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Despedirse de tanta, tanta cosa
que me tuvo tan larga compañía
y al fin y al cabo es lo que más
valía,
viéndolo bien, ¿no es cosa
dolorosa?
Porque yo escribo este soneto y
siento
que divido mi vida en dos
mitades:
una es de nube, se la lleva el
viento,
y otra es de tierra, toda
realidades.
Yo me pregunto si tendré la
fuerza
de olvidar tanto si que al fin
se tuerza
la ilusión que es preciso me
mantenga.
Y de veras no sé, no sé qué
hacer...
Acaso nada, no sentir, no ver,
y dejarse llevar por lo que
venga.
Enrique Banchs, Buenos Aires, 1888-1968
de La urna, 1911
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