viernes, enero 31, 2014

francisco de quevedo. 472. un amor constante más allá de la muerte



472. Un amor constante más allá de la muerte

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora, a su afán ansioso lisonjera;

Mas no de esotra parte en la ribera
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.

Alma, a quien todo un Dios prisión ha sido,
Venas, que humor a tanto fuego han dado,
Médulas, que han gloriosamente ardido,

Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.


Francisco de Quevedo, Madrid, 1580 — Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 1645
en Francisco de Quevedo, Obra poética I, Edición de José Manuel Blecua, Editorial Castalia, Madrid, 1999
imagen de Leonora Carrington, La maja del tarot

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