domingo, abril 27, 2014

macky corbalán. la danza


La danza

1
Una danza el amor, en la que cambia
la coreografía a cada paso. No hay certezas
con los años, las figuras se aprenden
en la práctica, aunque nunca han variado.
No es preciso entender, solo copiar
la regularidad de su dibujo, hacer
lo que todos: mantenerse en movimiento.

2
Y la música. Se escucha y no,
como cuando se dice sí,
con la cabeza y con furia se piensa
otra cosa. Y sentimos el asesinato
escocer los dedos.

3
A veces, la danza se interrumpe. Puede
hacerlo un instante o más, pero siempre
parecerá una vida.

de El acuerdo, La Mondonga Dark, 2012

**
La mordedura

Anda, en apariencia,
indemne. No advierte
aún el rastro de sangre,
la herida ni el sigilo del paso
tras de ella.

**
La llave

La miro con detenimiento,
con fruición. Es diferente: brilla
con luz y oscuridad, su forma
quiso parecer un corazón
pero quedó a la mitad.

Sonríe y mira.

«La llave de mi corazón» decís al
ponerla sobre mi mano,
y vuelvo a mirarla por si fuera cierto,
como si sólo debiera
elegir el momento, el modo de la entrada.

Creer en las palabras, en el
latir que las empuja hasta la dicción,
que lo que dicen es cierto,
de alguna manera.
Creer en lo que se ve, en lo que el cuerpo
recibe, agradecido, y que el sudor deja
más que sal piel adentro.

Antes que la religión, el amor
es materia de fe.

De  Como mil flores, Hipólita Ediciones, 2007

Macky Corbalán, Cutral-Có, 1963
imagen de Alfred Weissenegger©, Landscapes, en Uno de los Nuestros

jueves, abril 24, 2014

rosabetty muñóz. el río de la noche


El río de la noche…

El río de la noche es otro
atravesado y solo en la ciudad que duerme.
Le gusta que le lleve naranjas y poemas
que no le tema y le tema
arrullándome con alemanes hermosos
que miraban el cielo para construir su casa
y hombres tristes que se perdieron tierra adentro.
“La vida les debe lo innombrable”
y me abre los brazos oscuros.
“Podrías dormirte dulcemente”.
Me habla como a una amapola
que tiembla en el viento.

Pero amanece y no es el mismo.
El río de la noche no me reconoce
entre todas las muchachas
que cruzan el puente.

De En lugar de morir, 1986


Deseo

El deseo es un barco poderoso
arriando anclas y cadenas
en medio de la noche.

Estallando con el estrépito
                de las posibilidades.
Bajo el silencio crispado
el ansia apenas perceptible.

Es también, el despliegue de luces
en las islas de canales tan angostos
donde un barco, más que navegar,
                                      acaricia.

De Baile de señoritas, 1994

Miniatura

Me veo de espaldas a los postes
que sostienen el muelle.
Como las doncellas de estampas infantiles
que esperaban la embestida del toro
rezando iluminadas.

Así me veo.

No estoy de blanco. Ni arrebolada
por el amor eterno:
firmes las piernas sobre la arena
mi palpitar se acompasa en el rugido
de ese mar
que habrá de descuajarme.  

Inédito

Rosabetty Muñoz, Ancud, Chile, 1960

Imagen de Lizette Abraham en Uno de los nuestros

sábado, abril 19, 2014

césar vallejo. cuatro conciencias



Cuatro conciencias

¡Cuatro conciencias
simultáneas enrédanse en la mía!
¡Si vierais cómo ese movimiento
apenas cabe ahora en mi conciencia!
¡Es aplastante! Dentro de una bóveda
pueden muy bien
adosarse, ya internas o ya externas,
segundas bóvedas, mas nunca cuartas;
mejor dicho, sí,
mas siempre y, a lo sumo, cual segundas.
No puedo concebirlo; es aplastante.
Vosotros mismos a quienes inicio en la noción
de estas cuatro conciencias simultáneas,
enredadas en una sola, apenas os tenéis
de pie ante mi cuadrúpedo intensivo.
¡Y yo, ante le entrevisto (Estoy seguro)!

César Vallejo, Santiago de Chuco, 1892- París, 1938
en César Vallejo. Poemas Humanos, Editorial Losada S.A., Buenos Aires, 1961
imagen de Ty Hyden, en Ty Hyden Graphic Design

viernes, abril 18, 2014

emily dickinson. es la dicha tal abismo...


CXXXV

¿Es la dicha tal Abismo
por lo tanto no debo
dar un paso en falso
por temor a arruinar los zapatos?

Prefiero acomodar mis pies
a cuidar mis zapatos—
porque comprar otro Par
se puede
en cualquier tienda—

Pero la dicha se entrega solo una vez.
Perdida la Patente
nadie podrá comprarla nunca más—
Entonces, pies, decidan la cuestión—
¿debe cruzar la señorita, o no?
¡Pronúnciense, Zapatos!


Emily Dickinson, Amherst, Massachusetts, 1830-1886
en The Poems of Emily Dickinson, editado por R. W. Franklin, Harvard University Press, 1999
Versión © Silvia Camerotto
imagen de ©  Jacqui Faye en Red Shoes Dailies

CXXXV

Is Bliss then, such Abyss,
I must not put my foot amiss
For fear I spoil my shoe?

I'd rather suit my foot
Than save my Boot —
For yet to buy another Pair
Is possible,
At any store —

But Bliss, is sold just once.
The Patent lost
None buy it any more —
Say, Foot, decide the point —
The Lady cross, or not?
Verdict for Boot!

miércoles, abril 16, 2014

stephen spender. el trance




El Trance

A veces, separados al dormir, de improviso,
te alejas de mis brazos, sola,
hacia el caos de tu trance individual.
Mis ojos miran a través de tu frente, a través del hueso,
y  veo dónde al dormir la angustia dividió
su camino, que se nota: en tus labios
y que en tus manos y en tu sueño se pierde.

Nerviosa, te das vuelta y empujas
esas palabras tímidas contra mi oído
qué retumban en mi corazón como piedras.
‘Piedad’, ruegas, después ‘¿Quién es capaz de consagrar?’
preguntas . ‘Me persigue el Tiempo’, te lamentas.

Observo  ese precipicio de miedo
donde caminas, desnuda en desnuda angustia.
Comprometidos a ese cuidado profundo 
debajo del estado salvaje de nuestra carne
y  temblando el terror de nuestro sueño,
donde la agonía sin máscara es permitida.

Nuestros cuerpos, despojados de ropas que simulan,
y nuestras almas, despojadas del tejido de la belleza,
sus encantos burlados, encuentran su verdadero yo.
Este trance puro es el oráculo
que no habla otro idioma que el del corazón.

Nuestro ángel se encuentra con nuestro demonio,
en la atroz oscuridad no se separan
sino que cada uno perdona y da la bienvenida,
y sus mutuos temores son sanados
en el milagro de nuestra unión.

Stephen Spender, Kensington, 1909- City of Westminster, 1995
Versión © Silvia Camerotto
imagen de Winston Chmielinski, en athenna

The Trance

Sometimes, apart in sleep, by chance,
You fall out of my arms, alone,
Into the chaos of your separate trance.
My eyes gaze through your forehead, through the bone,
And see where in your sleep distress has torn
Its path, which on your lips is shown
And on your hands and in your dream forlorn.

Restless, you turn to me and press
Those timid words against my ear
Which thunder at my heart like stones.
'Mercy,' you plead, then 'Who can bless?'
You ask. 'I am pursued by Time,' you moan.

I watch that precipice of fear
You tread, naked in naked distress.
To that deep care we are committed
Beneath the wildness of our flesh
And shuddering horror of our dream,
Where unmasked agony is permitted.

Our bodies, stripped of clothes that seem,
And our souls, stripped of beauty's mesh,
Meet their true selves, their charms outwitted.
This pure trance is the oracle
That speaks no language but the heart.

Our angel with our devil meets
In the atrocious dark nor do they part
But each forgives and greets,
And their mutual terrors heal
Within our married miracle. 

lunes, abril 14, 2014

emily dickinson. cuando cuento las semillas


40

Cuando cuento las semillas
sembradas debajo,
floreciendo así, tarde o temprano—

Cuando estudio a la gente
cayendo tan bajo
llegando  tan alto—

Cuando sé que los mortales
no verán el  jardín—
eligiendo sus flores por la fe
y evitando su Abeja,
puedo prescindir del verano, con ganas.

Emily Dickinson, Amherst, Massachusetts, 1830-1886
en The Poems of Emily Dickinson, editado por R. W. Franklin, Harvard University Press, 1999
Versión © Silvia Camerotto
imagen de John Kirk en Victoriana

40

When I count the seeds
That are sown beneath,
To bloom so, bye and bye—

When I con the people
Lain so low,
To be received as high—

When I believe the garden
Mortal shall not see—
Pick by faith its blossom
And avoid its Bee,
I can spare this summer, unreluctantly. 


domingo, abril 13, 2014

william blake. un sueño


Un sueño

Hace tiempo un sueño tejió tal sombra
sobre mi cama protegida por  un ángel,
que una hormiga se perdió
en la hierba donde yo creía estar.

Confundida, desorientada  y desolada,
oscura, ignorante, agobiada,
entre toda la maraña se movía,
desconsolada  la escuché decir:

“¡Oh, hijos míos! ¿Se lamentan?
¿Oyen  cómo suspira su padre?
Ya  miran más allá para comprender,
ya regresan y lloran por mí.”

Compasivo, derramé una lágrima:
pero cerca vi una luciérnaga,
que respondió: “¿Qué humano lamento
llama al guardián de la noche?

Estoy decidido a iluminar la tierra,
mientras el escarabajo hace su ronda:
sigue ahora el zumbido del escarabajo;
pequeña vagabunda, ve corriendo a casa.”

William Blake, Londres 1757-1827
de William Blake, Selected Poems, The Penguin Poetry Library, London, 1988
Versión © Silvia Camerotto
imagen de William Blake

A Dream

Once a dream did weave a shade
O'er my angel-guarded bed,
That an emmet lost its way
Where on grass methought I lay.

Troubled, wildered, and forlorn,
Dark, benighted, travel-worn,
Over many a tangle spray,
All heart-broke, I heard her say:

'Oh my children! do they cry,
Do they hear their father sigh?
Now they look abroad to see,
Now return and weep for me.'

Pitying, I dropped a tear:
But I saw a glow-worm near,
Who replied, 'What wailing wight
Calls the watchman of the night?

I am set to light the ground,
While the beetle goes his round:
Follow now the beetle's hum;
Little wanderer, hie thee home!' 


jueves, abril 03, 2014

elizabeth azcona cranwell. de los opuestos


De los opuestos

No es el amor a veces dos seres que se aman
sino un modo del mundo
de conmover un equilibrio triste.

Expiamos el mito que nos sube a la cara
hasta volvernos ebrios de una inocencia vieja
certera desnudez de la palabra.

Porque si atravesamos el espacio
como un error que crece en el único tiempo conocido
llegaremos muy pronto al final del amor
perderemos de golpe la región dominable
llameante de existencia.

Era nuestra fanática voluntad de acercarnos
de conocerlo todo antes de amar
y merodear entonces por las grandes caídas
las bellas ceremonias
y las noches sinuosas de inventar tanto encuentro.
Hay algo de este mundo
que ha quedado en nosotros para siempre
hemos hablado un nombre tantas veces que ya no tiene peso
y mirado la mirada demente que vuelve sabio el cuerpo.

Despertar a la sed bajo unos ojos
cuando cada sentido es capaz de la lluvia
la piel podía ver las manos escuchar
la paciencia del ojo era infinita
para tocar la tierra hasta romperla.

Qué dulce aplicación, qué terquedad de ola
de nudo irreverente que no corre el gran riesgo de saberse.

Si nadie piensa nunca en domar a las flores
por qué limarlo todo someterse a la ley que no se entiende
ansiar que algunos gestos anticipen el reino
como siempre en tinieblas.

Es inútil cavar en el silencio.

Del amor concluido
sólo el lenguaje sobrevivirá.

Elizabeth Azcona Cranwell, Buenos Aires, 1933-2004
en Los mejores poemas de la poesía argentina, Corregidor, Buenos Aires, 1977
imagen de Gina Higgins, Cold like stars, en Uno de los nuestros

miércoles, abril 02, 2014

edgar bayley. el poeta recuerda un viejo amor al terminar el año



El poeta recuerda un viejo amor al terminar el año

es costumbre al terminar el año
volverse
mirar a los costados
(en otro tiempo en la casa habitaban tantas gentes
sombras
una aventura de amor fracasada)
otros encuentran que es necesario aclarar estos brindis de año nuevo
porque hay esperanzas que enunciar
mirarse brindar
por la libertad y las pequeñas gotas de lluvia
y el amor (tus ojos) y el amor (todos pero principalmente tú)
hemos viajado diciendo esperando en las cavidades del mediodía
un nuevo cántico para  todos y además en forma ligeramente
diferente nos hemos dicho cuando éramos amantes las mismas cosas
que se dicen los otros
pero ahora no se trata de un brindis
y no brindaremos por los recuerdos sino por los árboles del porvenir
para que el corazón y la estrella concurran al esfuerzo común
para que la voluntad sin demasiada violencia
como cosa ínfima
se extienda y apruebe las cosas de este mundo
para que yo (de regreso) después de haber hablado mucho
(una noche cualquiera) compruebe la fatalidad de la distancia
pero levanta de cualquier manera tu copa porque siempre
hay una palabra que todos pueden pronunciar y el río sigue
moviendo su miedo su tarde y el puñado de tersos
inviolables pájaros
este año y todos los años has amontonado errores sobre tu cabeza
y pensando crear tu vida sólo has repetido
(en otro tiempo
abríamos la puerta de mañana
y entraba el sol los sombreros arrojados al viento por los
trasnochadores de la víspera
los ecos de tus conversaciones
y tu risa
aunque hacía tanto que ya no te veíamos)
como en otro tiempo
sin cuadrantes ni altura he llegado muchas noches este año
ahora ya puedo recordarla suelto
como una fragilidad silenciosa
en este día en esta hora
a otras tierras entregará sus manos
sus ojo han conocido otros combates más cerca de la piedad o del todo
pero ahora se trata de un brindis
del año que comienza indiferente a su memoria o tus deseos

Edgar Bayley, Buenos Aires, 1919-1990
en Los mejores poemas de la poesía argentina, Corregidor, Buenos Aires, 1977
imagen de Gina Higgins, Love is blindness, en Uno de los nuestros