Espera
He de darte las manos,
espera, todavía
está llena la tierra
del murmullo del día.
La bóveda celeste no
deja ver ninguna
de sus estrellas...
duerme en los cielos la luna.
He de darte las manos,
pero aguarda, que ahora
todo piensa y trabaja
-la vida es previsora-
Pero el corazón mío se
esconde solitario,
desconsolado y triste
por el bullicio diario.
Hace falta que todo lo
que se mueve cobre
una vaga pereza, que el
esfuerzo zozobre,
que caiga sobre el
mundo un tranquilo descanso,
un medio todo dulce,
consolador y manso.
Espera... dulcemente,
balsámica de calma,
se llegará la noche, yo
te daré las manos,
pero ahora lo impiden
esos ruidos mundanos;
hay luz en demasía, no
puedo verte el alma.
De Irremediablemente, 1919
***
Tanta
dulzura…
Tanta dulzura alcánzame
tu mano
que pienso si las
frutas te engendraron,
si abejas con su miel
te amamantaron
y si eres nieto excelso
del verano.
Tanta dulzura no es de
rango humano:
los dioses tus pañales
perfumaron,
sobre tu sangre roja
destilaron
ojos de niños, lasitud
de llano.
Tanta dulzura, que
cayendo al alma
mueve esperanzas, le
procura calma
y todo anhelo de virtud
corona.
Tanta dulzura, para
bien sentida,
que digo al mal que me
consume: olvida.
y al fuerte daño que me
dan: perdona.
De Irremediablemente, 1919
***
Tentación
Afuera llueve; cae
pesadamente el agua
que las gentes esquivan
bajo abierto paraguas.
Al verlos enfilados se
acaba mi sosiego,
me pesan las paredes y
me seduce el riego
sobre la espalda libre.
Mi antecesor, el hombre
que habitaba cavernas
desprovisto de nombre,
se ha venido esta noche
a tentarme sin duda,
porque, casta y
desnuda,
me iría por los campos
bajo la lluvia fina,
la cabellera alada como
una golondrina.
De El dulce daño, 1918
Alfonsina
Storni, Sala Capriasca, 1892- Mardel Plata, 1938
En
Alfonsina Storni, Poesía, Ensayo,
Periodismo, Teatro, Tomo I, Losada, Buenos Aires, 1999