí me surgen
grandes frases mientras camino,
bellas ideas antes de babear la almohada,
primeros premios,
invitación a festivales.

Lean en mis cuadernos,
en la memoria irrecuperable del celular,
en la servilletita de papel
que fue a parar al lavarropas:
todo lo legaré para mejor provecho
de las generaciones por venir, más diligentes.

Y esto de sentarse a consumir
al menos un café,
en attendant...

Viene. No viene.

Agoreros visionarios profetizan
inteligencias sorprendentes y capaces
de componer sofisticados versos.
Desgarradores, místicos.
Ya no veo la hora de que salgan al mercado
para acabar de una vez con tanto incordio.

Amigos, compatriotas, camaradas...



Gerardo Lewin, Buenos Aires, 1955
Inédito
Imagen de Fernando Botero

viernes, agosto 08, 2025

Silvia Camerotto. Fantasías


 Fantasías

 

Todo se convierte en tragedia.

A ella le preocupa que no se cambió las medias

y la van a internar.

A mí me preocupa que se muera:

Sin error ni ejercicio ni entrenamiento.

Hechos cotidianos.

Levantarse, hacer pis, lavarse los dientes…

Tomar café mientras otros paren un hijo,

o se drogan para enfrentar el día y se bañan

y se visten y se suben al colectivo.

Infelicidad y felicidad caminan una al lado de la otra.

Tener una familia,

envejecer con alguien.

La realidad son ángulos,

casas cuadradas,

orificios por donde se escapa la esperanza.

¡Que no perdamos la fe!

Como Eliot, me pregunto si la estoicidad da entidad al poeta.

Somos la civilización de la rotura.

Tom-toms,

Pedazos en el piso.

La lateralidad de los cuerpos

que arrastra esta visión temporal,

separada de mí.

Té verde. Animal print. Jóvenes que vuelven de la luna

Una larga hilera de mujeres vestidas de blanco.

Drum duel.

Otra vez pedazos en el piso.

Medio lastimados, no vemos lo mismo.

Algunas cosas vuelven con la precisión

de los fenómenos naturales y

el instinto separa lo indispensable de lo que no lo es.

¿Cuál es tu cuco? ¿Cuál es el mío?

Al alba canciones ruidosas.

La lógica cae como relámpago.

La lógica que pierdo,

la noria y el puente.

Al alba canciones ruidosas

entre el gato, el ventilador y yo.

 

Fui a buscar el fuentón el martes,

pero el martes llovía.

Pensé en el peso del agua,

en el enchastre de los muertos.

Pensé más de lo necesario.

El tiempo apura.

Al fuentón se lo tragó la tierra.

 

Ahora solo hay golpes en la casa.

Caídas.

Gente que lleva muebles.

Rastros diminutos de la mutación del espacio

que habitará un extraño

que no soy yo.


Silvia Camerotto, Buenos Aires, 1959

Inédito

jueves, agosto 07, 2025

Eduardo Aibineder. Nada es suave



 NADA ES SUAVE

para el que cae

ni el idílico poema

del principio

ni la arena, ni el agua

o la mullida piel del conejo.

Nada es suave:

El poema del principio puja

contra el poema del fin;

todos los días un duelo.

A su vez,

el mundo dividido

entre los que acompañan

al poema del fin

hasta sus últimas consecuencias

y los que no

(en esto, como en todo,

hay volátiles propósitos opuestos).

Quien interminablemente cae

día a día manipula

los resultados

en favor del poema del fin.

Nada es suave para el que cae:

el poema del fin

exige ser leído

con un desplome óptico.


Eduardo Aibinder, Buenos Aires, 1968

de Quién es quién, en 'La orden que vino de arriba', Bajo la Luna, Buenos Aires, 2025

 

miércoles, agosto 06, 2025

Eduardo Mileo. Tinta china




 Silencio de acuario.

Algo está por suceder.

No se vislumbra aún.

No tiene forma.

Pero late. Obliga

a esforzar el oído.


No tiene forma

pero se asoma

la muy tenue

claridad de un sonido

que todavía no se escucha.


Un agua elemental

un vidrio vivo

en el silencio.

Acuario donde unos

peces mudos

se agitan.


Algo está por suceder.

Apenas late y

todavía

no tiene forma.

Pero el susurro

de su pequeño corazón

obliga

a esforzar el oído.


Eduardo Mileo, Buenos Aires, 1953

de Blanco Móvil, Ediciones en Danza,  Buenos Aires, 2024

martes, agosto 05, 2025

Marina Serrano. Poema de Simonías.



 Y entonces el modelo (typos) de la gran generación de

Adán será exaltado, porque es anterior al cielo, la tierra

y los ángeles.

EVANGELIO DE JUDAS


ESTRUCTURA sostenida por la fe

de sus elementos, ni buenos, ni malos,

elementos en el interior no visible, elementos

complejos incluidos en otros que los trascienden.

La medida de la fortaleza es el punto más débil


y la estructura sostenida por la fe

y la piedra angular

son una misma piedra en otro sitio, la clave

es la cuña, y a veces, las piedras atraviesan

el muro, el interior y el exterior

de lo que antes no existía

ni dentro ni fuera.


La piedra que descartaron,

sustancia mineral sólida e incomburente,

poco maleable e insoluble en agua,

es espejo

en que las demás

piedras encastradas, se miran mientras soportan

la compresión. El hierro

es necesario para otras tensiones

y esfuerzos de corte.

A cada quien lo suyo.


Marina Serrano, Quequén, 1973

de La única cosa necesaria, Colección Fénix, dirigida por Pablo Anadón. Ediciones del Capítulo, 2012

Imagen: página 33 del códice Tchacos

lunes, agosto 04, 2025

Javier Cófreces. Viajera



 Viajera

No te vayas más

así comienza

este lamento

que te regresa

de todos lados


No te vayas más

es la súplica

de los días pesados

por la humedad

de la primavera sin vos


La suerte está

en manos de la ausencia

Ya llega el verano

pero nada empieza

sin que vuelvas


Sólo este lamento

que te regresa

de todos lados.

(1993)


Javier Cófreces, Buenos Aires, 1957

De Antología personal, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2023

Imagen César Ayllón

sábado, agosto 02, 2025

Miguel Gaya. Poema

 



1

De todas las cosas del mundo

prefiero el mundo.

De todas las cosas posibles,

prefiero las cosas.

Hay en mi un apego ramplón a lo que existe

que elimina toda prevención en el mirar, se desguarece

frente al universo que se extiende impávido ante mí

y más frío

que el frío de las estrellas

cuando mueren y caen

sobre mi cabeza, incesantes,

polvo cósmico al que saludan mis huesos

como a viejos conocidos

como a miembros de la familia que vuelven fatigados

junto al fuego

y se persignan antes de comer.


Es posible, finalmente, que hable solo,

que no reciba visitas, ni los rayos 

de las luces de las estrellas me atraviesen el pecho

bajo la bóveda celeste.

Yo sin embargo los saludo y, la verdad, los aguardo,

pero como si fueran,

como si el universo fuera,

apenas la pátina aceitosa y leve

de un lago oscuro

escondido en  un bosque 

donde brilla la luna y, apenas,

las estrellas fugaces.


Miguel Gaya, Ayacucho, 1953

Imagen: Joan Miró






viernes, agosto 01, 2025

Darío Rojo. Cuando el alférez se acercó al recipiente




 Cuando el alférez se acercó al recipiente


los plumíferos se desparramaron

por el suelo como si cada uno de ellos

tuviera un propósito distinto.

La oscuridad no acompañará su desvelo,

pero los instrumentos indicaban

lo que diría en unos años si su voz siguiera

vinculada a una máquina de humanidad,

esas que cuando uno sube a un árbol

encienden el miedo a caer.

La pared carcomida del ánimo anuncia su retiro

y posterior reubicamiento en una cartuja

envenenada de silencio.

Es simple, dijo, como parte de la naturaleza

ilustré la imagen teórica 

de un sentimiento negativo en plena mutación,

luego fui un barco

en que no dejaban de pulular las gaviotas

en busca de sustento,

ahora soy un mejillón aferrado a una roca,

estoy vivo aunque a simple vista nada lo indique. 


Darío Rojo, Castex, La Pampa, 1964

De Clasificadores de objetos planos en 'La isla decepción', Buenos Aires, 2025

Imagen Marcela Corti